sábado, 31 de octubre de 2015

Mis 5 adaptaciones de Graham Greene imprescindibles:


-       Contratado para matar (1942).
-       El tercer hombre (1949).
-       El americano tranquilo (1958).
-       El factor humano (1979).
-       El décimo hombre (1988).

La lista (Aka Deception)

2*

Compras una botella de Bollinger o de Vivue Clicquot, la abres, la vacías en el desagüe y la rellenas de cerveza. Entonces, invitas a un amigo y le dices que hay una fiesta montada en tu casa. De esto va la película. De las apariencias sociales, del pseudo poder, de la satisfacción de los goces carnales, del postureo, de un cierto ocio decadente y zafio, para labriegos con trajes de 1.000 dólares. Pero, ¿cuál es la historia? La siguiente: un joven y exitoso abogado agarra a un pobre auditor y le introduce en una ciudad llena de vicios y placeres. Pero, claro también hay cositas malas. Y falsas. Y como el pobre auditor es un pobre auditor pues se enamora de la niña que ha dejado de ser ingenua pero sigue teniendo cara de ingenua… Y le enreda… Y la caga. Pero luego todo se arregla. Y todos felices. Porque el auditor no es un “simple” auditor. Y, ¿a quién tenemos dando la cara? El abogado es Hugh Jackman. El triste auditor es Ewan McGregor. La niña falsamente ingenua es Michelle Williams. Hasta aquí todo ok. Pero el resultado es que, desde el principio al final, tenemos una historia de tentaciones, convencional, superficial y chorralaire, apta para adolescentes concupiscentes en plena crisis de los cuarenta. Además, como ha dicho Javier Ocaña, si la historia se trasladara a Madrid (que se traslada) o a Aleppo, a nadie le interesaría este thriller de suspense y de iniciación vitosexual. Y es que New York tiene mucho sex appeal. Las escenas de cama, por cierto, no son ni eróticas. Así que imaginaos lo demás.

jueves, 29 de octubre de 2015

Solo se vive una vez (Aka You Only Live Once)

4*

En una entrevista con Jean-Luc Godard (titulada El dinosaurio y el bebé), Fritz Lang afirmaba que entre ellos dos hay una diferencia sustancial: en una escena de El desprecio (enorme colaboración entre ambos directores y un homenaje de Godard a su maestro), Lang hubiera rodado la escena del accidente, mostrándolo, mientras que Godard rueda las consecuencias de dicho accidente, con Palance y Bardot entre el coche que conducían y los dos camiones contra los que han chocado. Pues eso, si Godard rueda las consecuencias de la acción, Lang rueda la acción en sí. Y dejaría en fuera de plano sus consecuencias. Y en esta película que Pastilleamos hay muchas acciones, pasan muchas cosas. Estamos ante una de esas típicas historias pesimistas del viejo director alemán, una de esas historias en las que el destino encarna una pérfida función. El director de Metrópolis desarrolla las peripecias de los protagonistas (un ex presidiario, acusado de un crimen que no ha cometido, y su reciente joven esposa) con esa precisión y economía de medios característica de su filmografía. Aunque no renuncia a ciertos planos, a ciertas escenas, rodadas con un monóculo expresionista y aire de cigarro Bresson. Henry Fonda y Silvia Sidney bordan sus interpretaciones y, además, como fue propio de una industria en la que orbitaron miles de talentos, el director se rodea de tipos como Alfred Newman, quien compone una estupenda partitura, que subraya el carácter melodramático del film pero también su inexorable desarrollo. Segunda película rodada en los Estados Unidos por un director que huyó de la Alemania de Hitler y de Goebbels y, sin duda, una de sus más implacables visiones de su país de acogida, en particular, y de la naturaleza humana, en general. Un final aterrador, por cierto. Como desde otro punto de vista, lo fue el de La noche de los muertos vivientes.

martes, 27 de octubre de 2015

La jungla humana (Aka Coogan's Bluff)

2.5*

Coogan (Clint Eastwood), un sheriff de Arizona, viaja a Nueva York persiguiendo a un peligroso criminal, Don Stroud. Una vez en la ciudad, sus métodos expeditivos y poco convencionales contrastarán con el estilo policial de los agentes capitaneados por el teniente Lee J. Cobb quienes, además, le confunden con un policía de Texas. Don Siegel abre los brazos al Eastwood post spaghetti western y rubrica un policíaco solventemente rodado y apropiadamente narrado, que parece prefigurar algunos de los posteriores éxitos del Clint actor, en particular los de su serie Harry el sucio. En todo caso, el film no destaca por nada especial y, de hecho, tiene ciertos fallos de montaje y de guión (sobre todo con la relación sentimental de Coogan). Por otro lado, se pueden apreciar los rostros de los especialistas (lo cual siempre es un bajón) durante la persecución en moto por el rintintineante parque, el cual aparece, curiosamente, vacío. Por otro lado, también parece mostrarse una única localización y parece que muchas de las escenas se han grabado con un plan de rodaje muy estricto. En fin, una película que no exige demasiado del espectador pero que tampoco le engaña. Querido lector: póntela, si no te parece mal, para echarte una siesta nocturna.

lunes, 26 de octubre de 2015

Begotten

1.5*

Cientos de películas oscuras y siniestras salpican la historia del 7º arte. En todos los rincones del globo se han rodado millones de kilómetros de celuloide, de distintas calidades y con distintos propósitos. En algunos casos, esos metrajes han dado lugar a films de culto y a films malditos. En 1991, E. Elias Merhige rodó una película experimental, en blanco y negro, con un argumento difícilmente comprensible, aunque las reseñas disponibles en ese cerebro universal que denominamos Internet, hablan de la historia y del martirio de un dios. El título en castellano, de hecho, sería “engendrado”. La película no tiene diálogos ni una historia tradicional: es el sumatorio de un conjunto de imágenes sobre un ser que está auto inflingiéndose heridas, hasta el suicidio, para, posteriormente, renacer y ser torturado por otro grupo de existencias. La extraña cinta no pasa de los 80’ pero se hace repetitiva e, incluso, aburrida. Dependiendo del espectador, puede sorprender, asquear o crispar, con esa mezcla surrealista y alegórica de gore, arte bizarro y metafísica de la religión. En todo caso, una obra de culto, con mucha mayor calidad que otros experimentos de este tipo (en especial atendiendo a su postproducción), pero con una apariencia complicada de disfrutar.

domingo, 25 de octubre de 2015

El amigo americano (Aka The American Friend)

3.5*

Decía Claude Chabrol, en Cómo se hace una película, que hay dos clases de cineastas: los narradores y los poetas. Y que también hay dos formas de ver una película: como una obra de reflexión o como una obra de sensación. Pues bien, esta obra de Win Wenders se mantiene en una posición mixta, como una narración poética. Por un lado. Además, por el otro, el espectador la contempla como una obra de sensación reflexiva. ¿De dónde surge este amasijo? Pues de un cóctel en el que se mezclan elementos típicos de un género típicamente USAmericano (el thriller criminal) y la nueva sensibilidad estética europea (de una Neuer Deutscher Film sarpullida por la Nouvelle Vague). El argumento proviene de la 4ª novela de la serie de Tom Ripley, personaje creado por Patricia Highsmith que ha sido bien tratado por el cine. Wenders se queda con los hechos básicos de la novela, incluso con ciertos elementos geográficos, y la extiende, a brochazos, en una narrativa existencialista y cinéfila por los cuatros costados, lo que refuerza la presencia de dos pesos pesados del cine de Hollywood, Samuel Fuller y Nicholas Ray, junto con Dennis Hopper, el enfant terrible de la política de estudios. Aparte del nombre de Henri Langlois en la dedicatoria del comienzo. El elemento poético del film, ciertamente menos poderoso de lo que pareció en la época, es destacado por una luminosidad hopperiana, de hermosos contrastes de color, esmaltados y fosforescentes, subrayados por los encuadres kitsch de Robby Müller. Se pueden rastrear otros muchos temas y motivos en los 121’ del montaje final (excluyendo múltiples escenas eliminadas) pero también se podría debatir sobre la inoportunidad de la BSO. En fin, un clásico exitoso del cine alemán contemporáneo, obra de un director que siempre ha luchado por materializar su propia visión del 7º arte pero que nunca ha traicionado el tipo de cine que siempre le ha fascinado: el de los EE.UU.

jueves, 22 de octubre de 2015

Celebración del tercer aniversario: resultado



Como todos los años, y después de un escrupuloso sorteo, las películas que han sido seleccionadas para convertirse en PastillasCríticas dedicadas son las siguintes


Irrational Man
Inferno
The Lobster

Y, de manera excepcional, ha aparecido un accésit que corresponde a:

Fresas salvajes 

[ Finalmente, por puro y simple agradecimiento, Zineface también ha decidido regalar una PastillaCrítica a:

Bone Tomahawk y a Mr Holmes.

Y recuerda a sus lectores que ya hay una PastillaCrítica de Hombres armados ]


En esta ocasión, a lo largo de los meses de octubre, noviembre y diciembre serán subidas las respectivas PastillasCríticas, con su dedicatoria correspondiente.
Muchas gracias a tod@s, de corazón, por vuestra participación. Es un placer contar con seguidores como vosotr@s.
Zineface espera que disfrutéis de las PastillasCríticas dedicadas y solo os pide una cosa: recordad que se elaboran con el mayor de los cariños y con la más escrupulosa dedicación.
Ad astra per aspera.

miércoles, 21 de octubre de 2015

El último testigo (Aka The Parallax View)

3*

[Spoiler: ¿Se imaginan una conspiración para asesinar políticos incómodos? ¿Se imaginan a una misteriosa empresa, Parallax (como las que describe Dave Eggers), detrás de esa conspiración? ¿Se imaginan a alguno de ustedes investigando para desenmascarar dicha conspiración? ¿Y se imaginan presentando una solicitud para entrar a formar parte de los recursos humanos de esa empresa? ¿Se imaginan que las cosas no acaban como uno espera? Pues bien, esto es justo de lo que trata esta película]. Warren Beatty, testigo de un crimen político en Seattle, descubre que el resto de espectadores del magnicidio están muriendo en extrañas circunstancias. Poco a poco se pone a investigar y lo que descubre no le hará ni pizca de gracia. Con una puesta en escena realmente sobria, típica de la filmografía del director (planos fijos, pequeños movimientos de cámara, ligeros travellings, grandes planos generales, etc.), y un ritmo adecuadamente sincopado, Pakula entrega al espectador uno de sus característicos thrillers de política-ficción (con más política que ficción, por cierto), y con un espíritu políticamente fustigador, en la línea de Acción ejecutiva o JFK, por ejemplo. A la postre, estamos ante un producto muy pesimista, que denuncia la naturaleza realpolitik que hay detrás de buena parte de la democracia liberal representativa USAmericana (tal y como destaca Beverly Merrill en su Reelpolitik Ideologies in American Political Film), y que, incluso, se atreve a ponerle una buena zancadilla a la comisión Warren, pantomima demócrata para averiguar los motivos del asesinato de Kennedy. Como diría el propio Beatty, en el clásico de Peter Biskind, Star: The Life and Wild Times of Warren Beatty, “there’s nothing that can destroy Democratic Party like a Democrat”. Convendría destacar la similitud entre el cine rodado por Coppola en la época (especialmente, las dos primeras partes de El padrino) con el aspecto visual de este film. No por casualidad, el artífice de las tres narraciones visuales es Gordon Willis, nada menos, que comenta su trabajo en el imprescindible The Masters of Light. Uno de esos films que ayudan al espectador ingenuo a comprender las reglas del juego político.

jueves, 15 de octubre de 2015

Mis 5 imprescindibles de Charles Chaplin:


-       Vida de perro (1918).
-       La quimera del oro (1925).
-       Tiempos modernos (1936).
-       El gran dictador (1940).
-       Monsieur Verdoux (1947).

Hitchcock

2.5*

Decía Alfred Hitchcock que “el cine no es un trozo de vida sino un pedazo de pastel” (“for me, the cinema is not a slice of life, but a piece of cake”). Pues bien, haciendo literalmente honor a la frase, Sacha Gervasi fabrica un biopic apastelado, repletito de chocolate blanco, azúcar glasé y todos esos tópicos y lugares comunes sobre el orondo director (su obsesión por las rubias flemáticas, su inmadurez sentimental, su carácter obsesivo, su glotonería y hedonismo vital, su pasión por el cine, etc.). Aunque, claro, como se trata de vender la película a un público más amplio, vamos a meterle un final feliz, de esos que sonrojan a Hollywood pero que emocionan a casi todos esos espectadores medios que pagan unos 10 euros por ver una película en esos infaustos años de finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI. Desde este punto de vista, la película no defrauda al significado de la frase hecha inglesa, “piece of cake”. La excusa argumental consiste en narrar la historia de la dificultosa producción de Psicosis, uno de los films más populares de todo el siglo XX (un genuino éxito de público en el momento de su estreno y también hoy mismo), abuelo del género de terror (tal y como se realiza en la actualidad) y padre del subgénero psicopático (tal y como se ha venido haciendo desde entonces). Por cierto: tanto Hopkins como Mirren están especialmente inconsistentes en sus papeles, mientras que Jessica Biel sobresale como Vera Miles (además de protagonizar los fotogramas más glamorosos y hechizantes de la producción). 

La princesa prometida (Aka The Princess Bride)

3*

Contar un cuento, narrar una historia, ¡un arte universal! ¡Un arte atemporal! Muchos han sido los narradores y muchas las historias, a lo largo de los años, a lo largo de los siglos, a lo largo del ancho mundo. Michael Ende, por ejemplo, hacía que el joven Bastian leyera una historia que le transportaba al mundo de Fantasía y, además, le aislaba de la realidad, de una realidad en la que sufría una especie de proto bullying de la época. El propio Ende decía que “para encontrar la realidad hay que darle la espalda y pasar por lo fantástico”. La ultraconservadora década de los ochenta tuvo el privilegio de vivir una recuperación del cine fantástico, como evasión de la realidad, como mecanismo para contemplarla de una forma distanciada y crítica y, también, y precisamente por ello, para introducir una serie de valores morales. La princesa prometida, clásico indiscutible del cine fantástico y juvenil contemporáneo, no es una gran película. Pero tiene todas esas cosas. Tiene todo lo necesario para que mozalbetes de todas las edades disfruten con la irrealidad del amor eterno, aderezado con una amistad a prueba de bombas, con un variopinto grupo de antihéroes (¡ese Iñigo Montoya, por Tutatis!) que colaboran entre sí en pos de un fin colectivo y con un mundo irreal en el que los milagros pueden suceder. Y, por encima de todo, con la victoria del bien, que aplasta, sonriendo, a todas las costrosas y egoístas manifestaciones del mal. Una joya encantadora, para disfrutar de una tarde insulsa de sábado.

miércoles, 14 de octubre de 2015

El asesino de muñecas

2.5*

Uno de esos films oscuros y malditos que salpican la filmografía española y que es el producto de una forma artesanal e irrepetible de hacer cine, en un contexto en el que la industria se estaba reestructurando, de ahí la proliferación de coproducciones. Por otro lado, es un producto hijo de la irredenta década de los setenta, patria y madre de todo tipo de experimentos fílmicos, en este caso siguiendo, en cierta medida, la veta abierta por el gran Mario Bava (en especial, de su Un hacha para la luna de miel). Sobre el papel, una simple historia de un asesino perturbado. En la pantalla, una absorbente historia de múltiples resonancias sobre los desmanes de un coleccionistaa (un ex estudiante de medicina que se encapricha de una adolescente), con una sugerente ambientación y unas correctas interpretaciones (en particular, la de su protagonista, un David Rocha exultante, recuperado para la causa por esos expertos apasionados de Exhumed Movies y Miskatonic Videos). La puesta en escena no escatima en aciertos de todo tipo, como las escenas frente al espejo, la del árbol sangrante o las de las propias muñecas que dan nombre al título. En su contra, todo hay que decirlo, hay que mencionar cierta torpeza en la planificación y en el rodaje de varias escenas, un score que no deja un solo segundo al silencio y a la sugerencia y, para terminar, continuos y gratuitos movimientos de cámara, zooms y demás recursos típicos de la época, por no hablar de ese videoclip insertado en medio de la película o de esa camiseta de cuello vuelto con logotipo de playboy. Lo curioso del asunto es que la producción parece adelantarse a obras como Tourist Trap o Maniquí (aunque, a la vez, puede hacer recordar en el espectador una de las historias de Al morir la noche).

Jules y Jim (Aka Jules et Jim)

2.5*

Icono de la nouvelle vague más gafapastista, Jules et Jim es, con probabilidad, la mayor petulancia rodada nunca por François Truffaut, elaborada a base de acumular muchos microepisodios en una estructura arrítmica. Un film irreal, frívolo y falsamente ingenioso sobre unos personajes repelentes, contradictorios e incoherentes hasta (el aburrimiento o) la exasperación, henchidos de superficialidad burguesa y de esa joie de vivre propia de quienes no tienen que trabajar. En particular, el personaje de Jeanne Moreau es voluble, egocéntrica y caprichosa a más no poder. La trama proviene de una novela que Zineface no ha leído por lo que poco puede afirmar sobre el problema de su adaptación. Sin embargo, para que el lector esté alerta, conviene conocer la espina dorsal del argumento: dos amigos comparten una mujer mientras la vida pasa, los años avanzan impertérritos y un narrador desconocido va haciendo comentarios vertiginosamente superfluos. En todo caso, parece que la historia es una excusa para lo más destacable de la película: la forma. Un caparazón visual que se inspira en el cine mudo (de ahí la importancia de la música de Georges Delarue) así como en la pintura impresionista y cubista y que, además, incorpora metraje de archivo (para las escenas de la Guerra, por ejemplo) y que, como novedad, se aprovecha de varias de las conquistas técnicas de las vanguardias artísticas (cámara en mano, montaje abrupto, congelación de la imagen, narración entrecortada, travellings en primer plano, planos-secuencias filosofales, vistas aéreas, pantallas que se abren, falta de raccord, etc.). Sin duda, la extravagancia es la norma. Y la excepción, la empatía del espectador. Encima, puso de moda los bigotes femeninos, como símbolo de inconformismo (sic.) ¡Ay, si Bazin levantara la cabeza!

viernes, 9 de octubre de 2015

Celebración del cuarto aniversario


Parece mentira pero, PastillaCrítica a PastillaCrítica, un año más acaba de perfeccionarse, acaba de tener lugar. Zineface espera que haya sido un curso cinematográficamente provechoso para todos sus lectores.
Pues bien, para celebrar el cuarto aniversario del Blog, vamos a recuperar la dinámica de los últimos años. Como ya sabéis, la idea es que proporcionéis una película para que sea Pastilleada. De hecho, tres de vuestras propuestas recibirán sus respectivas PastillasCríticas, con sus correspondientes dedicatorias personalizadas. Es decir, con la dedicatoria que merecen nuestros seguidores. Ni más ni menos.

Así que la idea es la misma que en anteriores aniversarios. Repetimos: quien quiera tener su propia PastillaCrítica dedicada, que deje un comentario, en esta entrada, proponiendo el título de una película para que sea Pastilleada. De todos los comentarios que se reciban en el Blog, se sortearán 3 PastillasCríticas dedicadas, que se irán subiendo a lo largo de los meses de noviembre y diciembre.

La fecha límite para que dejéis vuestro comentario es el 20 de octubre de 2014.

Y, por favor, recordad que el cine no es lo más interesante de la vida pero sin él la vida sería menos interesante. Y, quizás, también, menos entretenida y, por supuesto, menos reflexiva y sensitiva.

Ad astra per aspera.