jueves, 13 de octubre de 2011

Si la cosa funciona

3*


Que la suerte (que la fortuna) es un factor de importancia capital en las relaciones humanas es algo que Woody Allen ya nos había contado en la magnífica película que rodó sobre la vida de un profesor de tenis, ambicioso y sin escrúpulos, que no quiere renunciar a su forma de ser: Match Point. Por su parte, Si la cosa funciona es la cara alegre, sofisticada y amañada de esta importancia. Pero mientras en la primera película los personajes estaban constantemente al borde de la neurosis, en ésta todos los personajes persiguen y encuentran la felicidad en los márgenes (o un paso más allá) de lo que consideran moral y éticamente aceptable. Curiosamente, esta historia proviene de un antiguo guión, que fue abandonado a causa de la muerte del actor que iba a encarnar a Boris Yellnikoff y que ha sido recuperado para la causa por mediación creativa de la huelga de guionistas del 2008. Finalmente, la lección que se nos ofrece es que no hay mayor regocijo que disfrutar de cualquier relación amorosa mientras funcione, independientemente de si encaja o no con nuestras concepciones previas y provisionales de la vida y del amor. Al lado del genial protagonista (un sarcástico Larry David) nos sentimos unos iluminados y sonrientes gusanos.

2 comentarios:

  1. Bravo por Woody , una vez más!!!Nos ofrece, es cierto, como siempre un aprendizaje, no sólo sobre los hombres y sus relaciones, sino también sobre cómo sobrevivir en este insensato mundo a fuerza de cambios y variaciones adaptativas, cual gusanos en su medio.

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  2. querida barbara.sociales: efectivamente, se trata de aprender y de cambiar en consuecuencia. gracias por tu comentario!

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