miércoles, 21 de octubre de 2015

El último testigo (Aka The Parallax View)

3*

[Spoiler: ¿Se imaginan una conspiración para asesinar políticos incómodos? ¿Se imaginan a una misteriosa empresa, Parallax (como las que describe Dave Eggers), detrás de esa conspiración? ¿Se imaginan a alguno de ustedes investigando para desenmascarar dicha conspiración? ¿Y se imaginan presentando una solicitud para entrar a formar parte de los recursos humanos de esa empresa? ¿Se imaginan que las cosas no acaban como uno espera? Pues bien, esto es justo de lo que trata esta película]. Warren Beatty, testigo de un crimen político en Seattle, descubre que el resto de espectadores del magnicidio están muriendo en extrañas circunstancias. Poco a poco se pone a investigar y lo que descubre no le hará ni pizca de gracia. Con una puesta en escena realmente sobria, típica de la filmografía del director (planos fijos, pequeños movimientos de cámara, ligeros travellings, grandes planos generales, etc.), y un ritmo adecuadamente sincopado, Pakula entrega al espectador uno de sus característicos thrillers de política-ficción (con más política que ficción, por cierto), y con un espíritu políticamente fustigador, en la línea de Acción ejecutiva o JFK, por ejemplo. A la postre, estamos ante un producto muy pesimista, que denuncia la naturaleza realpolitik que hay detrás de buena parte de la democracia liberal representativa USAmericana (tal y como destaca Beverly Merrill en su Reelpolitik Ideologies in American Political Film), y que, incluso, se atreve a ponerle una buena zancadilla a la comisión Warren, pantomima demócrata para averiguar los motivos del asesinato de Kennedy. Como diría el propio Beatty, en el clásico de Peter Biskind, Star: The Life and Wild Times of Warren Beatty, “there’s nothing that can destroy Democratic Party like a Democrat”. Convendría destacar la similitud entre el cine rodado por Coppola en la época (especialmente, las dos primeras partes de El padrino) con el aspecto visual de este film. No por casualidad, el artífice de las tres narraciones visuales es Gordon Willis, nada menos, que comenta su trabajo en el imprescindible The Masters of Light. Uno de esos films que ayudan al espectador ingenuo a comprender las reglas del juego político.

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