viernes, 31 de enero de 2014

Mis 5 imprescindibles de Forest Whitaker:


-       Bird (1988).
-       Juego de lágrimas (1992).
-       Ghost Dog (1999).
-       El último rey de Escocia (2006).
-       El mayordomo (2013).


Canción de cuna para un cadáver (Aka Hush... Hush, Swett Charlotte)

3.5*

Charlotte Hollis (Bette Davies), una vieja solterona y antigua niña mimada del Sur, ha de abandonar su vieja mansión porque en sus terrenos se va a construir una autopista. Sin embargo, se niega a aceptar el deshaucio y, con la ayuda de su prima (Olivia de Havillad) y de un amigo de ambos (Joseph Cotten), intentará luchar contra la expropiación pero se enzarzará en una trama de engaños y rencillas personales. El director de Doce del patíbulo, rueda una historia tortuosa con una puesta en escena que combina una dirección clásica con un diseño de producción y una iluminación casi gótica, de un retorcimiento lumínico casi expresionista, obra del operador habitual del director, Joseph Biroc. Cautro años después de Psicósis, dos de ¿Qué fue de Baby Jane? y estrenada el mismo año que Una mujer atrapada, Robert Aldrich ilumina con hermosos claroscuros morales y una buena dosis de brutalidad fílmica (precursora del giallo y del slasher) una historia que mezcla drama sureño, investigación criminal y cine de misterio, con su correspondiente trauma juvenil. La atmósfera está excelentemente conseguida y el film cuenta con varias espectaculares interpretaciones, tanto del trío protagonista como de Agnes Moorehead, Bruce Dern, George Kennedy y Mary Astor, en el último papel de su carrera. Una película estimulantemente sórdida, una mixtura neogótica entre Tennessee Williams y Dario Argento.



 
 
 
 
 

jueves, 30 de enero de 2014

Estado de sitio

3.5*

El especialista en seguridad Philip Michael Santore (Yves Montand) y el cónsul Brasileño en Uruguay son secuestrados por una organización revolucionaria mientras reina el estado de excepción en el país, gobernado con mano férrea por una dictadura militar ultraconservadora y neoliberal. En los interrogatorios, se va desenredando la madeja de la conspiración contra la democracia en Centro América y el Cono Sur. Una conspiración que la opinión pública está conociendo en toda su siniestra extensión, en parte, gracias a los papeles que se han desclasificado sobre la intervención económico-militar USAmericana en América Latina. Constantin Costa-Gavras vuelve al cine político que le ha hecho famoso, con un estilo seco y cuasi documental y alejado de pomposidades, ambigüedades y subterfugios artísticos. Y lo hace, además, con un efectivo montaje y un inteligente uso del thriller, en el que se tienen en cuenta todos los topoi propios de la trama histórica que intenta retratar (los golpes de estado dirigidos por militares; la ausencia de libertades y el derrocamiento de gobiernos democráticos; la extensión de la violencia, la represión y la censura; la academia Internacional de Policia de Washington; la Academia de las Américas; la CIA y el FBI; el papel represivo de la policia y de fuerzas paramilitares como los escuadrones de la muerte; la extensión de la tortura como método habitual e indiscriminado de terror; las asociaciones de defensa del progreso y el librecambio; el papel de la izquierda y de los movimientos de liberación nacional como contrapesos políticos y militares; etc.). Una película que ilumina, entretiene y denuncia. El film es de 1973 y representa acciones llevadas a cabo en Brasil, Santo Domingo y Uruguay. Ese mismo año, comenzaría el golpe de estado en Chile. Tres años más tarde, en 1976, toda esta realidad se extendería a la Argentina. La historia termina con un llamamiento a que vigilemos a las élites codiciosas, egoístas y crueles, una vigilancia que no se dirige al espacio exterior, como en El enigma de otro mundo, sino a nuestro interior, a nuestra propia sociedad.


 

miércoles, 29 de enero de 2014

Horizontes perdidos (Aka Lost Horizon)

4*

En su autobiografía, James G. Ballard cuenta cómo vivió la invasión japonesa de China cuando era un crío, y cómo los europeos tuvieron que regresar a Europa o vivir en la colonia internacional de Shanghai. Esta semi desconocida obra maestra de Frank Capra comienza, precisamente, cuando un grupo de USAmericanos e ingleses deben regresar a Londres tras el estallido de la violencia en Basull, en la guerra chino-japonesa. El avión en el que pretenden regresar a Shanghai viaja en sentido contrario y se estrella en medio de unas enormes montañas nevadas, probablemente los Himalayas. Creyéndose perdidos, sin embargo, un grupo de personas les encuentran y les llevan a un valle olvidado entre las cumbres. Un lugar desconocido por la humanidad donde se lleva una vida humilde, “moderada” y amable, rodeados de salud, belleza y felicidad. Y, sobre todo, se lleva una vida con mucho sentido y espiritualidad (justo lo que buscada Tyrone Power en El filo de la navaja). Es Shangri-La, una metáfora del paraíso en la tierra, imaginada por millones de seres humanos a lo largo de la historia pero materializada para la pantalla por James Hilton y Robert Riskin. El film, dirigido con elegancia por el Capra genial de la década de los treinta y con una dirección artística asombrosa, llena los pulmones de un aire fresco y sano y te obliga a mantener constantemente una sonrisa en la cara. Una sonrisa de goce y bienestar cuya BSO es una partitura excepcional de Dimitri Tiomkin. Existe una versión restaurada y remasterizada, de más de dos horas y con una soundtrack más larga que la pista de video. Esta es la versión que hay que saborear. Como curiosidad, la low-budget (pero apasionante) novena entrega de la serie Star Trek para pantalla grande, Insurrección, es una adaptación de esta misma historia.


martes, 28 de enero de 2014

El lobo de Wall Street (Aka The Wolf of Wall Street)

3*

Jordan Belfort es un broker que se forra engañando a miles de inversores. Este es el argumento del film. Lo demás, cosas de American Ganster, por aquí, y de Wall Street, por allá. De hecho, Martin Scorsese vuelve a contar una historia que ya ha contado varias veces, aunque esta vez sin esa insultante, gratuita e hiperexplícita violencia de Uno de los nuestros o Casino. Además, lo vuelve a contar de la misma manera, como el ascenso y la caída de un crápula, de un caradura, de un proletario tentado por la inmoralidad de hacer dinero fácil especulando con los ahorros de los demás. La estructura de la película, en este sentido, es absolutamente previsible: tres partes, tres horas cada una. La primera para la ascensión, la segunda para la fiesta y la tercera para la caída. Asimismo, lo vuelve a contar con las mismas herramientas cinematográficas que le han llenado los bolsillos: una producción impecable, una fotografía pomposa, un espíritu escandalizador, una mezcla tragicómica, una cámara que se mueve como si la manejara Sam Raimi (aunque en este punto, Scorsese está bastante más comedido), el recurso a ralentizar determinadas escenas para recalcar algún efecto dramático, etc. Igualmente, vuelve a echar mano de las adolescentes virtudes de algunos de sus Blockbusters previos: sexo, drogas, exuberancia materialista, escenas subidas de tono, diálogos absurdos, personajes estereotipados y bufones (esa mano derecha de Jordan, el judío homosexual), etc. Visto así, el retrato de la época y de la avaricia parece perfecto, demoledor. Sin embargo, el espectador puede llegar a sentir que la película le está mirando por encima del hombro (fíjense en los rostros finales). La conclusión, por otra parte, es un guiño cómplice y una palmadita a la espalda a una mediocridad que, para más inri, es plagiada (¿alguien se ha dado cuenta de que Jordan no hace más que copiar y fusilar a sus mentores?). No hay redención, no hay análisis, no hay censura. Por cierto, todos los críticos han dicho que la película “es” Leonardo DiCaprio. Ummm. Qué agudos. ¿De quién va a ser si no? ¿De quién podría ser esta Oda a las raíces del capitalismo si no de él? ¿Alguien en su sano juicio se la daría a Jonah Hill o a Margot Robbie, por muy bien que estén? ¿O a ese triste agente del FBI, Kyle Chandler? ¿Hay algún otro actor en el film que componga un personaje con la misma energía cocainómana y la misma desvergüenza patética que DiCaprio? Bueno, si le llegan a dar más minutos a Mathew McConaughey, igual la película es suya.

jueves, 23 de enero de 2014

Threads

3.5*

Threads es una de las más dramáticas y desoladoras visiones sobre un hipotético holocausto nuclear. La película comienza con la presentación de la vida normal en una ciudad de Gran Bretaña, a mediados de los ochenta, y en cómo, de una forma abrupta e imprevisible, comienza una escalada militar que acaba con el lanzamiento generalizado de misiles nucleares. Pero la película destaca por mostrar con todo lujo de detalles las secuelas de un ataque atómico, a todos los niveles, tanto a nivel personal como a nivel colectivo; tanto a nivel psicológico como a nivel biológico; y todo ello narrado “día a día”, destacando por su aspereza y contundencia, como algunas imágenes de Cartas de un hombre muerto. En 1984, la BBC retransmitió este film por televisión y, debido a la dureza de lo que retrata y al carácter cuasi documental con el que fué rodado, produjo depresión en miles de espectadores. De alguna forma, causó las mismas o similares reacciones que El día después, la famosa producción USAmericana que tanto impresionó al mismo Ronald Reagan. Como curiosidad, Carl Sagan ejerció como consultor técnico-científico de este film, una producción que el propio Ted Turner costeó en su pase por la TBS. Por cierto, la película presenta una denuncia solapada de la inutilidad de la tecnología, de la fragilidad e interconexión de la vida moderna y muestra también algunos curiosos guiños al imaginario cristiano. Una de las más desagradables y desalentadoras historias que un espectador se puede echar a la vista.

lunes, 20 de enero de 2014

La rosa de hierro

2.5*

Una pareja de enamorados que se acaban de conocer en una boda, van a pasar el día juntos y acaban visitando un cementerio. En el interior de una cripta hacen el amor y cuando deciden irse se dan cuenta de que no encuentran la salida, lo que despierta los miedos y el histerismo de ambos. Reflexión poético-visual sobre las fronteras entre la vida y la muerte y sobre la corrupción de la belleza, obra de un Jean Rollin inspirado en la obra de Tristan Corbière y alejado de ese cine erótico vampírico que tanto ha frecuentado. Con una estructura relativamente circular y en tres partes (hasta que los dos personajes comprenden que no pueden salir, la noche en el cementerio y la danza elegíaca final de la protagonista), La rosa de hierro presenta muchas de las obsesiones del director galo: el sexo, el fetichismo de la muerte, la desnudez, el contraste entre la naturaleza y la sociedad, la artificiosidad de las relaciones humanas, etc. Rodada con una interesante mezcla gélida de erotismo, simbolismo y ambiguedad, la película no está ni mal iluminada ni mal rodada, ni mal fotografiada ni mal musicalizada, aunque las interpretaciones son un poco exasperantes. Por cierto, Rollin todavía sigue en activo, sorprendiendo y aburriendo a partes iguales a sus innumerables seguidores. Junto con Acoso en la noche, uno de los films más interesantes de su extraño director.

domingo, 19 de enero de 2014

Asalto al distrito 13

2.5*

En la nochevieja del 31 de diciembre del 2004, dos grupos (uno de agentes y otro de detenidos) se quedan encerrados en una comisaria bloqueada en medio de una tormenta. En el exterior, hay un grupo de policías criminales que quieren eliminar a un delincuente que se encuentra en el interior, así que ambos bandos deberán unirse para repeler el ataque. Actualización (más que remake) del clásico B de John Carpenter Asalto a la comisaría del distrito 13, donde Ethan Hawke encarna el papel de Austin Stoker y Laurence Fishburne el de Napoleón Wilson (Darwin Joston). Inspirándose en la obra maestra de Howard Hawks, Río Bravo, y aun con todos sus fallos, Jean-François Richet filma un interesante y digno thriller, aunque tampoco hace falta que empecemos a chuparnos las pollas, como diría el Lobo de Pulp Fiction. Mientras que Carpenter logra un claustrofóbico film con elementos de terror, Richet se centra en el desarrollo de la acción y en los tiroteos. Además, Carpenter acertaba al desestabilizar moralmente la historia mientras que Richet no puedo sino presentar a los personajes y dejarles hacer. Mientras la ambientación era conseguidamente desoladora en el producto original, en esta película es la historia, y no la tormenta o el ambiente, la que aisla a los personajes. Y, mientras que la BSO de Carpenter era punzante y pegadiza, la de esta cinta pasa sin pena ni gloria. Además, hay demasiadas casualidades, hay demasiados personajes metidos en la trama con calzador pero el desarrollo del suspense y de la acción son lo suficientemente convincentes para pasar un mal rato. Aunque luego se olvida.



 

miércoles, 15 de enero de 2014

Mis 5 imprescindibles de Susan Sarandon:


-       Atlantic City (1980).
-       Los búfalos de Durham (1988).
-       Thelma & Louise (1991).
-       Pena de muerte (1995).
-       Atrapada en el hielo (2003).

Siete días de mayo

4*

El general Scott (Burt Lancaster) y un grupo de altos mandos del ejército, planean derrocar a Jordan Lyman (Fredric March), el presidente de los EE.UU., debido a que ha firmado un tratado de no proliferación de armas nucleares con la URSS. Para poder revelar a la opinión pública la conspiración, el presidente, su equipo más íntimo de colaboradores y el secretario del propio general Scott, Coronel Casey (Kirk Douglas), han de encontrar las pruebas necesarias que permitan desenmascararla, lo que incluirá escarbar en la vida privada del mismísimo general, en particular en su turbia relación con una antigua amante, Eleanor Holbrook (Ava Gardner). Con la sombra de la crisis de los misiles en Cuba detrás, John Frankenheimer rueda uno de sus magníficos dramas, esta vez sobre la Guerra Fría y sobre la lucha entre una concepción ofensiva de las relaciones exteriores USAmericanas (como la que siguieron los presidentes Truman y Eisenhower, aconsejados por tipos como Curtis LeMay o Douglas MacArthur) y una política de apaciguamiento (como la que intentaron los presidentes Roosevelt y Kennedy), describiendo y desentrañando los mecanismos de poder, del Gobierno y de los militares. El director se basa en un soberbio guión, nada complaciente ni ingenuo (como el de la contemporánea Teléfono Rojo ¿volamos hacia Moscú?) y que, además, presenta una defensa de los valores constitucionales, democráticos y pacifistas, a través de una intriga magníficamente dosificada, donde brillan las actuaciones (en especial la de March y la de Lancaster) y la fotografía. El film es tan persuasivo que la Junta Militar que gobernó Brasil desde 1964 prohibió su estreno durante décadas.