jueves, 31 de mayo de 2012

Mis 5 directores sin Oscar imprescindibles:



-       Howard Hawks,
-       Alfred Hitchcock.
-       Orson Welles.
-       Fritz Lang.
-       Stanley Kubrick.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Imágenes

3*
 
Justo dos años antes de que comenzara su fructífera relación profesional con Steven Spielberg, John Williams compuso la partitura para una de las películas más extrañas de Robert Altman. Rodada en Dublín, en un ambiente bucólico (excelentemente fotografiado por Vilmos Zsigmond), Imágenes es la representación visual de los supuestos desvaríos mentales de la protagonista, Cathryn (una soberbia Susannah York), que se encuentra en su mansión campestre intentando escribir un cuento infantil (curiosamente titulado In search of Unicorns). En este escenario, Cathryn interactúa con varios personajes masculinos y con una niña, y tanto ella como el espectador no sabe diferenciar si lo que ocurre es producto de una alucinación o es real, hasta el sorprendente final. Con ciertas conexiones con la tragedia clásica, con Persona de Bergman y con el cine de Polanski (concretamente con Repulsión), esta historia forma parte de una singular trilogía del cine de Altman sobre la psicología femenina, junto a Un frío día en el parque y 3 mujeres





lunes, 28 de mayo de 2012

Dejad paso al mañana

4*
 
En unos EE.UU. de América, todavía bajo la Gran Depresión, un matrimonio de avanzada edad es desahuciado por el banco. Al no poder ser alojados juntos en la casa de ninguno de sus cuatro hijos, tendrán que vivir separados los últimos años de su vida (curiosamente, ninguno de los hijos propone pagar la hipoteca). Una de las obras menos conocidas del maestro Leo McCarey, estrenada el mismo año que La pícara puritana (1937). A diferencia de la segunda, Dejad paso al mañana no cosechó los merecidos éxitos y premios, quizás por su incomoda propuesta y amarga naturaleza, aunque el característico y habitual decoro McCareyano (paralelo, similar al de un Ozu o un Bergmam) mantiene firmemente a la historia en los límites del drama, es decir, la aleja de los típicos sentimentalismos y lacrimosos excesos de otras producciones similares. De esta manera, como ha explicado Miguel Marías, McCarey elabora un melodrama que no es melodramático, convirtiendo Dejad paso al mañana en una de las más desgarradoras y tiernas reflexiones sobre la vejez, sobre la incomunicación entre padres e hijos y sobre los distintos egoísmos familiares, en la línea de Cuentos de Tokio o En el estanque dorado

viernes, 25 de mayo de 2012

Dirkie (aka Perdido en el desierto)

3*

Raras son las películas que nos llegan del continente africano. Y más cuando provienen de la parte más meridional del mismo: de la misma Sudáfrica. Sin embargo, cuando llegan, son tan sorprendentes y estimulantes como esta película de Jamie Uys, el director de la mucho más conocida Los dioses deben estar locos (1980). La trama gira en torno a las aventuras de un niño que, tras un accidente de avión, debe sobrevivir en el desierto con la única compañía de su pequeño perro y con la amenaza constante de una hiena que les está persiguiendo. Mientras tanto, el padre del protagonista (interpretado por el propio director) intentará encontrarlo. Las escenas rodadas en el desierto provocan interés por su conseguida verosimilitud y crudeza, que contrasta con las insatisfactorias escenas rodadas en la ciudad. Un acierto del film es el carácter semi documental con el que aparecen algunos aborígenes en la historia. Dos años después, Nicholas Roeg rodaría una argumento similar en la producción británica Walkabout (1971). Por su parte, la historia de Peter Collison, Mi nuevo campeón (con William Holden) podría completar un hipotético programa triple. El gran Alexander Mackendrick dió forma visual a la aventura de un adolescente en África en la emocionante Sammy, huida hacia el Sur, de 1963.

martes, 22 de mayo de 2012

Los vengadores

3.5*
 
Tras un buen surtido de fascículos coleccionables de la Marvel (algunos de ellos soberbios, otros grotescos), por fin llega el Almanaque Anual, el Número Especial, un episodio repleto de acción, aventura y esa imaginaria clase de hombres que, dentro de su -a menudo- ridícula apariencia, inyectan ilusión a la raza humana: los superhéroes. Y tratándose de la compañía fundada por Stan Lee, no podrían ser otros que Los Vengadores. Joss Whedon (el creador de esa extraña y muy efectiva space opera que es Serenity), consigue crear un compacto y divertido entretenimiento -alejado de la oscura introspección de alguna de las mejores entregas anteriores-, basándose en unos fascinantes personajes, en un guión épico (que se va densificando según avanza la trama) y, sobre todo, en unos brutales efectos especiales que, cuando inundan la pantalla, se someten a los requerimientos de la acción y del desarrollo dramático (y no al revés). La historia gira en torno al apetito de poder de Loki, Príncipe de Asgard, que dirige su venganza contra su hermano Thor y contra su protegida: la Tierra. Mención aparte para unos actores que se enfundan (como sus alter egos) en sus respectivos trajes, sin ningún tipo de fisura (salvo, quizás, Viuda Negra u Ojo de Halcón), especialmente Robert Downey y Mark Ruffalo. Sin embargo, ese Nick Furia que propone Samuel L. Jackson, ni convence ni resulta apropiado a la historia. Por otro lado, reconforta encontrar en pequeños papeles a Powers Boothe, Harry Dean Stanton y Stellan Skarsgard. En su contra, la película tiene un flojo comienzo, esporádicos diálogos adolescentes, una BSO mil y una vez escuchada y un exotismo globalizador francamente superficial. Referencias cruzadas a El señor de los Anillos, a la cuantifísica de Albert Einstein (la omnipresente energía) y a acontecimientos políticos como el 11 de septiembre.
-->


domingo, 20 de mayo de 2012

La Strada

4*
 
El Gran Zampanò (Anthony Quin) es un artista ambulante que recorre Italia ofreciendo su burdo (y actualmente trasnochadísimo) espectáculo circense con la ayuda de la ingenua Gelsomina (Giuleta Masina), una especie de Chaplin feminizada. Entre ambos personajes se va creando una extraña relación de dependencia y sumisión que, finalmente, se hundirá como consecuencia de un dramático accidente en el que participa otro compañero de profesión, Il Matto (Richard Basehart), algo que sugiere la comparación con la obra maestra de Jean Vigo, L’Atalente (1934). Con una dirección precisa, que respeta a los personajes y a la historia, y apoyándose en la extraordinaria interpretación del trío protagonista y en la emotiva partitura de Nino Rota, Fellini levanta una imperecedera tragedia sobre la soledad, en un blanco y negro profundo y desolado. Resulta asombrosa la forma en la que Fellini va diseccionando la miseria y la incomunicación de dos individuos desarraigados que deben sobrevivir en la strada, sin sentimentalismo ni patetismo alguno, sólo mostrando los efectos psicológicos de la falta de cariño y de empatía. La Strada recibió el primer Oscar de la historia a la película extranjera, en 1956, aunque el film es de 1954. Producida por Carlo Ponti y Dino de Laurentiis, supone la película más representativa del neorrealismo felliniano, si bien ya comienza a vislumbrarse ese surrealismo carnavalesco y esperpéntico, característico de toda su obra posterior.

viernes, 18 de mayo de 2012

20.000 leguas de viaje submarino

3.5*

Richard Fleischer, el director neoyorkino, consiguió mantener el espíritu de aventura y de curiosidad vital de la novela original en esta amena y gozosa producción Disney de 1954, rodada en CinemaScope, y donde la ficción científica y las reflexiones filosóficas se integran de manera natural en el desarrollo dramático de la acción sin, por ello, subordinarse a ella. Destaca la composición que del Capitán Nemo hace un inspirado James Mason, junto con el enérgico e indómito Kirk Douglas en el rol del arponero canadiense Ned Land. También sorprende muy agradablemente la actuación de Peter Lorre. Pero lo que realmente ha sobrevivido magníficamente bien al paso del tiempo es la exquisita producción artística (obra de los malogrados Harper Goff, John Meehan, Emile Kuri y Roland Hill), así como el diseño del submarino con el que Nemo surca y explora los océanos y los mares de la tierra, el Nautilus, según la pluma de Julio Verne. El complemento perfecto de esta historia sería La isla misteriosa, de Cy Endfield, o La ciudad sumergida, de Jacques Tourneur. Por su parte, David Fincher está preparando una versión con el título provisional de 20,000 Leagues Under the Sea: Captain Nemo.

jueves, 17 de mayo de 2012

Dolls

4*

Dolls es un hermoso pero triste retablo, elaborado con 3 historias enraizadas en ese clase de amor, de verdad, que hace daño y que duele, entre la pureza y la obsesión. Un amor que, además, hace un guiño a la muerte. La película comienza con una representación de teatro Bunraku (del gran dramaturgo japonés Chikamatsu) y termina con la encarnación cinematográfica de dicha representación. Entre medias, un viaje doloroso (y, a ratos, no obstante, divertido) por esas 3 historias de sufrimiento, guiadas por los impulsos del corazón, que Takeshi Kitano sitúa a medio camino entre lo absurdo y lo creíble, siguiendo ese estilo pendular que le ha hecho tan reconocible. Un viaje doloroso que también discurre por las estaciones del año y del alma a través de las miradas, los gestos y los colores. La sublimación del estilo de Beat Takeshi, esa mixtura no siempre conseguida de belleza y violencia, de sensibilidad y agitación, una mezcla que en esta historia encaja maravillosamente, produciendo el más intenso de los sentimientos con los más humildes medios. De hecho, podría decirse que es el Jackie Brown de Takeshi Kitano. Estupendo diseño de vestuario de Yamamoto y ajustada (aunque insatisfactoria) BSO de Hisaishi. La historia mantiene ciertas conexiones con la obra de Haruki Murakami, contemporáneo del director japonés (con Kafka en la orilla y con Tokio Blues), con la tradición literaria de los amantes suicidas y, por qué no decirlo, con el escritor Izumi Kyoka.
 

martes, 15 de mayo de 2012

Mis 5 imprescindibles de Jennifer Connelly:


-       Dentro del laberinto (1986).
-       Resucitar un amor (2000).
-       Réquiem por un sueño (2000).
-       Casa de arena y niebla (2003).
-       Juegos secretos (2006).

sábado, 12 de mayo de 2012

Me siento rejuvenecer

3.5*

Arthur Eddington afirmó que un número altísimo de monos escribiendo a máquina podría dar como resultado la reescritura de las más maravillosas obras de la literatura. La posibilidad es pequeñísima, por supuesto, pero si vamos ampliando el número de monos hasta el infinito, la probabilidad también se va ampliando, hasta hacerla factible. Esta imagen ha calado tanto en la mitología popular que no es de extrañar que los excelentes guionistas de la 20th Century Fox la utilizaran como base de una disparatada comedia. Un científico asegura estar a punto de conseguir la fórmula de la eterna juventud. Sin embargo, quien la consigue es Rudolph, uno de los chimpancés de su laboratorio, quien , por error, la vierte en el dispensador de agua de la oficina, retrotrayendo a todo el que la bebe a su más absurda adolescencia. Howard Hawks no rueda una de sus mejores comedias -lo cual es de lamentar, puesto que la historia podría haber sido más ácida y revulsiva de lo que es-, pero, aún así, la película destaca por 3 o 4 magníficas secuencias, incluyendo la de los títulos de crédito, con la voz en off del propio director, además de contar con la estupenda interpretación de Cary Grant y, en menor medida, de Ginger Rogers. Sobre una premisa parecida, Jules White rodó All Gummed Up y por el mismo título original, Monkey Bussiness, responde una película de los Hermanos Marx de 1931.




viernes, 11 de mayo de 2012

El buen ladrón

3*

Volvemos a las adicciones. En este caso, a las de Nick Nolte, un maduro ladrón, jugador y heroinómano al que las cosas no parecen pintarle bien. Por eso, decide apostar todas sus fichas a un último trabajo, un golpe falso que encubre a otro verdadero, como las copias de cuadros famosos, un golpe que planificará y ejecutará con la ayuda de un heterogéneo grupo de arrabaleros de la Riviera francesa, con la presión de un inspector de policía justo detrás. Cuando la cosas se complican y parece que todo se va a ir al garete, la suerte hace acto de presencia para justificar el aire de comedia de toda la película y para endulzar la sonrisa del espectador. Neil Jordan dirige esta historia con su proverbial riqueza visual, una mixtura –no siempre justificada- de estilos y referencias cinematográficas, la más conocida de las cuales es, sin duda, Jean Pierre Melville y su Bob le flambeur, de la cual Jordan hace un respetuoso remake. Excelente trabajo de Nick Nolte, admirable en su forma de susurrar esa mezcla de inglés culto y barriobajero que también sabe gritar convincentemente. Sutil también su trabajo corporal y expresivo, en un personaje que se balancea entre lo tosco y lo sensible sin abandonar esa atractiva y atrayente áurea de perdedor. El resto de actores incluye a un excéntrico Kusturica y a los Hermanos Polish, poseedores de una extraña filmografía. 



miércoles, 9 de mayo de 2012

Abajo el telón

4*

Año 1939. Nueva York. Franklin D. Roosevelt es el presidente de los EE.UU. de América. Nos encontramos en el cuartel general de The Federal Theatre Project. El New Deal en marcha. En un lado, los personajes, casi todos ellos reales: Hallie Flanagan, Margherita Sarfatti, la condesa Constance LaGrange, Olive Stanton, Frida Kahlo, Hazel Huffman, Orson Welles, John Houseman, Diego Rivera, Nelson Rockefeller, Gray Mathers, William Randolph Hearst, Martin Dies, Tommy Crickshaw y Aldo Silvano. En el otro, los actores: Cherry Jones, Susan Sarandon, Vanesa Redgrave, Emily Watson, Corina Katt Ayala, Joan Cusack, Angus MacFaden, Cary Elwes, Rubén Blades, John Cusack, Philip Baker Hall, John Carpenter, Harris Yulin, Bill Murray y John Turturro. El argumento: la producción del musical de Marc Blitzstein (Hank Azaria) The Cradle Will Rock (1937), una denuncia de la codicia del capitalismo. El resultado: 132’ de vida, de teatro, de política, de historia, de crítica pero también de magia, de júbilo y de esperanza, llevados a la pantalla con audacia y solidez por un Tim Robbins en estado de gracia. La última escena, con la representación improvisada del musical –que ha sido censurado y, por tanto, no se pude representar en ningún teatro-, es simplemente apasionante. El fundido final, con una imagen del Nueva York actual, antológico, como el de Gangs of New York de Martin Scorsese.