Es curioso cómo algunos
directores y algunas películas se esconden tras las bambalinas de las historias
oficiales del cine. Es el caso de esta película y de su director, Fielder Cook,
poseedor de una curiosa filmografía (como Stuart Heisler o David Miller) e, incluso, de alguna
obra maestra (como Patterns). En esta
ocasión, Cook se sirve de un argumento interesantísimo sobre una partida de
póquer legendaria, un matrimonio de camino a su rancho de Texas y una obsesión
que pondrá a la familia contra la espada y la pared. Poco más se puede decir de
la trama sin estropear su desarrollo o el sorprendente final. Aunque sí es
obligado mencionar a los intérpretes: Henry Fonda, Joanne Woodward, Jason
Robards, Burgess Meredith, Kevin McCarthy (el potagonista de la prodigiosa La invasión de los ladrones de cuerpos),
Paul Ford, Charles Bickford, nada menos. Una de esas películas entretenidas,
para una soleada pero fría tarde de sábado, en la línea de El rey del juego, El golpe
o El buscavidas (no por casualidad,
el guionista es Sidney Carroll, escritor de ambos films). Sin embargo, si el hastiado espectador tiene una tarde particularmente perspicaz, podría echar
pestes desde el mismo momento en que se le permite sentarse a jugar al póquer a
una fémina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario