viernes, 4 de mayo de 2012

Balada triste de trompeta

2*

Arriesgado pero insufrible despropósito cinematográfico, falto de pericia narrativa y fuerza dramática, de buenas intenciones pero pobres resultados. Tras unos inspirados títulos de crédito, Alex de la Iglesia anestesia con una mezcla de imágenes vacías y escenas inverosímiles, de bastardas referencias estéticas. Los personajes son de cartón piedra, como la mayoría de las interpretaciones, y la trama se mueve entre la especulación histórica tarantiniana y el esperpento rocambolesco, entre la (más aparente que lograda) crítica política y la denuncia social, entre el artificio de autor y la grandilocuencia enlatada (a lo Tim Burton), todo ello bajo una engañosa apariencia de fábula moral salpicada de un constante delirio grotesco made in Spain. El humor no es tal y las (virtuales) situaciones trágicas y emotivas mueven al bochorno más que a la empatía. La música termina de desacreditar un producto que, de haberse ejecutado con más tiento y concreción de ideas (porque, a nivel técnico, es intachable), podría haber sido una propuesta estimable y, sobre todo, entretenida. Sinceramente, no queda claro el tipo de espectador al que va dirigido. Si alguien está interesado en el mundo de la farándula visionaria y canalla, que se acerque desprejuiciadamente a la última novela de Pilar Pedraza, Lucifer Circus.

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