miércoles, 30 de abril de 2014

Mis 5 actrices imprescindibles del cine fantástico:

-       Barbara Steele.
-       Elsa Lanchester.
-       Ingrid Pitt.
-       Debra Paget.
-       Milla Jovovich


martes, 29 de abril de 2014

Enfrentados (Aka Seraphim Falls)

3*

Western duro e inmisericorde sobre una persecución que es, en realidad, una venganza, la que quiere cobrarse Liam Nesson respecto de Pierce Brossnan, con una ambigüedad sutil donde el perseguido, en último lugar, se hace merecedor del perdón. Y ello porque ambos personajes son, a su vez, perseguidos por el mismo hecho que se les presenta como pesadilla. Brosnan es un capitán yanqui que, acabada la Guerra de Secesión, asesina a la mujer y a los hijos de un coronel sudista por error. Éste, decide vengar dichas muertes y comienza una implacable e infinita persecución, como en el clásico de Sergio Sollima o, más modernamente, como en Acorralado. Pocas palabras, buena fotografía, paisajes hermosos que resaltan la soledad y la tristeza de la historia y varias resonancias históricas, metafóricas y, finalmente, alegóricas, como algunas de las historias descarnadas de Cormac McCarthy o del Viejo Testamento. Así, según va avanzando la historia, los personajes van abandonando las montañas y la civilización para adentrarse cada vez más en el desierto, en un desierto cuasi sobrenatural (atención a la aparición de Anjelica Huston) donde los personajes pueden canjear bienes materiales por deseos. Un film muy respetable, clásico en su concepción y contemporáneo en su ejecución.

lunes, 28 de abril de 2014

El luchador (Aka Hard Times)

3*

El luchador no es una más de las películas sobre boxeo, ni sobre la lucha por la vida, ni sobre la Gran Depresión. Ni siquiera es una película más de Charles Bronson. Es una meritoria recreación del ambiente de miseria y supervivencia de la Gran Depresión usamericana, un mundo en el que alternan los perdedores y los aprovechados. La película fue dirigida con acierto y humildad por un debutante Walter Hill. Chaney (Charles Bronson), un misterioso luchador parco en palabras, ofrece sus puños a Speed (James Coburn), un sinvergüenza promotor de peleas ilegales, con la intención de ganar un poco de dinero y desaparecer. Pero las cosas se complican y Cheney tendrá que sacar lo mejor de sí mismo para intentar resolver los entuertos. Ambientada en Nueva Orleans, Hard Times se enriquece con breves homenajes a la música del Delta, una de las obsesiones del director de Long Beach. Excelente composición de Strother Martin y montaje del luego director Roger Spottiswoode. El club de la lucha rendirá un pequeño tributo a esta historia, así como alguna de las producciones de Clint Eastwood, ya que el film exhuma un extraño parecido narrativo con el Western


sábado, 26 de abril de 2014

Local Hero (Aka Un tipo genial)

3.5*

Confundiéndolo con un escocésde pura malta, digo de pura sangre, la petrolera Knox decide enviar a un pequeño pueblo escocés a un ejecutivo llamado Mac MacIntyre (Peter Riegert, ese otro Paul Reiser). La misión es cerrar las negociaciones con los propietarios del lugar para poder comprar toda la zona y poder así montar una refinería, de la cual no están enterados los vendedores. Por otro lado, el propietario de la petrolera, el excéntrico Félix Happer (Burt Lancaster) está muy interesado en que Mac le informe sobre los fenómenos astronómicos de la zona. Producida por los creadores de Carros de fuego, Bill Forsyth escribe y dirige una historia que mezcla calor humano, vida social a la vieja usanza y un poco de buen whisky con las consabidas y simpáticas excentricidades de aquellos a los que no les importa el dinero. Con un estilo que recuerda al de las comedias de la Ealing, Forsyth consigue que la película no caiga en bienintecionadas idealizaciones ni en romanticismos hollywoodienses, aunque finalmente sí la hace caer, aunque más por motivos sentimentales que por necesidades del guión. Una de las principales bazas de la producción es una fotografía deliciosa, que aporta algunas de la escenas más hermosas del film, además de constrastar convenientemente el revelado frío de una ciudad con la riqueza cromática de la vida marítima y el verdor del país. Por otro lado, la obra es famosa por una BSO muy exitosa, obra del líder de Dire Straits, Mark Knopfler, que auna sintetizadores de la época con un par de melodías realmente hermosas. Finalmente [y aquí va un spoiler], el señor Happer viaja a y decide construir un laboratorio de investigación astronómica y marina mientras que, por otra parte, el ejecutivo siente nostalgia por Escocia al volver a Houston. Ya podrían ver el film más propietarios de grandes multinacionales (y millonarios en general) así como, sobre todo, una buena parte de toda esa caterva de pequeños seres mediocres que les hacen los recados. El mundo se lo agradecería a todos ellos. Bueno, Al Gore la ha visto.




 

viernes, 25 de abril de 2014

El hombre que nunca estuvo allí

4*

Los hermanos Cohen, fieles a su espíritu transgresor pero también apegados a su potente conocimiento de la tradición cinematográfica USAmericana, establecen una serie de múltiples contrastes entre varios componentes del film: el homenaje a muchas convenciones del género negro, especialmente a la obra de James M. Cain (voz en off, infidelidades, asesinatos, chantajes, etc.) al que añade un par de subtramas interesantes (especialmente la de la formación musical); una BSO que alterna la música clásica (de Beethoven) y un par de cortes de piano y violines de Carter Burwell; una película pegada a la tierra (Santa Rosa, ese pequeño pueblo de California) pero con una fotografía a veces neblinosa del gran Roger Deakins (mitad tabaco y mitad vacilación); una película que se basa en la búsqueda de la verdad (aunque la verdad “de jaqueca”), en el desentrañamiento judicial de un caso de asesinato, pero que se encorva ante el principio de incertidumbre de Heisenberg, defendido por un personaje memorable, Freddy Riedenschneider (“a veces nuestra mirada altera lo que vemos, desconocemos lo que ha ocurrido de verdad o lo que hubiera ocurrido si no hubieramos metido las narices en un asunto”). Y, sobre todo, ese argumento contado al ritmo del discreto peluquero que lo protagoniza y esa ironía constante, desde el principio hasta el final, desde su concepción en color hasta su estreno en B&W. Por otro lado, el casting es realmente apropiado, tanto Billy Bob Thornton como Frances MacDormand portan rostros de finales de los cuarenta, de 1949, al igual que James Galdolfini, Michael Badalucco, Tony Shalhoub o Scarlett Johansson, pero el que marca la diferencia es Jon Polito, que compone un personajes a la altura de su talento. Una película que parece que solo tiene una cara pero que mira al espectador con mil y un rostros, los de los múltiples temas y asuntos que pasan por sus fotogramas (hasta hay una referencia a las conspiraciones marcianas de los cincuenta, muy Daniel Clowes). 


martes, 22 de abril de 2014

Alcalde por elección

2*

El viticultor Federico Villalba (Alfredo Landa) se presenta a las elecciones de su pueblo con el apoyo de un constructor casposo e ignorante, que admira la decencia de su candidato pero, a la vez, es un adicto a la pornografía. En uno de sus múltiples viajes a Madrid, su mujer y una amiga, que se han quedado en el pueblo viendo la TV, reconocen a alguien muy parecido a Federico, con una rubia despampanante y en un partido de fútbol. Ambas, asombradas por tal parecido, comienzan a investigar a Federico. Comedia de destape, típica del cine de la época y también de Don Mariano Ozores y de su locuaz hermano Don Antonio. Cuenta con la presencia, siempre estimulante, de Mirta Miller, una de las actrices más desaprovechadas de la historia del cine español. Además de una evidente crítica de esa hipocresía característica del cruzado español medio, el film tiene una extraña moraleja que podría parecer adelantada a su época pero que, en el fondo, es demasiado machista para poder tomarla en serio. Con similares, parecidos y análogos temas, Landa ha rodado El alcalde y la política y Las Verdes praderas, aunque con resultados artísticos dispares, puesto que, por ejemplo, este último título es, probablemente, uno de los trabajos más interesantes de José Luís Garci. En definitiva, una película para ver en alguno de esos inconscientes momentos en que uno pueda echar de menos las raíces de un país tan carpetovetónico como España. 

 

lunes, 21 de abril de 2014

Get Carter (Aka Asesino implacable)

3.5*

Jack Carter, un asesino a sueldo que trabaja en Londres, sospecha que alguien ha matado a su hermano y lo ha hecho pasar por un suicidio. Por tanto, para descubrir al verdadero asesino de su hermano, se dirige a su ciudad natal, una industrial y low-class Newcastle. Poco a poco, comienza a escudriñar en los círculos más selectos de la ciudad y descubre las verdaderas razones detrás de la muerte de su hermano. Revisión británica del thriller negro USAmericano, sobre la base de una historia que podría haber firmado perfectamente Raymond Chandler, salvo por una cosa: el carácter action hero del protagonista, un implacable e impagable Michael Caine. Desde el punto de vista narrativo, el film supone un antecedente directo de esos retratos slang-gansteriles de Guy Ritchie: estallidos de violencia incontrolada y seca, sexploitation ruda y desaliñada y unas dosis altísimas de cinismo, como si no se pudiera contar una historia de esta naturaleza sin una distancia tan fría como un whisky on the rocks. En contra suya, hay que destacar una estética absolutamente coyuntural que no permite abstraer fácilmente las características noir de la película sino que sitúa al espectador en una ciudad desaliñada, tanto física como moralmente, que siente los efectos de la desindustrialización y que, a la postre, exhibe algunas de las singularidades típicas del cine british de la época. Un año después, director y actor volverían a colaborar juntos en la simpatiquísima Historias peligrosas.



 


domingo, 20 de abril de 2014

Campamento sangriento (Aka Sleepaway Camp)

2*

Entrañable slasher de culto, estrenado a comienzos de la ultraconservadora década de los ochenta, a la zaga del éxito de Viernes 13 y The Burning y con el protagonismo absoluto de un campamento de verano, el campamento Arawak, con los tipos característicos del lugar (adolescentes, monitores, PAS) y testosterona por doquier. El leit motiv de la historia es tan simple como efectivo: un sentimiento de venganza obliga a asesinar, uno a uno, a diferentes personajes que pululan por la trama. Los asesinatos son ciertamente curiosos, es decir, no son los habituales machetazos del género. Aunque, por otro lado, algunos, siguiendo el tópico, están rodados con cámara subjetiva. Por su parte, los efectos especiales son extrañamente feroces, como el propio final de la película, uno de los más bizarros y grotescos de la historia del cine. Visión añeja y nostálgica sobre una época, a medio camino entre la indocilidad de los setenta y el conservadurismo USAmericano de los ochenta (como muestra un detalle: una camiseta es del grupo Blue Oyster Cult). Rodada por un director y productor independiente, la humildad de la propuesta está desarrollada coherentemente con diálogos de patio de colegio, unas interpretaciones amateurs y un ritmo a menudo parsimonioso, como de otra época y de otro mundo. Ciertamente no de comienzos del siglo XXI.




martes, 15 de abril de 2014

Mis 5 imprescindibles de Robert Mulligan:


-       Matar a un ruiseñor (1962).
-       Amores con un extraño (1963).
-       Verano del 42 (1971)
-       El otro (1972).
-       Verano en Louisiana (1991).

viernes, 11 de abril de 2014

El furor del Dragón

2.5*
 
El joven Tang (Bruce Lee) llega a Roma donde una amiga acaba de inaugurar un restaurante. Sin embargo, una panda de maliciosos gangsters karatecas les intentan hacer la vida imposible para apropiarse del local, por lo que Tang deberá rasgarse su camiseta, emitir extraños sonidos con la boca y mostrar su pericia marcial. Un argumento archiconocido y repetido hasta la saciedad (algo que haría las delicias de Heidegger y Kierkegaard) y que es llevado a la pantalla por la estrella de las artes marciales, Bruce Lee, el cual, además, interpreta su sempiterno personaje arquetípico: el del salvador de restaurantes chinos y héroe por accidente. Con una puesta en escena repleta de aspectos chirriantes y una coreografía que deja mucho que desear (falta de tensión, golpes repetitivos y defectos de coordinación de todo tipo), el film, sin embargo, se ha convertido en una obra de culto dentro del mundillo del Kung Fu, precisamente por la lucha final, en el Coliseo Romano, entre Bruce Lee y Chuck Norris (por entonces, campeón del mundo de Karate de los pesos medios): un combate que está rodado y montado con cierto suspense y pericia, aun a costa de varios encuadres corregidos y de esos fastidiosos zooms típicos de los setenta. Por cierto, fue el penúltimo papel cinematográfico del mítico luchador-filósofo de San Francisco.

jueves, 10 de abril de 2014

Her

4*

En 2010, Spike Jonze estrenó I'm here, un mediometraje sobre una relación de pareja bastante insólita: se trataba de dos robots que se conocen y se “enamoran” en Los Ángeles. Una idea conceptualmente similar es la que el director USAmericano ha intentado plasmar en este film, basado en un inteligente y emotivo texto propio. Y he aquí la primera maravilla. Tras la marcha de Charlie Kaufman, la obra de Jonze parecía que se había quedado sin su fuente de inspiración. Sin embargo, con Her, ha quedado demostrado que, literariamente hablando, aún hay vida después de Kaufman. Y, visualmente, también hay vida después de Jonze (y ahí está Synecdoche New York para demostrarlo). Sobre el papel, el argumento de la película es una simple anécdota (un hombre en crisis sentimental se enamora de un sistema operativo) pero, en la pantalla, todo adquiere un especial aura de verosimilitud gracias al profundo, divertido y veladamente reflexivo guión (aunque no es tan penetrante como parece a primera vista). Sin embargo, el conmovedor resultado final se debe también a la acertada customización ecofuturista (¡atención a ese cielo estrellado sobre un inmenso L.A.!), a una música de Arcade Fire (con toques de DCFC y Satie) que encapsula, como en un spot, escenas de una gran intensidad emocional y, sobre todo, gracias al trabajo de unos extraordinarios Joaquin Phoenix y Amy Adams. El estilo visual del film, de una modernidad icónica evidente, podría ser el hijo putativo del matrimonio con Sofía Coppola (humildad en la dirección, una puesta en escena sobria pero muy cuidada, narrativa sternesiana, una estetización absolutamente trendy, etc.). La película tiene, además, dos momentos que rozan lo sublime: la primera es la escena “sexual” entre Theodore y OS Samantha. La segunda, bueno la segunda es mejor que la descubran ustedes mismos.