martes, 31 de enero de 2012

Mis 5 imprescindibles de Meryl Streep:


-       El cazador (1978).
-       Kramer contra Kramer (1979).
-       La mujer del teniente francés (1981).
-       La decisión de Sophie (1982).
-       Los puentes de Madison (1995).



viernes, 27 de enero de 2012

Sherlock Holmes: Juego de sombras


3.5*
Guy Ritchie tiene un pequeño problema como director: sólo sabe contar una historia y, además, lo hace siempre de la misma manera (ahí está la tetralogía underworld para probarlo: Lock & Stock, Snatch, RocknRolla y Revolver). Bueno, sólo sabe contar una historia salvo que se trate de sus dos adaptaciones del imaginario holmesiano (y de la justamente olvidada Barridos por la marea). En esta ocasión, Holmes y su inseparable Watson (con ayuda de una vidente gitana) deben descifrar y desmontar un complot del propio Moriarty para colapsar el mundo occidental, nada menos. Dentro de una factura de película de acción, cuasi jamesbondiana, la historia cuenta con excelentes coreografías y con unas secuencias llenas de efectos visuales, ferozmente montadas, aunque están ralentizadas y aceleradas a capricho. Esta recuperación de la acción para el mundo sherlockiano tiene un digno antecedente en el anime dirigido por Hayao Miyazaki y Kyosuke Mikuriya. Por otro lado, la ambientación, la escenografía, el diseño de vestuario y la puesta en escena son exuberantes, densos, victorianos (todo convenientemente retratado por Philippe Rousselot). Con un Lestrade especialmente desubicado, un Moriarty que apunta maneras, una Irene Adler bellísima y un indolente Mycroft (a la altura de Stephen Fry), Guy Ritchie entretiene al espectador sin insultar su inteligencia, con una personal versión de la inmortal creación del escocés Sir Arthur Conan Doyle, del que se apropia varias ideas del canon original (especialmente de Estudio en escarlata, El signo de los cuatro, El valle del miedo, La aventura de la segunda mancha, El intérprete griego y, obviamente, El problema final, entre otros). Lo más destacable del film, sin embargo, es el carácter arrabalero, descuidado y levemente vulnerable de este Holmes, magistralmente interpretado por Robert Downey jr. Dos curiosidades: el personaje del coronel Sebastian Moran está extraído de la aventura La Casa vacía y la escena con los caballos contiene un motivo musical que Ennio Morricone compuso para Dos mulas y una mujer y que Hans Zimmer ha reutilizado (por cierto Zimmer se inspiró para la BSO de la anterior entrega en varios motivos del Euro Western).

miércoles, 25 de enero de 2012

Vive como quieras

4*
Una de las películas más corrosivas de toda la filmografía de Frank Capra (quien, por otro lado, era un convencido defensor de los ideales individualistas y religiosos del republicanismo original y un fiel servidor del optimismo rooseveltiano de la época). Basada en la obra de teatro homónima de George Kauffman y Moss Hart y guionizada por Robert Riskin –colaborador habitual del director-, Capra, en esta ocasión -en vez de aplicar su crítica feroz a la política (como en Caballero sin espada) o a los media (como en Juan Nadie)-, nos desvela lo que hay tras las bambalinas del capitalismo: una vida llena de frustración, represión y millones de callejones sin salida, lo que dinamita cualquier intento de entablar una relación humana digna de ese nombre. Sólo hay cabida para los vínculos levantados sobre la falsedad, el interés y lo pecuniario. Magnífico guión, oportuno diseño de producción, inolvidables interpretaciones (especialmente las de Lionel Barrimore –que estaba enfermo de artritis-, Jean Arthur y Edward Arnold) y magnífica BSO de Tiomkin, para una historia tan subversiva y tan vigente que todavía asusta. Una de las cosas más entrañables de la película es contemplar el cambio vital del estupendo personaje de Poppins (Donald Meek) así como la inverosímil –pero catártica- conversión final. Dentro de ese espíritu de anarquía que insufla vida al film, nada que ver con esa comedia fantástica -con la forma pero sin el alma dickensiana-, al estilo de ¡Qué bello es vivir! o, incluso, de El gran salto, de los Hermanos Coen, pero sí con Los fabulosos Tenenbaums y con la familia Berry de El Hotel New Hampshire


lunes, 23 de enero de 2012

Arrebato

3.5*

Año 1979. Madrid. José Sirgado (Eusebio Poncela) es un director de cine, adicto a la heroína, que descubre que su ex novia (Cecilia Roth) –con la que había roto- ha acampado en su propia casa. Además, está intentando rodar una película de terror, La maldición del hombre lobo, que tiene todo tipo de problemas. Por otro lado, en una escapada con su amiga Marta conoce a Pedro, un adicto al cine que lo vive como si no existiese ninguna otra cosa sobre la faz de la tierra. Tiempo después, José recibe una película y una cinta de audio donde Pedro le explica los alucinantes y extraños acontecimientos que ha vivido y en los que está implicada su cámara de Súper 8. Y así comienza la película… Arrebato (segundo y último largometraje de Iván Zulueta, en 35 mm) destaca como una rara avis en la filmografía española, tan dada a una especie de autocensura pro comercial (dejando a un lado varias notables excepciones, por supuesto). Para empezar, constituye una absorbente reflexión sobre el cine, sobre su capacidad de asombrarnos, de deslumbrarnos, y, por tanto, de evadirnos de la realidad. Como propone la película, el cine nos arrebata. Destaca, además, por la sugerencia que hace del cine una especie de vampiro: nos roba parte del tiempo que podríamos dedicar a la vida; nos deja sin vida. Pero cualquier reflexión sobre el mensaje de la película no es sino una conjetura y, como tal, está sujeta a múltiples revisiones, como la esencia misma de Arrebato, una maravilla entretejida con underground neoyorkino, E.A Poe y el cine-ojo de Dziga Vértov.


domingo, 22 de enero de 2012

Mensajero de la muerte

2*

Típica producción Cannon (obsesiones de Golan-Goblus detrás) sobre matanzas y venganzas. En esta ocasión, un avejentado Charles Bronson (en el papel de un periodista metomentodo) debe investigar el asesinato de toda una familia de mormones. Para ello, deberá desentrañar el secreto que esconde el personaje de John Ireland en sus tierras. Acción con cuenta gotas, suspense de teleserie y personajes recortables para la enésima colaboración entre el gran Charles Bronson y la ciega justicia. A la dirección, el otrora interesante J. Lee Thompson (autor de El cabo del terror, El oro de Mackenna, La bahía del tigre o Los cañones de Navarone, entre otros títulos). 
 

viernes, 20 de enero de 2012

Rio Rojo

4*

 
Tras sus dos celebradas incursiones en el mundo del film noir con la Warner Brothers, Rio Rojo constituye el primero de los cuatro ríos que el gran Howard Hawks rodó como homenaje a los pilares del Western y a su particular universo fílmico, con un enorme John Duke Wayne y un debutante Montgomery Clifft como protagonistas, y con un nutrido grupo de característicos (entre ellos Walter Brennan, Joanne Dru, John Ireland y los Harry Carey, padre e hijo). La historia es tan arquetípica como el regreso de Odiseo a Ítaca: un ganadero, su hijo adoptivo y un grupo de cowboys tienen que trasladar un enorme rebaño de vacas a Missouri porque la Guerra de Secesión ha hundido los precios en el estado del que proceden, Texas. Sin embargo, los pormenores del accidentado viaje transcienden la naturaleza primigenia del argumento y convierten a Río Rojo en un acertado retrato psicológico y en una grandiosa película sobre el esfuerzo personal, la camaradería, el espíritu de superación, el amor y los conflictos intergeneracionales, con el pulso de la épica recorriendo toda la narración y latiendo casi en cada fotograma, en cada escena, en cada línea de diálogo. Excelente equipo de profesionales: Bernard Chase, Dimitri Tiomkin, Russell Harlan, Christian Nyby y dos dobles no acreditados: los siempre excelentes actores Ben Johnson y Richard Farnsworth, junto a Shelley Winters. Baz Luhrmann adaptaría esta historia en Australia (2008).


miércoles, 18 de enero de 2012

Posesión infernal

3*
 
Posesión Infernal (Evil Dead en su gráfico título original), el debut como realizador del blockbustermaníaco Sam Raimi, es un clásico moderno del cine de terror, mitad gore mitad splatstick. Con claras referencias al imaginario de Lovecraft, Raimi reúne a cinco de sus amigos en una cabaña en mitad de un bosque de Tennesse, al que sólo se puede acceder por un puente. Accidentalmente, descubren un libro y una cinta magnetofónica que hace revivir a un espíritu demoníaco que intentará (y finalmente lo conseguirá) poseer a todos. Bueno, a todos menos al bueno de Ash (Bruce Campbell). La cinta destaca por su atmósfera (realmente conseguida), por unos efectos especiales chirriantes pero efectivos, por su humor negro, por unos travellings subjetivos imposibles y velocísimos, por una planificación ciertamente original, por aciertos escenográficos varios (como el del espejo que se hace agua), por unos efectos de sonido sorprendentes y por múltiples referencias al género (desde Wes Craven hasta La matanza de Texas, pasando por La noche de los muertos vivientes). Tuvo dos continuaciones: Terroríficamente muertos y El ejército de las tinieblas, ambas protagonizadas por el antihéroe Ash. Como curiosidad, el assistant editor de esta parte era nada menos que Joel Cohen.


martes, 17 de enero de 2012

Santo contra el cerebro diabólico

2*

 
Una de las primeras apariciones del entrañable ídolo de la lucha libre mexicana, Santo, el enmascarado de plata. En este caso, en Valle del río, una zona westernarizada de México a donde un policía (Fernando) y su colaborador (Conrado) han llegado en busca de la novia del primero (Virginia), y ya, de paso, para poner fin a las correrías diabólicas del cacique local Refugio Canales (un estupendo Luis Acebes). Es muy posible que, en su momento (1963), esta película fuera admirada por su acción y por sus peleas. Hoy en día, no deja de ser una extravagante y caricaturesca producción, con un diseño de personajes y una trama propias de los cómics de los años cincuenta (como nuestro Roberto Alcázar y Pedrín, por poner un ejemplo). Como rocambolesco es también el arrebatado y frenético score de Enrico Cabiati. Por cierto, en el primer tercio de la película, hay una escena en una cantina, donde dos mujeres beben y conversan, con un corrido de fondo, que es de una actualidad sorprendente.


domingo, 15 de enero de 2012

miércoles, 11 de enero de 2012

El topo

3*

 
La última versión de las desventuras de George Smiley (personaje creado por el gran John Le Carré sobre la biografía de Kim Philby), esta vez con un gélido director sueco tras la cámara, Tomas Alfredson, el autor de la sobrevalorada Déjame entrar. A lo largo de su dilatado metraje (127’), Smiley (un sobrio Gary Oldman) debe averiguar cuál de sus compañeros trabaja para el enemigo; es decir, debe encontrar el topo que se encuentra oculto en el seno de su ex organización: los servicios secretos británicos. Para ello, Alfredson construye una narración excesivamente morosa y con varios errores, con un montaje confuso donde se mezclan escenas contemporáneas con múltiples flashbacks, y que va siguiendo a unos personajes aburridos en una trama ambigua que recuerda a una partida de ajedrez pero sin tablero… El topo aprovecha, también, un buen puñado de clichés (tanto temáticos como visuales) extraídos de varias películas de espionaje, como Clave Omega, Scorpio, Los tres días del Cóndor o, especialmente, de la modesta pero absorbente serie de la BBC que, sobre el mismo material, protagonizó Alec Guiness en 1970. Por otro lado, la BSO es soberbia dentro de su sencillez. Sin embargo, el resultado final destaca precisamente por esta mezcla de errores, ambigüedades y clichés, consiguiendo, precisamente, el efecto que pretendía: confundir al espectador con una narración fría sobre un personaje frío que tiene por encargo una misión innecesaria.
 

martes, 10 de enero de 2012

Soñadores

3*
En la última película de Bernardo Bertolucci hasta la fecha, el director de Novecento se apunta al revisionismo histórico y rueda una sofisticada crónica sobre los despertares sexuales, sentimentales y políticos de parte de una generación, con alguna reminiscencia al Bande á part de Godard. Matthew (Michael Pitt), un estudiante californiano, recala en el París de la primavera del 68 y entabla amistad -en la Cinémathèque française- con Isabelle (Eva Green) y con Theo (Louis Garrell), los dos hijos siameses de un reconocido poeta francés. Al comienzo de la erótica relación a tres bandas, Matthew parece ir por detrás de los hermanos, mientras que, según avanza la película, el tímido californiano consigue descifrar y revelar el infantilismo mental y emocional en el que viven Isabelle y Theo y les obliga a enfrentarse al mismo. Por otra parte, lo interesante de la historia –por significativo- es la forma en la que los acontecimientos políticos disparan, dirigen o interrumpen la acción. Aunque en este punto, el director no termina de sentirse cómodo. Cinematográficamente hablando, Bertolucci rinde un sentido homenaje al 7º arte, aprovechando un recurso que ya había sido utilizado en más de una ocasión, especialmente en esa cinéfila teleserie yanqui, Dream on (conocida en España como Sigue soñando). Por ello, hay multitud de referencias a películas de Hollywood y francesas, a partes iguales, junto a alguna de Bergman. La película es una producción inglesa, sobre una novela de un autor escocés (Gilbert Adair), dirigida por un italiano, sobre un acontecimiento ocurrido en Francia y con un equipo técnico y un plantel de actores de varias nacionalidades; sin embargo, el espíritu general se nos antoja francamente usamericano. La BSO, por último, es una sugerente y emotiva selección de canciones populares.
 


lunes, 9 de enero de 2012

El zurdo

3*

Curioso y extraño western -de los más insólitos que se han rodado nunca-, sobre la historia de Pat Garrett y del sufrido Billy el Niño, con un Paul Newman histriónico poniendo en práctica a la perfección el manierismo que había aprendido en el Actor’s Studio de Nueva York, en un papel que –por otro lado- estaba destinado a James Dean. Se trata del primer trabajo cinematográfico de Arthur Penn, tras una experimentada carrera en el mundo de la televisión. Se mueve entre la tragedia griega y la torturada obra de Tennesse Williams, por lo que no es de extrañar encontrar a Gore Vidal como coautor del guión (basado, toda sea dicho, en su propia versión televisiva anterior). Un tanto larga y previsible, sin embargo, se hace respetar, aunque esté por debajo, en calidad e interés artístico, de la versión que Sam Peckinpah estrenó en 1973.

domingo, 8 de enero de 2012

El precio del poder

3*

El precio del poder es la historia de Tony Montana (Al Pacino), un inmigrante cubano, en los EE.UU. de la década de los ochenta, que consigue hacerse rico gracias a su falta de escrúpulos y a su ambición. Con ambos ingredientes -y con una descontrolada violencia- levanta un lucrativo imperio de narcotráfico en Miami. Brain de Palma presenta, así, su fracasada versión épica del clásico de Howard Hawks, Scarface (1932), sobre un guión del ex adicto a la cocaína y luego popularísimo director de cine Oliver Stone. El problema es que Tony Montana es un personaje antipático y patético, incluso cuando reflexiona de manera autocrítica delante de sus socios y compañeros. Además, está infectado hasta la médula por el virus de la autodestrucción, lo que le lleva indefectiblemente al fracaso. Aunque no todo está perdido porque la película, desde otro punto de vista, es un magnífico retrato del mundo de la droga, desde su cultivo hasta su comercialización y su consumo, pasando por sus conexiones con los ámbitos de la política, la judicatura, la policía y los bancos. En resumen, El precio del poder constituye una grandilocuente exageración, violenta y pueril -al servicio de Al Pacino-, en la línea de lo que ofrecería Martin Scorsese con su Casino -al servicio de Joe Pesci-. De Palma debió arrepentirse de tan egocéntrico, irascible y vacuo personaje porque años más tarde rodaría una inteligente y comedida especie de secuela, Atrapado por su pasado, con un acertado Al Pacino. 

jueves, 5 de enero de 2012

La ventana indiscreta

4.5*


No se sabe muy bien cuáles son las razones por las que, en un determinado momento, un director es capaz de rodar una obra maestra. Si hablamos de Alfred Hitchcock, que tiene un buen puñado de magníficas películas, la respuesta puede hacerse aún más complicada. En cualquier caso (y al margen de posibles explicaciones), podría decirse que Rear Window constituye la aleación definitiva de todas las virtudes y obsesiones de su orondo director. Rodada completamente en los estudios de la Paramount (lo que obligó a planificarla al detalle y a volcarse en la magnífica iluminación), cuenta una historia conocida por todos: un hombre en silla de ruedas utiliza su cámara fotográfica para espiar a sus vecinos desde la ventana de su apartamento en el Greenwich Village, con la oposición de su hermosa prometida. La película cuenta, además, con la nebulosa pero irrebatible presencia de una muy uptown Grace Kelly, de un Jimmy Stewart comodísimo en su papel de Voyeur (que debe imaginar un crimen para luego resolverlo), y se apoya en un suspense excelentemente tramado y narrado, en el marco incomparable de una escenografía fabulosa, obra de Hal Pereira. De más está señalar la influencia en Peeping Tom de Michael Powell, o en Blow Up, o en Brian de Palma, o en tantos otros aunque, a su vez, podría estar influida por El susto, de 1946. Un detalle. El minuto 15 ya ha pasado a la historia del cine: constituye el mejor beso filmado nunca en Technicolor.

martes, 3 de enero de 2012

Saw V

1.5*

 
La quinta entrega de la franquicia sobre Jigsaw (Puzzle), construída con una vuelta de tuerca menos, con infinitas referencias al resto de la saga y con una estética telefilmera. Evidentemente, parece como si por sí misma no tuviera mucho que contar. De hecho, es un producto tan rutinario y dependiente que el director fue el diseñador de producción y el director de la segunda unidad en Saw II, Saw III y Saw IV, lo que se puede apreciar en uno de los pocos aciertos del film: una trampa inspirada en El pozo y el péndulo de E.A. Poe. Por otro lado, los actores parecen salidos de un Tú sí que vales de la televisión canadiense. En cualquier caso, e intentando no ser objetivos, la película se puede ver siempre y cuando se disponga de un buen cargamento de palomitas, refrescos de cola y demás chucherías. Si, además, te encuentras sólo en un antiguo cine de madera destartalado (en San Carlos de Bariloche, por ejemplo), y tienes el dia paranoico, además de reirte, quizás pases algo de miedo.

lunes, 2 de enero de 2012

Aliens


4*

Tras la asombrosa e innovadora combinación -de ciencia ficción clásica, estética biomecánica y patrones importados del género de terror- que contenía Alien, el 8 pasajero, James Cameron tenía por delante una tarea bastante complicada: realizar una secuela de la magistral película de Ridley Scott que fuera una fiel continuación y, a la vez, algo totalmente distinto. De esta manera, Cameron recupera la intención de los guionistas originales, Walter Hill y David Giler, y rueda una obra maestra de acción claustrofóbica, muy realista en su concepción y desarrollo, con un apropiado ambiente militar (inspirado en la obra de Robert A. Heinlein, Starship Troopers) y siguiendo la premisa de su predecesora: una heroína al frente de la acción -magníficamente interpretada por Sigourney Weaver, por cierto- pero en esta ocasión enfrentándose no a un único alien (como en la primera parte), sino a toda una colonia de xenoformos. Magnífica en todos sus aspectos técnicos y artísticos, Aliens sobresale por un conseguidísimo in crescendo dramático y por un épico clímax final que llega a producir admiración en cualquier espectador, por muy aguerrido que sea. Curiosamente, justo un año después, en 1987, aparecería en pantalla otro alienígena despiadado, Predator.