lunes, 31 de octubre de 2016

Mis 5 imprescindibles de William Hurt:


-       Viaje alucinante al fondo de la mente (1980).
-       El ojo mentiroso (1981).
-       Fuego en el cuerpo (1981).
-       Hijos de un dios menor (1986).
-       Hasta el fin del mundo (1991).

Celebración del quinto aniversario: resultado

Como todos los años, y después de un escrupuloso sorteo, las películas que han sido seleccionadas para convertirse en PastillasCríticas dedicadas son las siguintes


Metrópolis
Los sin nombre
Capitán fantástico

Y, de manera excepcional, ha aparecido un accésit que corresponde a:

Frantz

En esta ocasión, a lo largo de los meses de noviembre y diciembre serán subidas las respectivas PastillasCríticas, con su dedicatoria correspondiente.
Muchas gracias a tod@s, de corazón, por vuestra participación. Es un placer contar con seguidores como vosotr@s.
Zineface espera que disfrutéis de las PastillasCríticas dedicadas y solo os pide una cosa: recordad que se elaboran con el mayor de los cariños y con la más escrupulosa dedicación.
Ad astra per aspera.

Proyecto Brainstorm (Aka Brainstorm)

3*

Douglas Trumbull es conocido, principalmente, por ser el responsable de los efectos visuales de clásicos como 2001: una odisea del espacio, Stark Trek: La película o Encuentros en la tercera fase. Pero también es autor, por derecho propio, de algunos pequeños clásicos de la ciencia ficción de los setenta y de los ochenta. Entre estos clásicos, hay que destacar Naves misteriosas, por ejemplo; o esta Brainstorm, centrada en una temática de tantísima actualidad como de no problemáticas implicaciones: ¿pueden registrarse los pensamientos, las emociones y las experiencias de las personas para que cualquiera pueda “vivirlas” tiempo despuéss? Tema tan phillipkadickiano encuentra en el tratamiento que le otorga Trumbull (provocativo, profundo, áspero) un canal maravilloso para que los espectadores reflexionen sobre las posibilidades y los límites de tamaña hazaña. El equipo de investigadores y científicos, formado por Louise Fletcher y por Christopher Walken, realiza un trabajo conmovedor, al igual que el equipo de empresarios y militares (con Cliff Robertson a la cabeza), y el mensaje final del film hace el resto. Excelentemente ambientada, rodada y montada, y producto de un rodaje infernal en los estudios de la MGM, estamos ante una de esas joyas, propias de la ultraconservadora década de los ochneta, medio olvidada por el tiempo. Y eso no tiene perdón de Dios. Como valor añadido, estamos ante el ultimo papel, fascinante, de la siempre hermosa y siempre talentosa Natalie Wood.

Ritos de medianoche (Aka Midnight Offerings)

3*

En Ocean High School están ocurriendo cosas muy extrañas: alguien muere de un ataque al corazón, un profesor de biología tiene un accidente automovilístico, el capitán del equipo de fútbol estampa su furgoneta en un escaparate… Todos estos accidentes tienen como causa las actividades de una joven y hermosa hechicera que habita en el lugar (la menuda Melissa Sue Anderson), modosita (y manipuladora) de día, pérfida asesina por la noche. Producción televisiva distribuida por la Paramount, rodada en Panavision y un auténtico festín para todos los admiradores de la brujería, la magia, el satanismo, los encantamientos y los poderes telequinéticos, al más uro estilo Carrie. Su ex novio y una estudiante recién llegada deberán enfrentarse a ella, como si de un capítulo de Star Wars se tratara: el bien contra el mal. Estrenada en plena fiebre del slasher, la película está bien escrita, bien rodada y bien montada, el film tiene un ritmo estupendo así como un clímax sorprendente, con fogata de Salem incluida.

Ciudad quemada (Aka La ciutat cremada)

3.5*
 
A través de una familia burguesa de productores de cava, los Palau, Antonio Ribas intenta representar histórica y épicamente un momento especialmente convulso y conflictivo de la historia catalana: el momento que media entre el final del siglo XIX (con las pérdidas coloniales) y comienzos del XX (con la Semana Trágica). Es decir, el momento histórico en el que se gesta el catalanismo moderno, como ha señalado Antoni Rigol. Siguiendo la estela de obras como Novecento, de Bernardo Bertolucci, o La tierra de la gran promesa, de Andrzej Wajda , Ribas compone un amplísimo retablo histórico en el que intenta introducir las vidas, costumbres y pensamientos de los obreros, de los agricultores y del resto de trabajadores así como lo propio de las clases altas, propietarias y burguesas, todo ello en un marco político de luchas entre los intereses capitalistas y de clase de la burguesía y de la aristocracia y los incipientes movimientos sindicales, radicales y anti-clericales, con las campañas de Alejandro Lerroux a la cabeza. Y, para más INRI, intentando completar el retrato añadiendo todo la cuestión nacionalista (el “problema catalán”), republicana y anti-monárquica. Sorteando un rodaje repleto de problemas y contratiempos, y financiada mediante las aportaciones de unos 102 (o 132, según las fuentes) inversores, la obra tuvo una enorme acogida en la Cataluña de su estreno, llegando a ganar distintos premios cinematográficos, como en Montreal o el del Filme Ibérico y Latinoamericano. 

domingo, 23 de octubre de 2016

El todopoderoso Thor (Aka Almighty Thor)

1.5*

Basura televisiva, made in Asylum, es decir, rodada con un par de dólares y cero talento y con un porrón de efectos cromados y CGI de saldo. Sin ir más lejos, el actor que hace de Thor parece cualquier cosa menos un dios escandinavo, de las trazas y del peinado que me lleva. De hecho, parece uno de los hermanos pequeños de Gary Busey. Al igual que su martillo de la “imbecilidad”. Perdón, de la “invencibilidad”. Por otra parte, aparece un Richard Grieco en horas bajísimas, haciendo de un Loki que parece un Derek Zoolander medio yonqui medio gótico. Un despropósito, vamos. La fotografía es plomiza y monocromática y la mayoría de la película está rodada como en un polígono de Los Ángeles, con la gente pasando de fondo, con graffitis en las paredes y con los coches circulando como si nada fuera con ellos. En fin, esta PastillaCrítica debería haber acabado con la primera palabra pero puestos a ser justos, la película puede proporcionar unas buenas risas a un buen grupo de amigos que se propongan verla en una fiesta. O puede ayudar, al volumen adecuado, a echarse una buena siesta. En cualquier otro caso, de verdad, que nadie pierda el tiempo con esta abominación. Vergonzosa. Y, encima, un mockbuster en toda regla.

miércoles, 19 de octubre de 2016

Todavía estamos aquí (Aka We Are Still Here)

2.5*

Otra de esos intentos actuales de recrear ese estilo tan particular del cine de terror de los setenta, rodada con ese ritmo lento de quienes no tienen mucho que contar y subrayada por una fotografía que se recrea innecesariamente en mil y un detalles (como curiosidad, el espectador puede sumar todos los segundos que ocupan los planos que no aportan nada a la trama). La historia gira en torno a una casa maldita, una casa poseída por una serie de entidades chamuscadas (los Dagmar), parecidas a las mujeres de Don't go in the House y que se dedican a sembrar el pánico entre una pareja y sus extraños y hippies amigos. Como no podía ser de otra manera, los sustos se dosifican durante la trama, los efectos de sonido hacen su papel y al final, toda la historia bascula entre La niebla de Carpenter, Pesadilla en Elm Street y la ghost story clásica, transformando el film en un primer capítulo de una posible franquicia. Sin embargo, la película, a la postre, pierde todo su espeluznante efecto al mostrar a las extrañas apariciones luchando contra el propio pueblo que las causó, un tal Aylesbury. Aunque, por otra parte, algunos destellos de horror puro (como el primer contacto con la fantasmagoría de la casa, a la luz de una linterna), alguna escena de humor fino (como la de la sesión espiritista o la de los cuchillos), algunas referencias meta-cinematográficas (como la de Providence o la propia presencia de Barbara Crampton) o esos detalle socarrones que salpican todo el decorado argumental (los personajes están todo el rato bebiendo B&J), hacen de su visionado una experiencia no del todo insatisfactoria. Los aspectos técnicos, por su parte, no son especialmente destacables pero tampoco son amateurs. Y los actores hacen bien su trabajo, especialmente esa especie de Richard Crenna que es Monte Markham. Si se quiere sangre a borbotones, mucho humo, quemaduras de tercer grado y un final a lo El proyecto de la bruja de Blair, esta es la película.

El caminante (Aka The Traveller)

3*

Después de popularizar a Waldemar Daninsky y de dirigir El huerto del francés, Paul Naschy se enfrenta a la literatura picaresca española. Pero a su manera. Es decir, introduciendo elementos del fantaterror satánico, de la comedia y del cine erótico. El propio Jacinto Molina escribe el guión e interpreta a un caminante llamado Leonardo, de formas piadosas pero de contenido recio que, de camino a la corte de España, se va apropiando de las más variadas personalidades (militar, caballero, peregrino, etc.) para sobrevivir a costa de los bienes y de los cuerpos de los demás. En su peregrinaje, le acompaña un joven lacayo, antiguo lazarillo, interpretado por David Rocha. El resultado es una amalgama desprejuiciada y moralista, con una ambientación que recuerda a la de Curro Jiménez, una estructura narrativa (finalmente circular) en la que se suceden escenarios de todo tipo, desde un convento a un lupanar, y una cualidad estética entre Velázquez, Goya y Zurbarán. Además, a un estilo franco y falto de ostentaciones, el director ofrece ciertas osadías visuales (como la de la escena del asalto a espadas, rodada entre matorrales y malas hiervas) y conceptuales (como la del sueño futuro, apocalíptico e incomprensible, adelantándose a un Alan Moore). Una de las películas más curiosas de toda la filmografía del gran Naschy. Y uno de esos films que ahora serían cuasi imposibles.

martes, 18 de octubre de 2016

Mis 5 imprescindibles de Sam Peckinpah:


-       Duelo en la alta Sierra (1962).
-       Grupo salvaje (1969).
-       La balada de Cable Hoge (1970).
-       Quiero la cabeza de Alfredo García (1974).
-       La cruz de hierro (1977).

sábado, 15 de octubre de 2016

Las minas del Rey Salomón (Aka King Solomon's Mines)

2.5*

Etnocentrismo zoológico europeo, esta película siempre ha sido considerada una de las obras maestras del cine de aventuras africanas. Vista (entonces, por algunas personas y) ahora (también por algunas personas), no deja de ser la típica paletada de colonos ignorantes y eurocentristas, aunque con un regusto por el conocimiento de floras y faunas diferentes. Aunque, claro, ese conocimiento respondía una necesidad de supervivencia o a un interés más o menos comercial (como en una película de Tarzán, vamos). Colonialismo, especismo, machismo, racismo, en fin, todos los bonitos “ismos” que han hecho a Europea y a su cultura un gran documento de barbarie, como dirían Benjamin o Jameson. Evidentemente, Europa es un conjunto de muchas más cosas pero, en el fondo, su riqueza y su preponderancia en el mundo se han construido con estas actitudes. Aunque Aristóteles, Leonardo o Spinoza, por ejemplo, además de otros europeos anónimos, no tienen nada que ver con estas cuestiones. En fin, una correcta adaptación (en la forma) de la novela de Haggard, protagonizada por dos pesos pesados de segunda B de la época, los aventureros Stewart Granger y Deborah Kerr (como en Mogambo), y solo para nostálgicos de un tipo de cine excesivamente deudor de su época. Escopetas versus lanzas, vamos. Aunque la fotografía, del gran Robert Surtees y aciertos parciales siguen manteniendo el interés más de 60 años después de su estreno. No confundir con Las minas de Rey Salmonete ni con el remake de la Cannon.

La mansion de los muertos vivientes

1.5*

Cuatro mujeres desprejuiciadas y un poco “putones” se disponen a vivir unos días de asueto en uno de esos hoteles de la costa española. En los días de viento (sí, en los “días”, no en las noches, que para eso estamos en la playa), las correosas jovencitas son asesinadas por una versión cutre casposa de los templarios de Ossorio, una especie de monjes vivientes violantes. El gran estudioso de la obra del tío de Javier Marías, Carlos Aguilar, afirma que estamos ante una película indigna de un “cineasta que tan admirablemente comenzara su carrera”. Uno de esos films clónicos que el venerado y venerable tío Jess perpetró a lo largo de su dilatadísima carrera, especialmente en sus últimos tramos, los que van desde mediados de los ochenta hasta el final de la misma. Una mezcla de cine de terror, erotismo soft sin depilar y de ese humor socarrón y surrealista con que solía salpicar casi todas sus producciones. Como dice Lina Romay respecto del personaje de Antonio Mayans, la película es absurda y extraña, como de otro tiempo. Así, sin más. Mal escrita, mal iluminada, mal rodada, mal montada, mal musicalizada, mal interpretada, mal maquillada (atención a esos monjes vestidos de blanco, por Dios), etc. Por lo menos, el espectador menos exigente se podrá deleitar con la hermosa figura de Jasmina Bell (alias de Elisa Vela) así como con algunas psicotrónicas secuencias, como las de la mujer que está atada a una cama y a la que llevan comida con insecticida y matarratas. En fin, uno de los muchos productos “S” de su director.

miércoles, 12 de octubre de 2016

Celebración del quinto aniversario

Un año más ha pasado y, para conmemorar el quinto aniversario del Blog, vamos a recuperar la dinámica de siempre para celebrarlo. Como ya conocéis, la idea es que los lectores proporcionéis una película para que pueda ser Pastilleada a gusto. En esta ocasión, volveremos a seleccionar tres de vuestras propuestas, que recibirán sus respectivas PastillasCríticas, con sus correspondientes dedicatorias personalizadas: es decir, con la dedicatoria que merecen nuestros seguidores. Ni más ni menos.

Así que la idea es la misma que en anteriores aniversarios. Repetimos: quien quiera tener su propia PastillaCrítica dedicada, que deje un comentario, en esta entrada, proponiendo el título de una película para que sea Pastilleada. De todos los comentarios que se reciban en el Blog, se sortearán 3 PastillasCríticas dedicadas, que se irán subiendo a lo largo de los meses de noviembre y diciembre.

La fecha límite para que dejéis vuestro comentario es el 20 de octubre de 2016.

Y unas últimas palabras: el cine puede ofrecer alegrías e ilusiones para sobrellevar los tiempos más difíciles porque, como decía Fellini, hablar de sueños es hablar de cine, ya que las películas utilizan el lenguaje de los sueños. Que la ensoñación y la realidad se unan en un todo maravilloso, como en las mejores películas.

Ad astra per aspera.

Los vengadores (Aka The Revengers)

3*

La familia de John Benedict (William Holden) es exterminada por un grupo de comanches capitaneados por un blanco con muy malas pulgas. El superviviente consigue sacar de la cárcel a un variopinto grupo de desarrapados con la intención de que le ayuden a dar caza a los culpables de su viudedad. Y así las cosas, el argumento se va complicando y enrevesando, pero siempre con la intención de contar una historia de alto contenido moral. Aprovechando el éxito y las resonancias cinematográficas de Grupo salvaje, Delbert Mann (que no tiene nada que ver con el gran Anthony Mann) se saca de la manga este Western de venganzas y traumas familiares, protagonizado por dos de los actores originales del film de Sam Peckinpah y una Susan Hayward espléndida (aunque su personaje no sale mucho, que digamos). La película revisita muchos de los paisajes físicos y morales del film del 69, así como da cabida a una buena parte de su paisanaje (con varias figuras y caracteres similares). De hecho, se nota una voluntad férrea de parecerse a la estratosférico obra maestra del director californiano, también en aspectos técnicos (como distintos encuadres, la misma fotografía, multitud de escenas, algunos cortes de la BSO, etc.), aunque con ligeras influencias del Western mediterráneo y casi ningún elemento crepuscular. En cualquier caso, no estamos ante un gran trabajo pero sí que es una obra estimable y entretenida. Como otra de las obras post-Peckinpah, Caza impagable, por ejemplo.


domingo, 9 de octubre de 2016

Alienator

1.5*
 
Un refugiado del Planeta X, un extraterrestre, es perseguido por el Universo por un caza-recompensas cósmico. El refugiado es un chico malo, vamos, que se ha escapado de una prisión de un olvidado planeta. Un ser muy evolucionado que tiene toda la pinta de salir de una de esas manadas de desarrapados motorizados de Mad Max. Y acaba en la tierra, en un camping gas de cualquier estado de los EE.UU., donde vivirá todo tipo de aventurillas y persecuciones con los más psicotrónicos personajes. El caza-recompensas, por cierto, tampoco tiene desperdicio: es una perra del espacio, musculadísima y punkorra, que tiene un brazo biónico que dispara rayos verdes y que puede sangrar un líquido amarillo. Y atención a su modelito y a su peinado. El pobre John Phillip Law intenta hacer un trabajo digno como el sheriff espabilado del lugar mientras que Jan-Michael Vincent hace lo propio como ejecutor en jefe de la cárcel interestelar de la que se escapa el refugiado. Todo es muy casposo (¡esa cabeza decapitada), muy casero (¡música de Casio!), muy charcutero (¡flipadlo con esa iluminación nocturna!) pero tiene esa típica gracia de las películas de serie z de los ochenta, esa atmósfera bizarra que a las generaciones actuales tanto disgusta pero que a una parte de los espectadores mundiales tanto y tantos momentos de felicidad y risas les ha dado. Atención a la escena del pié ensartado y del cervatillo “no hostil”! Una versión de papel Albal® del clásico de Cameron, Terminator.


Grupo 7

2*

Un grupo de policías disfuncionales, inmaduros y fuera de control (una especie de Los hombres de Harrelson pero oliendo a Barón Dandy) se dedican a perseguir a camellos y a intervenir droga en la Sevilla de finales de los ochenta y comienzos de los noventa, en un contexto de “limpieza” social de la ciudad antes de la Expo 92. Entre macarruzos, putas, soplones y mucha mandanga, la película construye un thriller de acción policial, metida en trapicheos y asuntos sucios, sin más interés que el de ver a un grupo de conocidos actores españoles haciéndose pasar por malotes, hasta que llega el momento venganza y la “reinserción” final (el happy end de turno), por muy ambigua que se quiera vender. Las pinceladas sociológicas son superficiales, la trama es simplista a más no poder (¿por qué no se plantea en ningún momento de dónde sale toda esa droga y quién controla y permite su tráfico?) y el desarrollo acusa no pocas inconsistencias históricas. En fin, reflexiones sociológicas aparte, la película tiene unas correctas escenas de acción y una estupenda banda sonora (del gran Julio de la Rosa) mientras que la fotografía, que parece que pretende ser naturalista e hiperrealista, satura de luz en cuanto menos te los esperas, especialmente en cuanto la cámara sale a la calle (en interiores el asunto está más controlado), en la misma medida que el sonido, no del todo bien equilibrado, por no hablar de la dicción y de la pronunciación de algunos actores. El desarrollo de los personajes tampoco es del todo coherente. Sin embargo, es un film que se puede ver y satisface cierta curiosidad por haber transformado en mainstream el ambiente degradado y despiadado de muchos barrios de la capital andaluza. Y por haber presentado el ambiente de impunidad policial en España. El del pasado, claro, que ahora son 100% respetuosos del estado de derecho, de la ley y de los derechos humanos.