miércoles, 30 de noviembre de 2016

Mis 5 imprescindibles de Jodie Foster (como actriz):


-       Taxi Driver (1976).
-       La muchacha del sendero (1976).
-       Acusados (1988).
-       Contact (1997).
-       La extraña que hay en ti (2007).

Zaat (Aka The Blood Waters of Dr. Z)

2*

Monster movie casposa y costrosa, en la vetusta tradición de El monstruo de la laguna negra, prototípica hasta la extenuación, pero que no deja de tener su encanto y ciertas escenas muy bien rodadas y montadas. Un científico majareta, en su cutre laboratorio, se transforma en una forma de vida acuática mediante un experimento de su invención. El siguiente paso es conseguir una mujer de sus mismas características… pero… los experimentos no saldrán bien. El pueblo cercano, mientras tanto, empieza a sufrir los ataques de tan despiadada y acartonada criatura. Una producción Barton Film que, como curiosidad, tiene dos escenas tronchantes: una en la que un sheriff se lleva a un grupo de hippies a la cárcel a ritmo de un tema tipo Jethro Tull; y otra en la que aparece un desnudo interruptus, que luego se completa con un semi-desnudo de espaldas. Para rizar el rizo, vamos. Y el final, sin duda, es de lo más curioso. Por cierto, el film se puede ver como un antecedente directo de La cosa del pantano.

Vigilante

2.5*

La familia Marino sufre el ataque de unos bandarras urbanos multiétnicos, produciéndose una enorme tragedia. Los compañeros de trabajo del marido, que vigilan las calles del barrio aplicando una justicia expeditiva, le aconsejan que se tome la justicia por su mano. Solo la ineficacia e inequidad del sistema judicial USAmericano le harán cambiar de opinión a la víctima del ataque. William Lustig, el director de Maniac, se apunta a la paranoia reaganiana sobre la inseguridad ciudadana y, sobre todo, a esa propuesta meta-republicana de que sean los propios ciudadanos los que vigilen sus comunidades. Sobre una idea calcada del cine de Charles Bronson y de Chuck Norris, y con una estética pandillera que recuerda al John Carpenter de Asalto a la comisaría del distrito 13, Lustig rueda un estimable film, desde el punto de vista visual, que, sin embargo, flaquea desde el punto de vista narrativo (vario tópicos, varios tiempos muertos, varias escenas alargadas innecesariamente, varios diálogos de telefilm Cannon), aunque algunas inesperadas resoluciones sorprenden al espectador (como la reacción de la mujer del protagonista). Con la presencia carismática de Fred Williamson, icono del cine blaxploitation de los setenta, y de Robert Foster, que luego fue recuperado para la causa cinéfila por el Jackie Brown de Quentin Tarantino. Entre el reparto, el espectador más implicado podrá contemplar la presencia, siempre estimulante, de pesos pesados del cine underground como Joe Spinell (que ya había trabajado con el director en su anterior cult movie) o Willie Colon, además de la participación de un viejuno de la talla de Woody Strode. En conclusión, un clásico de la época de oro del videoclub que, en la actualidad, solo sobrevive, fundamentalmente, por una pura y sana nostalgia.

Harlequin (Aka Más allá de la reencarnación)

3*

El senador Nick Rast (David Hemmings) tiene un matrimonio de conveniencia con la hija de un diplomático (Carmen Duncan). El hijo de ésta está muriéndose de leucemia hasta que un extraño personaje, Gregory Wolf (una especie de Rasputín), aparece en su vida para curarle. A partir de este momento, tanto la vida de unos como las relaciones de poder del senador, se verán trastocados por la misteriosa figura del Harlequin (Robert Powell). Incluso el hombre que está detrás de la carrera política del senador, una especie de padrino en la sombra, Doc Wheelan (Broderick Crawford), verá peligrar su mundo de poder y corrupción. Everett De Roche, en uno de sus conocidos intentos por reflotar la industria cinematográfica australiana, vuelve a retorcer los límites de un género con su incomparable talento para la mezcla, la ironía y la metáfora. El film se desarrolla, en un primer nivel, como una fantasía salvífica, propio de los ramalazos místicos de la New Wave de la época, aunque también incorpora elementos de fábula política así como reflexiones sobre quién maneja hilos del poder. En definitiva, lo que tenemos entre manos es un fantástico sin fantástico, como se ha llegado a decir (siguiendo a Claudio Huck que sigue, a su vez, a Adrián Esbilla y su La historia del cine australiano). Es verdad que la dirección de Simon Wincer podría haber resultado más satisfactoria si hubiera pulido algunos aspectos pero entre la música de Brian May, las fascinantes interpretaciones y los guiños constantes a múltiples películas, la experiencia de su visionado se transforma en un auténtico descubrimiento (por cierto, los homenajes constantes enriquecen la trama y sorprenden al espectador. Incluso hay una escena cuasi calcada de Rojo profundo, el principal éxito de Hemmings, además de Blow Up; así como un homenaje a Excalibur. El personaje de Crawford, por cierto, está elegido con clara conciencia). A comienzos de los ochenta, Marillion intentó revitalizar el rock progresivo, tan típico de la irredenta década de los setenta. Ya en solitario, Fish, su frontman, hablaba en una de sus letras de un Faith Healer. Conviene seguirle el rastro. En definitiva, una maravilla para los sentidos, para la cabeza y para el estómago.

Los sin nombre

2.5*
Dedicada a Lucía

Cualquier película se elabora a partir de un guión. Y ese guión puede ser original o puede ser una adaptación de otra obra previa. Esto puede ser una obviedad pero conviene recordarlo porque a veces se olvida. O, mejor, porque a veces no somos plenamente conscientes. Es verdad que hay películas, más o menos experimentales, que se “ruedan” sobre la marcha, casi sin guión. Pero también es verdad que el 99% de las obras cinematográficas se levantan sobre un texto escrito anterior. Y cuando el texto de base es obra de un autor como Ramsey Campbell, es muy difícil pifiarla. Y eso que la novela es un tour de force sobrenatural, ambientado en una Inglaterra malsana de la ultraconservadora década de los ochenta. Pero bueno, si además contamos con un director sensible al género, como Jaume Balagueró (que aquí se estrena en el largometraje), el resultado puede ser de lo más espeluznante e imprevisible. Como en este caso. Un solvente film de terror, tétrico y escalofriante, sobre una investigación criminal y una secta un poco clivebarkeriana, cenobita, extrañísima, “Los sin nombre”, que tiene relaciones con el ocultismo nazi. Igual la fotografía es un poco plana; igual la música es un poco del montón; igual las interpretaciones son un tanto grises; pero en el plano de la historia, de la atmósfera y del suspense, la película es estupenda y cumple con creces el objetivo para el que ha visto la luz: dar miedo. Enhorabuena a todo el equipo. Y no se la pierdan, por favor, en particular los admiradores de Martyrs.

domingo, 27 de noviembre de 2016

La llamada (Aka The Arrival)

3*

En 1972, Andrei Tarkovski estrenaba su lánguida adaptación de la novela se Stanislaw Lem, Solaris, una historia de ciencia ficción cuyo tema principal era la imposibilidad de la comunicación entre el ser humano y un planeta oceánico protoplasmático extraterrestre. Si ya es difícil comunicarse y traducir las experiencias ajenas, entre los propios seres humanos, desde luego que no es difícil imaginar el tremendo esfuerzo que supondría entablar una conversación con seres intergalácticos totalmente diferentes a los humanos. La NASA no cuenta con un C-3PO, eso está claro. Pues bien, esta es la premisa de la última película de Dennis Villeneuve y, en este sentido, el film no es original (a este respecto, léase, también, Empotrados, de Ian Watson). Pero sí es curioso el hecho de que desarrolle las implicaciones de la tesis de Sapir-Whorf (según la cual el lenguaje moldea nuestra forma de interpretar el mundo) hasta una interesante propuesta: entender el lenguaje de los extraterrestres implica ver el mundo como ellos, con sus particulares conmutaciones espacio-temporales. Para ello, el director desarrolla el siguiente argumento: 12 naves extraterrestres aparecen de repente en 12 lugares distintos de la Tierra, al margen del proyecto SETI, y el gobierno USAmericano contrata los servicios de un físico y de una experta traductora para intentar comunicarse con los “inmigrantes ilegales” de las naves. Poco a poco, la supremacía blanca comienza a entender el lenguaje de los extraterrestres, mientras que en el resto de los países las cosas comienzan a malinterpretarse, llegando a creer que los alienígenas han venido a suministrar un arma poderosa. La historia está contada desde el punto de vista Yanqui (como tiene que haber un “malo”, ¿qué mejor que un general Chino?) y eso lastra bastante los dos mensajes importantes del film: que la humanidad debe unirse en plan Star Trek, pero ya, y que lo importante en este mundo es amar, procrear y reproducirse, incluso con el futuro en contra. Sin embargo, lo interesante de la película es que, a pesar de su falta de originalidad y de su humildad conceptual y de desarrollo (poca grandilocuencia en la implicación Yanqui en el asunto, una nave minimalista, un diseño xenomórfico neblinoso, insistencia obsesiva en los problemas lingüísticos, poca acción, el protagonismo de tres actores que incluso aparecen “feos”, una BSO calcada del cuarteto 132 de Beethoven, etc.), destila una atmósfera más que digna para la reflexión filosófica, un clima que consigue, por lo menos ligeramente, trascender sus premisas y, sobre todo, consigue resonar en el espectador, pese a ese final confitado y pequeñoburgués. De hecho, la historia parece pergeñada desde el principio para acoplar a dos solteros disfuncionales. En definitiva, un argumento que podría haber firmado Cristopher Nolan pero filmado al estilo del último Terrence Malick y, por supuesto, con unas gotitas de Stanley Kubrick. ¿Volveremos a encontrarnos con los seres de 7 patas?

jueves, 24 de noviembre de 2016

Infierno de cobardes (Aka High Plains Drifter)

3*

Segunda película como director de Clint Eastwood, tras el thriller poeiano Escalofrío en la noche, y una vuelta a sus orígenes Westernianos. Un pistolero andrajoso y maloliente llega al polvoroso pueblo de Lago sin una razón aparente. Los habitantes del mismo compran sus servicios para enfrentarse a una panda de matones que tienen sometido al pueblo. De hecho, tiempo ha, esa misma pandilla mató a latigazos al antiguo Marshall, con la complicidad pasiva de todos los ciudadanos. Siguiendo un extraño y misteriso plan, el extraño pistolero convierte el pueblo en un Infierno figurado, para que el fuego pueda purificar todos los pecados. Estilísticamente, Eastwood toma prestado múltiples elementos visuales de sus dos maestros, Leone y Siegel, a los que les infunde un sello personal, que el propio director irá desarrollando y mejorando conforme vaya avanzando en su carrera (composición arquitectónica del paisaje, claroscuros en interiores, personajes grisáceos, ritmo soñoliento en la trama, mensaje moral en el argumento, figuras femeninas fuertes, etc.). A destacar la interesante plétora de personajes secundarios, encabezada por el enano Mordecai (que recuerda al de Los chicos del maíz) y por Verna Bloom. Por cierto, el film tiene una escena con una violación que resulta sorprendente y tremenda. Su siguiente película como director, para sorpresa de sus seguidores, será un drama amoroso entre William Holden y Kay Lenz, Primavera en Otoño, otra prueba de que el actor siempre ha sido un artista que nunca ha tenido miedo a reinventarse a sí mismo.

Mi proyecto cientifico (aka My Science Project)

2.5*

En 1985, los cines de todo el mundo estrenaron Regreso al futuro, Escuela de genios o La mujer explosiva, 3 exitosas películas que mezclaban ciencia con adolescencia en el marco de la cultura USAmericana. Entre los estrenos de ese año, Mi proyecto científico no dejó una huella especial. Ni siquiera se recuerda más de 30 años después. Sin embargo, tiene casi todos los ingredientes para que hubiera podido disfrutar de un reconocimiento mayor. A una comedia de adolescentes típicamente High School, en la que un par de frikies tienen que presentar un proyecto científico, se le añade un trama de fantasía, donde un cacharrito encontrado en un desguace militar permite a sus usuarios abrir una puerta espacio-temporal a dimensiones desconocidas, tanto del pasado como del futuro. Además, la película tiene 3 elementos muy curiosos. Primero, el hecho de que muestra que el gobierno USAmericano conoce de la existencia de otras razas alienígenas y se lo mantiene en secreto a la población. Segundo, que Dennis Hopper hace un papel casi autobiográfico, con Woodstock de por medio. Tercero, que algunos de los FX están realizados mediante la técnica del Stop Motion, lo cual le da un encanto especial al film. En conclusión, una historia para todas esas personas interesadas en el lado imaginativo y fantasioso del espacio y del tiempo. Y con una cierta curiosidad por el pasado y la historiografía.

martes, 15 de noviembre de 2016

Mis 5 imprescindibles de Basilio Martín Patino:


-       Nueve cartas a Berta (1966).
-       Canciones para después de una guerra (1976).
-       Queridísimos verdugos (1978).
-       Los paraísos perdidos (1985).
-       Madrid (1987).

El gran silencio (Aka Il grande silenzio)

3.5*

En Snow Hill, un pueblo helado de las montañas de Utah, la ley no está del lado de la gente corriente, ni de los trabajadores. Por eso, los bountykillers, un gunfighter, varios outlaws y los sheriffs campan a sus anchas. Sergio Corbucci abandona el embarrado y desértico ambiente específico del Euro Western para rodar un insólito y personalísimo film, ambientado en las montañas nevadas y con el protagonismo de un Jean-Louis Trintignant que, traumatizado física y emocionalmente por un hecho acaecido en el pasado, arrastra la muerte consigo. Y el silencio. Un silencio mudo que tiene un personal código de matar. El sanguinario guión está salpicado de elementos subversivos y despiadadas críticas al capitalismo, de diálogos repletos de sentencias lapidarias, de supervivencia nevada y de una característica historia de venganzas y ritmos de muerte, todo lo cual termina de redondear uno de los Westerns Mediterráneos más idiosincrásicos del género, fuente de inspiración de otras variadas producciones (como Los Odiosos 8), y de un aliento anti heróico realmente insólito. Como puntos en su contra, hay que mencionar el horrible doblaje que tiene la versión en castellano, algunos problemas de raccord (momentos en los que nieva en una parte del pueblo y no nieva dos calles más allá), fallos de montaje (sobre todo en escenas encadenadas de interior) y errores de casting (Frak Wolff no era, quizás, la persona más indicada para su papel). Morricone y Kinski, por su parte, marcan la pieza con su hierro candente y humeante, mientras que Vonetta McGee pone la nota de color, erotismo y belleza. 

domingo, 13 de noviembre de 2016

Frenesí sangriento (Aka Blood Frenzy)

2*

Slasher cuasi casero, dirigido por y que trata sobre un grupo de personas con problemas psicológicos que van a pasar unos días al desierto, para hacer una especie de “terapia confrontativa”, sin saber que un asesino ronda cerca. Incluso uno de ellos puede ser un asesino. Entre los personajes hay un veterano del Vietnam, una ninfómana, un alcohólico, etc. Todos llevamos máscaras y la mejor forma de quitarlas es poner a la gente entre la espada y la pared. Eso por no hablar de los traumas infantiles, que pueden transformar a las personas en psicópatas sociópatas. Con múltiples errores y defectos (de guión, de ambientación, de actuación), el film avanza sin pena ni gloria como una serpiente por entre las dunas, torrándose de calor y sin ninguna dirección clara. De hecho, los asesinatos, por ejemplo, que suelen ser uno de los principales reclamos de este tipo de cine, son repetitivos a más no poder (casi todos son degollamientos o pinchazos estilo Tom Savini). Con estos mimbres está elaborada esta cestita sanguinolenta y costrosa. Encima, se propone un jueguecito del whodunit de lo más curioso. Dirigida por Hal Freeman, un experto creador de caspa porno direct to video.

Huevos de oro

3*

Ascenso y caída de un hortera typical spanish, prototipo del ignorante ambicioso que se movió en el ambiente de la cultura del pelotazo en la España de los ochenta y de los noventa y, por extensión, un arribista (tipo el pijoaparte de Juan Marsé) pero sin chicha ni limoná. Salvo por lo de “emprotrador” (en este sentido, atención a las escenas de cama, en pareja y en trío). Un Bigas Luna muy venido arriba, comienza a lamer las mieles del éxito con este film, que da rienda suelta a todas las obsesiones del director y despliega una descripción despiadada de una época y de una forma de ver la vida: la de la España del progre y la del pijo, dos estereotipos (tullidos social y moralmente) que, sin embargo, se han encarnado en miles de individuos, durante muchos años. Para mayor gloria del urbanismo descontrolado à la española. Javier Bardem apuntaló su fama de actor de garra, entregando una interpretación contundente y fascinante, poniendo la cara, el cuerpo y la chulería a Benito, un tipo de clase baja, obrero y malestudiaó, que pretende hacerse rico jugando al juego de la especulación urbanística en la costa española. Para ello, tendrá que asociarse con mafiosos, con banqueros sin escrúpulos, tendrá que dar braguetazas y tendrá que transgredir la legalidad, además de someter a varias mujeres (Maribel Verdú, María de Medeiros y Raquel Bianca). A grandes planos, en los que Luna intenta mostrar un retazo del ambiente en el que se mueve Benito, el director contrasta con primeros planos en los que se mueve la lujuria y el exhibicionismo desmedido de los protagonistas. Finalmente, aunque el personaje de Bardem pueda atraer al público más cañí (y, de hecho es así), Luna no esconde su fatuidad, su vulgaridad y su patetismo. Y así finaliza la película.  

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Guardianes de la Galaxia (Aka Guardians of the Galaxy)

3*

El universo Marvel se expande imparablemente. Como quería Robert Rodríguez, Sin City pretendía ser una traslación del cómic al cine, más que una adaptación de la obra maestra de Frank Miller. Traslación: esta es la palabra que mejor define el enorme esfuerzo Hollywoodiense para llevar a la pantalla algunas de las maravillas del 9º arte. En esta ocasión, James Gunn tenía la enorme responsabilidad de poner en 3 dimensiones (que, en el cine, se vuelven a transforman en 2) el complejo y sofisticado mundo de los Guardianes de la Galaxia, un heterogéneo grupo de superhéroes galácticos, creado en 1969 (aunque radicalmente renovado en 2008), un mundo (el Canververso) que, por personajes e historias, no ha disfrutado del éxito de otras creaciones grupales de la Marvel, como La Patrulla X o Los Vengadores. Un poco como lo que pasó con Hellboy. Por supuesto, gráficamente, la película es una maravilla (atención, por ejemplo, a la llegada a la colonia minera o la escena del enjambre de naves), aunque también es verdad que el apabullante despliegue visual convive, en algunas ocasiones, con ciertas escenas cuasi televisivas (por ambientación, decorado y maquillajes). Por otra parte, la historia engancha desde el principio, sobre todo si tienes una edad virtual predispuesta a esta clase de desvaríos híper-astronómicos y multi-culturales, así como un sentido del humor desprejuiciado. Otra característica a su favor es el despliegue de actores que pululan por la trama (los protagonistas más Benicio del Toro, Michael Rooker, Vin Diesel, Glenn Close, John C. Reilly o el propio Josh Brolin). Por todo ello, tanto si conoces el material previo como si eres un auténtico neófito, esta película te podrá disparar a una galaxia hiperbolizada, con diversas singularidades, para ver cómo podría ser el Universo dentro de unos cuantos millones de años. Y te podrá sorprender y entretener con ello. Pero, ojo, también te podrá aburrir y saturar. Depende del tipo de público que seas.