sábado, 31 de marzo de 2012

Mis 5 imprescindibles de Sigourney Weaver:




-       El año que vivimos peligrosamente (1982).
-       Aliens (El regreso) (1986).
-       Gorilas en la niebla (1988).
-       La muerte y la doncella (1994).
-       Héroes imaginarios (2004).



miércoles, 28 de marzo de 2012

No habrá paz para los malvados

3.5*

Una dura historia sobre un policía trasnochado y autodestructivo, que va un paso por delante de todo el cuerpo y justo uno por detrás de una trama de terrorismo islámico. Con fuertes pero digeridos ecos del Pekcinpah de Quiero la cabeza de Alfredo García y La huída, de ese Jean Pierre Melville antiheróico y del Siegel de Harry el sucio, Urbizu consigue su mejor trabajo hasta la fecha, en un film negro y fiero que sobresale por una iluminación homogénea y exquisita. Cada plano (incluidos los generales) está equilibradamente compuesto, cada escena convenientemente planificada, cada línea de guión es una parte acerada de un engranaje que funciona, tanto en el nivel de la trama como en el del suspense, tanto en el retrato de personajes (verosímiles aún en sus ropas arquetípicas) como en la representación de un mundo sucio, desgastado, implacable: el Madrid del siglo XXI. Salvo por algún que otro bajón rítmico, cierta confusión argumental y una BSO cuasi invisible que, paradójicamente, se nota cuando está (es decir, no acompaña, no enriquece la historia; en este punto, probablemente, haya también un problema con el sonido directo), la película es un dignísimo thriller con decenas de detalles que la hacen grande y más compleja de lo que a primera vista puede parecer. Coronado se gana al espectador con su conseguido mimetismo en el papel central, Santos Trinidad, mientras que el resto de actores cumplen con su papel (y ahí es nada) apuntalando una historia que se construye, básicamente, con imágenes, no con diálogos, como algunos de los mejores westerns.



lunes, 26 de marzo de 2012

Solomon Kane

2*

Robert E. Howard fue un prolífico y huraño escritor texano que dio forma a alguno de los más interesantes personajes de la literatura pulp del siglo XX. Conan fue uno de ellos. Solomon Kane, el puritano, otro. Michael J. Bassett agarra el personaje de Howard y lo mete rutinariamente en una estructura mil y una veces vista, de masacres, venganzas y redenciones (como en Conan el bárbaro, por ejemplo), con la única particularidad de que, de fondo, hay una especie de oscuro siglo XVI inglés y, a su alrededor, almas en pena, brujería y demonios. Lástima que la historia esté francamente mal contada y que abunde en tópicos y estereotipos (estéticos, narrativos, escénicos), porque el personaje es bien atractivo, teniendo en cuenta su ambigua naturaleza. Mejor ir a la fuente original: a la Weird Tales o a las dos excelentes ediciones disponibles en castellano, la de Valdemar y la out of stock de Anaya (bajo el cuidado de Javier Martín Lalanda). Por cierto, en el año 1996 se estrenó una especie de biopic romántico sobre el mítico escritor, El que caminaba solo.


viernes, 23 de marzo de 2012

Will Penny (El más valiente entre mil)

3.5*

Will Penny (Charlton Heston, en una de sus mejores interpretaciones) es la historia de un cowboy que es contratado por Alex (Ben Johnson) con la misión de vigilar el ganado de una enorme extensión de rancho, para lo cual debe pasar el invierno en una cabaña en las montañas. Tan modesta como coherentemente, Tom Gries dirigió su primer presupuesto abultado en torno a una historia de soledades y supervivencias, en la línea de Las aventuras de Jeremiah Johnson, con la que comparte –además del espíritu de frontera- una excelente fotografía, tanto del paisaje como de los interiores, obra del peckimpahiano Lucien Ballard. Hay que destacar también la BSO de David Raksin. La Paramount estrenó este magnífico Western justo una semana después de la presentación USA de El planeta de los simios, en abril de 1968, también con el protagonismo de Charlton Heston. Completaron el reparto Joan Hackett, Donal Pleasence, Bruce Dern y Slim Pickens, entre otros.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Con las horas contadas (D.O.A.)

3.5*

La película comienza con el típico flashback explicativo, propio de muchas cintas del género: un hombre, de vacaciones en San Francisco, conoce en el hotel a un grupo de comerciales con los que sale una noche a divertirse. A la mañana siguiente no se encuentra nada bien y decide visitar al médico. Descubre, para su consternación, que alguien le ha envenenado con una extraña sustancia luminiscente y que le quedan pocas horas de vida. Una película trepidante, con una magnífica dosificación del suspense y una contundente resolución. Rudolph Maté dirigió esta historia en 1950, en plena eclosión del film noir, con un dinamismo y una economía de medios realmente admirable, además de contar con un buen equipo de profesionales (Dimitri Tiomkin, Ernest Laszlo, Duncan Cramer). Por supuesto, Edmond O’Brien borda el papel y consigue imprimir al personaje esa desesperación propia de la situación, por un lado, y la determinación con la que intenta descubrir quién y, sobre todo, por qué le han envenenado. La escena en el club de jazz, The Fisherman, es magnífica, de una energía musical, colectiva, sexual, arrolladora, al igual que la escena en la que O’Brian corre por las calles de Frisco al enterarse de su propio asesinato o esa secuencia final en el mítico edificio Bradbury (el edificio de Blade Runner). Hay dos remakes, dirigidos por Eddie Davies y por Annabel Jankel-Rocky Morton en 1969 y 1988 respectivamente, muy inferiores a esta D.O.A. original, la cual, por otro lado, es una libre adaptación de una película anterior de Robert Siodmak. 



lunes, 19 de marzo de 2012

Las manos sobre la ciudad

4*
Las manos sobre la ciudad es un film poderoso. Además, es precursor en el tratamiento de una de las plagas del siglo XX, la especulación urbanística, que actúa con la inmoral y primitiva avaricia detrás de ella y con la complicidad de la política, tanto en Italia como en todos los lugares del mundo donde se practica. En Nápoles, la muerte de un niño al derrumbarse un edificio (justo al lado de unas obras cercanas) desata la indignación de la ciudad, de la prensa y de los concejales de izquierda, que reclaman la creación de una comisión de investigación para depurar responsabilidades. La derecha, el centro y la policía se muestran contrarios pero, con las elecciones a menos de un mes, deciden participar en la pantomima. Ya lo decía Napoléon: si quieres que un problema no se solucione, crea una comisión. Todas las escenas destacan por retratar con verismo y contundencia algún aspecto de la fenomenología de la industria inmobiliaria (de ahí su semi naturaleza documental), explicando algunas veces, describiendo otras, denunciando con inteligencia e ironía siempre, y todo ello dentro de una estructura dramática que no oculta una perspectiva progresista y una mirada crítica sobre los límites de la democracia. Protagonizada por un excelente Rod Steiger (en el papel del concejal y empresario Eduardo Nottola), con una puesta en escena de un formidable dinamismo y con unos diálogos incisivos, la película se mueve en el terreno de la excelencia aunque corra pocos riesgos en relación con determinados aspectos cinematográficos. El mismo interés en representar las responsabilidades políticas en los problemas sociales había movido ya a Francesco Rossi a rodar Salvatore Giuliano, de 1962, y le volvería a tentar en El caso Mattei, de 1972. Una curiosidad: en 1957, Italo Calvino escribió La especulación inmobiliaria para denunciar temas similares. Por último para terminar, el visionado de Freefall (telefilm británico de 2009) complementa a la perfección las cuestiones planteadas por Rossi.



sábado, 17 de marzo de 2012

The mutilator

2*
Un joven mata accidentalmente a su madre el día del cumpleaños de su propio padre. Cuando éste se entera, se vuelve loco. Años más tarde, el ya crecidito matricida, vuelve a la casa donde ocurrió tamaño desastre, con unos amigos de la universidad. Uno a uno, son salvajemente asesinados por su vengativo padre, que ha perdido el norte definitivamente y que utiliza todo lo que tiene a su alcance, de una forma harto imaginativa. Un slasher a la sombra de Viernes 13 (1980) y otros subproductos del momento, sin nada que añadir al subgénero salvo horrendas interpretaciones, cierto erotismo inesperado, efectos especiales de la época, un poco de gore, BSO cutrísima (con un par de hits de segunda B incluidos), montaje abrupto y unas cuantas escenas bastante vergonzosas (típicas, por otro lado, de la ultraconservadora década de los ochenta). Al perpetrador de tamaña hazaña (un tal Buddy Cooper) le retiraron la licencia en los 50 estados y no se ha vuelto a saber de él.



jueves, 15 de marzo de 2012

Mis 5 imprescindibles de John Carpenter:


-       Asalto a la comisaría del distrito 13 (1976),
-       La noche de Halloween (1979).
-       La Cosa (1982).
-       Están vivos (1988).
-       En la boca del miedo (1995).


martes, 13 de marzo de 2012

15 días

3*

Antes de enterrar a Ryan Reynolds, Rodrigo Cortés había dirigido varias interesantes historias. Una de ellas es este falso documental sobre la vida de una especie de Zelig a la española, el extraordinariamente escurridizo y sagaz gorrón Cástor Vicente Zamacois, cuya principal hazaña consiste en vivir holgadamente, en la España reciente, aprovechándose de la legislación en defensa del consumidor. Es decir, encargando todo los productos que pueda necesitar y disfrutando de ellos en los 15 días de prueba legalmente establecidos. Y, además, para mayor casposo regocijo, particularmente a través de La tienda en casa. Ingenioso en su planteamiento y entretenido en su realización, el mediometraje destaca por estar muy bien montado y musicalizado, por una efectiva mixtura de técnicas cinematográficas y por su admirable sentido del ritmo. Sin embargo, y como no podría ser de otro modo, las actuaciones son tan forzadas como la naturaleza del personaje retratado. Ahora bien, la risa está garantizada.


sábado, 10 de marzo de 2012

Tiburón

3.5*

Estimable revisión del cine de terror clásico, de manos de un inspirado Steven Spielberg, el cual había comenzado su carrera sólo unos pocos años antes con el magistral telefilm El diablo sobre ruedas. El argumento -basado en un best seller de la época- gira en torno a un gran tiburón blanco que asola las playas de una turística isla de veraneo y a los intentos del jefe de la policía local (Roy Scheider), un biólogo experto en tiburones (Richard Dreyfuss) y un viejo marinero (Robert Shaw) para darle caza. Con un conseguido uso del ritmo y del suspense, Jaws destaca por su estupenda fotografía y por un sólido guión que se va desarrollando poco a poco, sin caer en excesivos tópicos, y que va dosificando de manera efectiva tanto los sustos como el gore que necesita la historia. Estupendos exteriores, rodados en Martha’s Vineyard, el mismo lugar donde Norman Jewison rodó su Cena entre amigos, icónica BSO de John Williams, con esos amenazantes chelos, y reminiscencias literarias, especialmente del Ahab de Moby Dick.







jueves, 8 de marzo de 2012

Veneno para las hadas

3*

Carlos Enrique Taboada fue un director mexicano, especializado en el cine de terror, que tiene en su haber algunas películas sorprendentemente interesantes, como su mítica Hasta el viento tiene miedo o El libro de piedra. Por su parte, Veneno para las hadas (1984) cuenta la historia de Flaviola, una rica jovencita, que asiste a un colegio donde conoce a Verónica, la cual afirma ser una bruja. A partir del encuentro entra ambas, desarrollarán una relación dependiente basada en el sometimiento y en la práctica de unos juegos progresivamente macabros, donde los adultos tienen un papel muy secundario (de hecho, no se ve la cara de ninguno en toda la película). Utilizando una fotografía de interiores de una riqueza cromática considerable, Taboada consigue crear ese suspense y ese miedo que caracterizan a sus películas, a base de pequeños y sutiles sobresaltos y shocks. Por otro lado, hay una escena magnífica en un cementerio y otra donde se aprecia la influencia del éxito contemporáneo de Tobe Hopper, Poltergeist, aunque, en general, la cinta recuerda a El Otro, de Robert Mulligan, y, por supuesto, al clásico de 1959, La Mala semilla, de Mervyn LeRoy. Una curiosidad: Steven Wilson, de los Porcupine Tree, tiene un tema con el mismo título.


martes, 6 de marzo de 2012

Latcho Drom

3.5*

Tony Gatlif, director francés de origen gitano, siempre ha estado muy interesado por el estudio y la difusión de la herencia cultural de ese pueblo nómada y disperso, el gitano, que convive con el resto de culturas donde se asienta con esa mezcla de indulgencia e indiferencia que es propia de los pueblos seguros de sí mismos y reacios a una completa asimilación. Latcho Drom es un recorrido por diversas comunidades gitanas que van desde el subcontinente Indio hasta España, pasando por Egipto, Turquía, Hungría, Rumania y Francia. Y como Cliford Geertz con su thick description (y, antes que él, Gilbert Ryle), Gatlif pretende mostrar las características de un pueblo en base a la descripción de un elemento clave de su cultura: en este caso, la música y la danza, que cumplen un papel primordial en la reproducción generacional de un pueblo que, además, posee una cultura oral muy fuerte. Estéticamente, la película es subyugante,  como también lo son los distintos bailes, canciones y músicas que van deleitando al espectador. Por cierto, la influencia de la música romaní en la cultura europea es algo todavía por estudiar, aunque la figura de Django Reinhardt, por ejemplo, les hizo (en parte) justicia, reconociendo su legado. Latcho Drom forma parte de una trilogía sobre el pueblo gitano, junto con dos obras de ficción: Les princes (1983) y Gadjo Dilo (1997). Para terminar, Jeremy Marre rodó dos episodios de su famosa serie de 14 capítulos para Harcourt Films, con el expresivo título The Romany Trail: Gypsy Music, la primera sobre África y la segunda sobre Europa. Finalmente, se aconseja completar con Gitanos de Buenos Aires, de Xavier Villaverde y Regina Álvarez, sobre la comunidad judía en Buenos Aires.



lunes, 5 de marzo de 2012

Carretera al infierno

3*

John Ryder, un autoestopista ambiguamente huraño, siembra el terror en una carretera desértica y persigue con ahínco y muy mala leche a un conductor solitario. El primero está excelentemente interpretado por Rutger Hauer –actor fetiche de Paul Verhoeven-, mientras que al segundo le pone cara, sudor y lágrimas un competente C. Thomas Howell. Rodada en el desierto de Mojave, la opera prima de Robert Harmon consigue sacar partido a las localizaciones, a los actores, a la excelente fotografía de John Seale y a la mínima trama que sustenta la historia para construir un inverosímil pero absorbente psychothriller con una vaga inspiración en Terminator, de James Cameron. Las conexiones del film, dentro de sus limitaciones, son considerables (la estupenda The Hitch-Hiker de Ida Lupino, El diablo sobre ruedas, Creepshow 2, Nunca juegues con extraños, el reciente remake).

domingo, 4 de marzo de 2012

El moderno Sherlock Holmes

4*

Ahora que está relativa y muy pasajeramente de moda el cine mudo, vayamos a los verdaderos orígenes, concretamente a 1924, cuando Buster Keaton campaba a sus anchas como uno de los más grandes cómicos del momento, junto a Charles Chaplin y a Harold Lloyd. En esta película, interpreta a un joven proyeccionista que sueña con ser un gran detective -el crime-crushing criminologist, Sherlock Jr.-, lo que conseguirá, precisamente, adentrándose en una película que está proyectando en el cine en el que trabaja, aunque, en realidad, todo ocurre en sus propios sueños. Keaton encadena gag tras gag en una imaginativa y divertida sucesión de aventuras, persecuciones y sketches. Además, muestra su incomparable genio a la hora de sintetizar en imágenes un sólido guión, apoyado con unos increíbles efectos visuales y un magnífico montaje, en el que participó el propio Keaton. Y, todo ello, en unos entretenidísimos 45’. Woody Allen se inspiraría en esta comedia para su La rosa púrpura del Cairo y John McTiernan para El último gran héroe.


viernes, 2 de marzo de 2012

Nuestro día vendrá

3*

Una de las rarezas del cine francés de los últimos años, sobre una pareja de pelirrojos –Vincent Cassel y Olivier Barthelemy- que se embarcan en una aventura, en una imprevisible road movie, de camino a Irlanda. A partir de esa premisa, la película se va enrareciendo, pervirtiendo, enloqueciendo continuamente, mientras los personajes van cambiando de roles en un intento por rebelarse contra todo lo que creen que les ha venido sometiendo. La historia se va desarrollando en una espiral de sinsentido y de violencia hasta un final que puede provocar varias interpretaciones pero que, a la postre, insatisface al espectador. Por otro lado, el film logra emocionar en alguno de sus tramos pero, en conjunto, se muestra fallido, por su inconsistente propósito de mostrar la locura de unos personajes desubicados, rechazados, apátridas. Estéticamente atractiva y con una excelente interpretación de la pareja protagonista, especialmente de Vincent Cassel, supone el primer film de Romain Gavras, hijo del mítico Costa-Gavras –con producción del propio Cassel-.



jueves, 1 de marzo de 2012

El crepúsculo de los dioses

4*

Grandísima e influyente película de tintes negros sobre la mitología hollywoodense (en la línea de Cautivos del mal) que, además, escenifica las exequias del cine mudo tras el paso al sonoro. Un guionista en horas bajas (al que da vida un William Holden también en horas bajas), que es perseguido por sus acreedores, conoce accidentalmente a una vieja estrella del cine, la diva y desequilibrada Norma Desmond (Gloria Swanson), que vive aislada del mundo moderno en su barroca mansión de Los Angeles y se encuentra protegida por Max, su misterioso mayordomo (un tremendo Eric Von Stroheim, en un papel de grandes resonancias personales y profesionales). Egos desmedidos, ambición a prueba de arrepentimientos y enfermedades mentales para una historia técnicamente brillante, de una profundidad humana admirable y narrativamente ejemplar (aún a costa del retruécano de hacer de un cadáver el narrador de la historia). El guión es del propio director, Billy Wilder, escrito a dos manos con su fiel Charles Brackett, en su último trabajo juntos. Espectacular escena de inicio, con esa imagen desde el fondo de la piscina que ha pasado a la historia del cine (obra del director de fotografía de Perdición, John Seitz) e icónico final, con una Swanson soberbia en su última actuación. Sin embargo, el romance entre Holden y la joven aspirante a guionista parece trucada, la conclusión se muestra también un poco atropellada y, además, la puesta en escena del despecho final se revela ciertamente forzada. Los estudios de la Paramount, Cecil B. De Mille, Buster Keaton y otras estrellas del cine mudo aparecen por el metraje imprimiendo (con su incontestable presencia) veracidad y crédito a este ácido retrato de la industria del cine y de algunas de sus obsesiones, especialmente del éxito asociado a la juventud. Una película especular, donde el cine emula a la vida y la vida imita al cine, en una cadena circular y decadente.