jueves, 30 de abril de 2015

Mis 5 imprescidibles de Jamie Lee Curtis:



-       La noche de Halloween (1978).
-       Cartas de amor (1983).
-       Un pez llamado Wanda (1988).
-       Acero Azul (1989).
-       Mentiras arriesgadas (1994).


Phantasma (Aka Phantasm)

3*

En una pequeña ciudad del Noroeste USAmericano han comenzado a suceder cosas muy extrañas. En el cementerio de Morningside, un hombre muy alto y siniestro está extrayendo cadáveres de las tumbas y de los panteones con el objetivo de… Bueno, en fin, eso mejor que lo intente descubrir el espectador. Dos hermanos del pequeño pueblo donde está el cementerio Morningside, y un vendedor de helados, serán quienes habrán de averigüar lo que está pasando. Origen de toda una saga que ya va por la 5 entrega, este Phantasma de 1979 supone una vuelta de tuerca respecto de los argumentos tradicionales del género de terror a mediados y finales de la irredenta década de los setenta (psychokillers, zombies, casas encantadas, vampiros, etc.). En este sentido, su creador, Don Coscarelli, intenta sorprender de forma crónica al público con una trama salpicada, interminablemente, de sorpresas,  confusiones y giros de guión. Aunque, película a película, se puede llegar a entender algo de una historia que bascula entre el horror, la ciencia ficción y las plots tipo Salem’s Lot. Por otro lado, el film puso de moda, en un pequeño pero fiel sector de la audiencia, la figura de Angus Scrimm, la del héroe heladero y la de las propias bolas-voladoras-absorbe-cerebros. En definitiva, una cinta curiosa, entretenida y correctamente rodada. Además, la película es poseedora de un icónico tema del fantaterrorífico contemporáneo.


Muerte en el invierno (Aka Dead of Winter)

3*

Justo 5 años después de La trampa de la muerte (un rompocabezas de intriga al estilo de La huella), Arthru Penn corrió el telón del teatro para presentar su pequeño divertimento escénico, mitad thriller, mitad complot psicológico. El argumento proviene de una película de 1948 dirigida por Joseph H. Lewis, Mi nombre es Julia Ross: una actriz sin mucho éxito es contratada por un productor minusválido para que sustituya a una actriz recientemente fallecida de una trombosis. Sin embargo, las cosas no son como parecen y lo que se presenta como una oportunidad laboral, en realidad es una auténtica trampa. Penn consigue localizar perfectamente a todos los personajes en las cuatro paredes de la mansión, espolea a las mil maravillas unas magníficas interpretaciones (en particular, el triple papel de Mary Steenburgen) y consigue crear un producto para pasar un mal rato. Roddy McDowall, por su parte, vuelve a "sorprender" al espectador con su casi sempiterno papel de torvo leguleyo. Muy aconsejable para una tarde de lluvia y miedo.


miércoles, 29 de abril de 2015

La pasión de Cristo (The Passion of the Christ)

3*

Como en la fantasía de Alex (el protagonista de La naranja mecánica), cuando está leyendo La Biblia, Gibson sueña con poder estar, precisamente, en la flagelación y en el calvario de Cristo. Con probabilidad, la etapa de la vida de Jesús que es menos interesante por su escaso valor pedagógico. Sin embargo, por el contrario, si la intención es mostrar el sufrimiento del hijo de Dios, Mel Gibson aborda con detalle el castigo físico y psicológico al que se le sometió. Además, parece claro que esta insistencia visual en la carne lacerada y mortificada provoca una cierta atracción. Por eso Gibson, en realidad, está mostrando también el espíritu masoquista de una buena parte de la raza humana, la falta de empatía e, incluso, la indiferencia frente a la crueldad y frente al dolor ajeno. Hay, por tanto, una cierta estetización de la violencia y del sufrimiento (acentuada por la inclusión de Caviezel y Bellucci), algo que repugna a Claude Lanzmann, por ejemplo, el autor de uno de los más respetuosos homenajes a la desolación judía durante el Holocausto. La película, sin embargo, se cura en salud afirmando que la trama no tiene por qué ser exactamente lo que ocurrió en la historia. Por otro lado, el estilo fílmico del director es bastante plano, tibio, convencional, así como la imaginería que propone, bastante típica de Hollywood, al contrario que la presentada por Scorsese en La última tentación de Cristo o por Pasolini en El evangelio según San Mateo. Finalmente, podría compararse con el final de la serie de TV de Zeffirelli sobre la vida de Jesús.

martes, 28 de abril de 2015

Ángeles sin brillo (Aka The Tarnished Angels)

4*

Magnífico drama primerizo del gran Douglas Sirk, construido alrededor de Pylon, una iconoclasta novela de William Faulkner. Tanto la una como el otro desbordan pasiones, sordidez y elementos trágicos, aunque la trama de la película de Sirk no sea tan arriesgada como la obra de Faulkner. Sin embargo, el propio escritor quedó satisfecho con esta magnífica adaptación. La historia se centra en la admiración que despierta la forma de vida y el heroísmo de un piloto de acrobacias (Robert Stack), que vive junto con su mujer (Dorothy Malone) y su hijo, en la conciencia torturada de un innominado periodista alcohólico que, no por casualidad, anda a la caza de la “historia de interés humano” definitiva y que, por otro lado, se siente inexorablemente atraído por estas extrañas personas que sobreviven al margen del sueño americano. Este papel es interpretado con admirable dignidad por un Rock Hudson que merece una definitiva reevaluación. Solo un año antes, el cirujano Sirk había rodado otra de sus obras maestras con el mismo terceto protagonista. Magnífica fotografía en B&W y en Cinemascope, a propósito. Y, por cierto, resultaría interesante rastrear las conexiones de este film con el dramático Los temerarios del aire, dirigida por otro de esos enormes directores USAmericanos eclipsados por los 4 o 5 grandes: John Frankenheimer.

domingo, 26 de abril de 2015

House, una casa alucinante (Aka House: Ding Dong, You're Dead)

3*

Simpática y apreciable producción de terror con toques de comedia, producida por Sean S. Cunningham después del éxito de Viernes 13 y protagonizada por William Katt (el superhéroe americano). Un famoso escritor de novelas de terror, traumatizado por la desaparición de su único hijo y recién divorciado, se instala en la mansión donde se acaba de suicidar su tía con la intención de escribir una próxima novela sobre sus experiencias en la Guerra de Vietnam. Progresivamente, la mansión comenzará a instigarle con fenómenos sobrenaturales y agresiones, mezcla de realidad y pesadilla (con una estética de evidente inspiración lovecraftiana, por cierto). Unas agresiones que parecen encubrir una venganza. La película no está muy bien interpretada, la mezcla de comedia y terror restringe el grupo de posibles espectadores y la resolución es un tanto rimbombante y moralista. Sin embargo, el éxito fue tal que originó 3 secuelas. De alguna forma, recuerda a esa premisa sobre la que se basó ese oscuro film de 1988, Terrorgram: el pasado se puede hacer presente, con resultados funestos.

Mister Arkadin (Aka Mr. Arkadin Aka Confidential Report)

3.5*

Gregory Arkadin, un millonario sin escrúpulos, afirma sufrir de amnesia por lo que decide contratar a un investigador con el fin de que averigüe todo lo que pueda acerca de su pasado, del cuál no recuerda nada (en particular, respecto de su vida anterior a 1927). Según vaya avanzando en su investigación, el “biógrafo” irá descubriendo y revelando secretos oscuros y, francamente, reprobables. Una de esas disecciones sobre la identidad, el pasado y la memoria tan características de la obra de Orson Welles. Sin embargo, aunque el personaje recuerde al de Ciudadano Kane, Arkadin no es exactamente un rico y poderoso crápula. De hecho, tal y como afirmó el propio Welles, Mr. Arkadin es, básicamente, un aventurero. Por eso, la película rezuma esa vitalidad y ese cosmopolitismo propio de un hombre con las inquietudes infinitas de Wells. El film está rodado con ese falso amateurismo característico de las coproducciones del director, con un estilo tortuoso y carnavalesco y con un dinamismo visual tan violento como la propia trama (prostitución, trata de blancas, crímenes, robos, etc). Por cierto, conviene recordar que parte del argumento fue recuperado por Jesús Franco (colaborador del genio británico en la magnífica Campanadas a medianoche) en su La muerte silva un blues [Spoiler: finalmente, el espectador descubre que Arkadin ha orquestado toda esta pantomima para proteger el oscuro origen de su fortuna, un secreto que su hija nunca debería descubrir].

lunes, 20 de abril de 2015

Acorralado (Aka First Blood)

3.5*

Muchas son las películas que confluyen en esta obra maestra del cine de supervivencia y de acción de la ultraconservadora década de los ochenta. Con los hilos argumentales y espirituales de films como Los valientes andan solos o Ruckus, el gran Ted Kotcheff dirige una epopeya de crítica política con la excusa de denunciar el trato recibido por los veteranos del Vietnam. Justo lo que haría Steven Hilliard Stern en Zona de guerra: el parque, de solo unos pocos años después. Así que la pregunta es, ¿cómo trataban los EE.UU. a sus veteranos de guerra? Es sabido que muchos de los veteranos de la Segunda Guerra Mundial y de la guerra de Corea regresaron con profundos traumas que los incapacitaron para reintergrarse con “normalidad” en la sociedad consumista USAmericana. Lo mismo que ocurrió con la Guerra de Vietnam. De aquí provienen varias de las disfuncionalidades de los ex soldados, tal y como ha mostrado producciones como El cazador o El regreso, que no fueron, precisamente, dos exitazos en su país de origen. Pero Kotcheff prefiere mostrar la dificultad de su normalización mostrando el rechazo que sufrieron así como revelando sus mortíferas habilidades militares: los soldados son máquinas de matar, ¡y punto!: algo incompatible con la vida civil. La película es un prodigio en la justificación de la premisa, en el desarrollo de la persecución y en el despliegue de la acción y, además, Stallone, Dennehy y Crenna (junto con los secundarios) protagonizan una función realmente apasionante y convincente (en la línea de Caza salvaje), aunque el conmovedor final nada tiene que ver con el de la novela original. Por otro lado, la película dio pié a varias secuelas horripilantes, absolutamente reaganianas y, por tanto, faltas de cualquier sutileza política contra otras formas de pensar. Por cierto, Kotcheff volvería al tema en Más allá del valor.

miércoles, 15 de abril de 2015

Mis 5 cámaras cinematográficas imprescindibles:


La grabación analógica ha sido la forma de producción cinematográfica más importante en los últimos 100 años (tanto por su calidad intrínseca como por la relación entre la tecnología de grabación y de proyección). Pongamos algunos ejemplos. Alfred Hitchcock rodó varias de sus películas con la clásica cámara de 35mm Mitchell BNC, con la que hizo un trabajo excelente en La ventana indiscreta. Una cámara que reutilizaría Stanley Kubrick en algunos de sus films, como en Dr Strangelove o en Barry Lyndon (con la consabida adaptación de las lentes Zeiss). George Lucas utilizó una Panavisión R 200 para rodar La Guerra de las Galaxias en 1977, una cámara de 35mm (por supuesto) que, al parecer, se ha subastado por casi medio millón de euros. Como sabéis, Panavisión casi se ha convertido en el estándar de cámaras de 35mm y, además, su Panaflex ha sido un auténtico hit en el mundo de las cámaras portátiles, junto con la Steadicam. Sin embargo, algunos directores se han pasado a la grabación digital. David Fincher, por ejemplo, ha rodado Millenium con una impresionante Red Epic y Zodiac con una Thomson VIPER FilmStream, la misma cámara con la que Michael Mann rodó Collateral, apoyado por el director de fotografía Paul Cameron. David Lynch ha usado una cámara digital Sony DSR-PD150 en su última película estrenada hasta la fecha, Inland Empire. O Alexander Payne, que ha grabado con cámaras convencionales y, su última película, Nebraska, la ha rodado con una cámara digital Arri Alexa Plus, fabricada en Alemania. Por su parte, Paul Thomas Anderson ha filmado The Master con la Panavisión Super 70 (65 HR Camera) y con un aspect ratio widescreen típico de 1.85:1. Sin embargo, al escasear los proyectores de 65mm, las innovaciones técnicas de este formato digital no se han teminado de asentar en el cine contemporáneo. Habrá que estar atento a las últimas innovaciones técnicas de las cámaras digitales para ver si, finalmente, se convierten en el standard de grabación y de proyección mundial.

martes, 14 de abril de 2015

El dragón del lago de fuego (Aka Dragonslayer)

3*

A la muerte del mago Ulrich (Ralph Richardson), el joven aprendiz Galen (Peter MacNicol) debe viajar a un reino azotado por un el dragón Vermithrax y cuyas doncellas son periódicamente sacrificadas para aplacar al viejo monstruo. Curiosa y acertada producción Walt Disney de Word & Sorcery, que se aleja de las historias fantásticas infantiles de la casa para acercarse al reciente éxito de Excalibur (del mismo año), con una acertada aunque uniforme ambientación y unas convincentes localizaciones (Gales y Escocia). La historia, basada en leyendas como la de San Jorge y el dragón, es interesante y da pié a reflexiones y apuntes literarios, históricos y míticos de todo tipo. Sin embargo, la puesta en escena es, por momentos, un tanto televisiva, lo que reduce su potencial mítico. Por otro lado, la música no es apropiada, ni desde el punto de vista armónico, ni melódico ni tímbrico. Sin embargo, la película se deja ver, por su autenticidad y negrura, y, de hecho, destaca dentro del boom de películas juveniles y de fantasía de la época, comienzos de la ultraconservadora década de los ochenta. Nada que ver, por cierto, con esa bazofia llamada El caballero del dragón. Pero sí con esa serie de productos literarios y de rol llamada Dungeons and Dragons, publicada en España en formato libro por la editorial Timun Mas.

Han cambiado de cara (Aka ...hanno cambiato faccia)

3*

El camino de las adaptaciones es tortuoso. De la maravillosa obra maestra de Bram Stoker se han realizado todo tipo de versiones (desde el Nosferatu de Murneau hasta Nosferatu en Venecia) pero, sin duda, esta es una de las más extrañas y asombrosas. Corrado Farina, escenógrafo, escritor y director de cine italiano, originario de la alta burguesía savoya, da forma a una alegoría sobre el capitalismo y la tecnología a partir de la premisa de que los mitos no mueren, solo se transforman. Así, la figura gótica del vampiro se convierte en un gran propietario de medios de producción y de distribución de bienes y servicios que sigue chupando la sangre a sus pobres víctimas, en este caso literal y metafóricamente hablando, con la ayuda de la casta en el poder. De hecho, ese gran propietario se llama Giovanni Nosferatu, nada menos. La excusa argumental que dirige toda la trama gira en torno a un ingeniero de una compañía química, Alberto Valle, que es invitado por el dueño de un conglomerado de empresas (Adolfo Celi), a su siniestra mansión de campo, para recibir una propuesta de ascenso. El film es una de esas rarezas propias de la irredenta década de los setenta, de una gran fuerza simbólica y de denuncia, y resulta curioso que esté tan olvidada dentro del panorama cinematográfico actual. Por otro lado, la dirección se ve algo lastrada por modas visuales coyunturales y a la trama, claramente, le sobran algunas secuencias (como la de la partida de golf y la de los anuncios en blanco y negro). En todo caso, una película a reivindicar, por su enorme poderío crítico, tanto frente al status quo como frente a las fibras de lo convencional, la sumisión y la normalización sobre las que se sostiene. 



lunes, 13 de abril de 2015

Regreso a Full Moon (Aka Full Moon High)

2*

Comedia adolescente dirigida por Larry Cohen, creador de una de las sagas más bizarras de la historia del cine, la que comienza con Estoy vivo. El típico padre republicano USAmericano (un moralista hipócrita y campechano) viaja con su hijo (la estrella del equipo de rugby) a Transilvania en misión secreta. Una vez allí, el hijo será mordido por un hombre lobo, lo cual le producirá no pocos apuros en el High School donde estudia, una vez de regreso a su país. Y 20 años después también. Pinceladas sociológicas mordaces, humor simplón y malcriado y situaciones absurdas son algunas de las características de este film, un producto humilde y modesto de comienzos de la ultraconservadora década de los ochenta, bien rodado y montado pero con un guión que podría haber dado mucho más juego, como en la simpática De pelo en pecho, estrenada 4 años después (aunque donde allí hay fútbol americano, aquí hay baloncesto). En cualquier caso, si se tiene la tarde tonta, se deja ver sin mayores consecuencias gracias a algún que otro acierto humorístico, a algún que otro homenaje cinéfilo y a continuas referencias históricas, políticamente incorrectas.

viernes, 10 de abril de 2015

70 minutos para huir (Aka Miracle Mile)

3.5*

Harry Washello (Anthony Edwards) conoce un día cualquiera de trabajo a Julie (Mare Winningham), la chica de sus sueños, de la que se enamora y con la que queda unas horas después en la cafetería donde ella trabaja, en Miracle Mile, un barrio de Los Ángeles. El despertador no funciona correctamente y, cuando llega tarde a la cita, la chica no está y, curiosamente, el teléfono de la cafetería no deja de sonar. En cuanto lo coje, una temblorosa voz le comunica que en 70 minutos van a caer unos misiles nucleares que ya han salido de su destino. A partir de este momento se desencadena todo un conjunto de situaciones imprevisibles que tienen como hilo conductor la huida de los personajes para salvarse de la inminente hecatombe nuclear. La película está dirigida por Steve De Jarnatt (el creador de la videoclubera Cherry 2.000) y muestra una sofisticación en la composición de los planos, en la planificación y en la dosificación del ritmo y del desasosiego, propios de un artista consagrado, no de un cuasi debutante. Fotografía crepuscular y artística, que saca buen partido apocalíptico de la geografía urbana. La BSO, atmosférica y tensa, como la que los mismos Tangerine Dream compusieron para Risky Business. Las interpretaciones, convincentes como el acento siciliano de Robert de Niro en El Padrino II. Y el final, por cierto, es uno de los más valientes del género aunque, desde el punto de vista dramático, es un tanto insatisfactorio.