sábado, 31 de diciembre de 2011

Mis 5 películas imprescindibles de 2011:




-       Los descendientes, de Alexander Payne.
-       Warrior, de Gavin O’Connor.
-       Midnight in Paris, de Woody Allen.
-       El niño de la bicicleta, de Los hermanos Dardenne.
-       El Ilusionista, de Sylvain Chomet.



miércoles, 21 de diciembre de 2011

Apocalypse Now Redux

5*

Durante muchos años, Francis Ford Coppola había acariciado la idea de adaptar El corazón de las tinieblas, uno de los relatos más inquietantes del escritor Joseph Conrad. Por eso, tras encadenar la primera parte de El Padrino, La conversación y su tercera obra maestra, El Padrino II, Coppola, en la cima de la popularidad y el reconocimiento crítico, decide sacar adelante este proyecto, tanto tiempo acariciado, transformándolo en la primera producción de su recién inaugurado estudio, Zoetrope. Coppola escribió el guión sobre el borrador original de John Millius, con una mezcla muy fiel de elementos originales de la novela pero trasladados a la guerra del Vietnam, multitud de variaciones y, también, influencias dispersas de T.S. Eliot, La rama dorada e, incluso, Kipling. Tras más de 16 meses de rodaje infernal en la Filipinas de Ferdinand Marcos, Coppola tuvo que montar una primera versión seleccionando de entre más de 200 horas de filmación. De hecho, la edición final de la película llevó casi dos años más. El resultado, Apocalypse Now, es una película meándrica, sinuosa, como el propio río que debe remontar el capitán Willard (Martin Sheen) para localizar y eliminar al coronel Kurtz (Marlon Brando), una especie de semidios de la guerra que resulta antipático a sus superiores y que ha experimentado el verdadero horror. En el plano técnico, Coppola apoyó su historia en una impactante fotografía de Vittorio Storaro y en un diseño de producción creado por Dean Tavoularis, además de contar con una BSO mítica –con fragmentos de The Doors y de Richard Wagner- y una excelente producción de sonido. En el plano artístico, y una vez rechazado Harvey Keitel para el papel de Willard, el reparto quedó conformado por unos enormes Marlon Brando y Martin Sheen. Además, el film cuenta con un prodigioso Robert Duvall (completan el reparto, Sam Bottoms, Laurence Fishburne, Frederic Forrest, Dennis Hopper y Harrison Ford). Esta versión, ampliada hasta los 202’ (desde los 153’ de la versión original de 1979), no hace sino acrecentar los meandros y recodos del río que recorría la versión anterior, añadiendo la excepcional escena de la plantación francesa, entre otras. Una película enorme, desmesurada, incluso grandilocuente, como buena parte de la filmografía de su autor; una película que acaba resultando un alegato antibélico simplemente mostrando la lógica destructiva, absurda e irracional de la guerra, incluida la de Vietnam, cuyas consecuencias en los soldados usamericanos ya habían sido retratadas en la extraordinaria El cazador, de Michael Cimino (1978).
 


domingo, 18 de diciembre de 2011

Los ojos sin rostro

3.5*

 
La filmografía de Georges Franju (uno de los fundadores de la Filmoteca Francesa) es muy poco conocida en España. Además de su mediometraje sobre los mataderos parisinos (Le sang des bêtes) y algún que otro policíaco, no se conoce mucho más de su obra. Salvo Los ojos sin rostro, de 1960, película que ha ejercido una enorme influencia en distintos géneros y en distintas cinematografías posteriores. Por ejemplo, en nuestras tierras, casi inmediatamente después, Jesús Franco utilizó parte del argumento (junto con la influencia de Dassin) en su excelente y personalísima Gritos en la noche. Los autores del guión fueron nada menos que Pierre Boileau y Thomas Narcejac, los creadores de Las Diabólicas, y contaron con la colaboración de Claude Sautet. Con alguna velada referencia a Victimes de devoir, de Ionesco, Franju nos ofrece una estilizada historia de terror y suspense, muy bien narrada, ejemplarmente montada, con una absorbente fotografía en blanco y negro y una BSO competente, obra de un novato Maurice Jarre. Un clásico del misterio que resume la mejor de sus bazas en su apuesta por mezclar belleza, lirismo y horror. Por cierto, el propio Franco volvería a recuperar el argumento en Los depredadores de la noche. Y nuestro Pedro (Pe says), le rinde homenaje, copiándola, en su mimética La piel que habito.

viernes, 16 de diciembre de 2011

A Lone Tree

3*

De entre todas las películas del nuevo cine surcoreano que llegan a Europa, los thrillers y los films de terror acaparan casi toda la atención mediática (The Host, Dos hermanas, Memories of a Murder, I Saw the Devil, por poner sólo algunos conocidos ejemplos). Por eso es soprendente encontrar esta producción de 2010. El novel director surcoreano Song In-Sun rueda una amarga y contemporánea historia, salpicándola con tiernos y humorísticos momentos. Un joven bombero de Gangwon (provincia al norte de Corea del Sur), casado y con una niña de 6 años, descubre que está gravemente enfermo y toma la decisión de no decírselo a ninguno de sus familiares más cercanos, ni siquiera a su mejor amigo y compañero de trabajo. Con algunos parecidos con Mi vida sin mí, de Isabel Coixet, la película mantiene constantemente un difícil equilibrio entre el drama más convencional y la disección de caracteres típica de una buena parte de la filmografía asiática, especialmente de la japonesa y de la surcoreana, con una puesta en escena sencilla pero sutil, una fotografía sobreexpuesta y un estilo cinematográfico occidentalizado en su conjunto, lo que se aprecia hasta en la BSO, con ciertos toques de guitarra y unos pianos arpegiados que recuerdan a Gustavo Santaolalla y a Masaru Hoshii, respectivamente


miércoles, 14 de diciembre de 2011

Mis 5 películas navideñas imprescindibles:



-       Plácido (1961), de Luis García Berlanga.
-       Gremlins (1984), de Joe Dante.
-       Pesadilla antes de Navidad (1993), de Henry Selick.
-       Last night (1998), de Don McKellar. 
-       Tokyo Godfathers (2003), de Satoshi Kon.


lunes, 12 de diciembre de 2011

La chica de la fábrica de cerillas

3*

Aki Kaurismäki es un director finlandés que siente una especial predilección por el minimalismo (en toda su extensión), por el cine de Bresson y por una clase de humor negro y absurdo por igual (con referencias a los Marx Brothers). Todo lo cual le acerca a su discípulo usamericano, Jim Jarmusch, con quien comparte intenciones, resultados e, incluso, cameos. En La chica de la fábrica de cerillas, estrenada en 1990, Kaurismäki logra sintetizar las características de su cine, 12 años antes de su soberbio El hombre sin pasado, mediante una historia narrada con largos planos fijos, ligerísimos movimientos de cámara y un montaje moroso que, por momentos, hace pensar en un documental, aunque de ficción. La película forma parte de la llamada Trilogía proletaria y su argumento se centra en una joven que trabaja en una fábrica de cerillas y que vive con su madre y su padrastro sin recibir afecto alguno. Tristezas, sueños rotos y amores no correspondidos se dan la mano en una gélida historia que, finalmente, acaba convirtiéndose en una especie de cuento cruel, a la manera de los de Villiers de L'Isle-Adam, aunque una ligera afinidad con Mouchette de Bresson también es factible.






domingo, 11 de diciembre de 2011

El halcón y la presa

3*

Sólo dos años después de que el gran Sergio Leone inaugurase oficialmente el spaghetti-western con su Por un puñado de dólares (1964) -en la estela de nuestro Joaquín Luis Romero Marchent-, Sergio Sollima presentaba el primero de sus tres estupendos westerns, con el excelente Tomás Milian como protagonista. En este caso, un obtuso y obsesionado Lee Van Cleef (Jonathan Corbett) debe perseguir a un mexicano que ha sido acusado de haber violado y asesinado a una niña (Manuel "cuchillo" Sánchez). De ahí el título de la película: El Halcón y la presa. Pero lo que confiere entidad a esta obra es el carácter ambiguo de los personajes, la gama de grises con la que son retratados justo hasta el final de la historia. Aquí reside, de hecho, la principal riqueza del film: en desdibujar las fronteras que separan a la figura del perseguidor de la del perseguido, ensombreciendo también las razones y los motivos de cada uno de ellos. Además, Sollima se apoya en ciertas pinceladas histórico-políticas y en un guión que, si no inteligente, sí es, por lo menos, bastante perspicaz, tanto en el desarrollo de la acción como al nivel de los diálogos. Fotografía del veterano Carlo Carlini, música del luego famosísimo Ennio Morricone y producción habitual de Alberto Grimaldi.


sábado, 10 de diciembre de 2011

Movida del 76

3.5*

Richard Linklater despliega la cámara justo el último día de clases antes del verano, en un instituto de su Houston natal, en mayo de 1976, y nos regala su particular radiografía -con efectivos y afectivos tintes sociológicos- de toda una generación, como ya hiciera George Lucas en American Graffitti, de 1973. Para ello, nada mejor que contar con un guión que trama convenientemente una gran variedad de historias con una gran variedad de caracteres sociales, en un ambiente de euforia colectiva donde los ritos de iniciación y los sueños de cada personaje conforman la realidad pero también el horizonte de sus proyectos vitales. Si añades una paleta de actores bien adaptada a las necesidades de la historia (Jason London, Ben Affleck, Parker Posey, Matthew McConaughey, Adam Goldberg, Milla Jovovich, Cole Hauser, entre otros) y una buena muestra de éxitos musicales de los setenta (Deep Purple, Alice Cooper, War, Lynyrd Skynyrd, Ted Nugent, entre otros), Dazed and Confused (que es el título original de la película y un claro homenaje a los Led Zeppelin) se tranforma en una de las mejores High School Movies usamericanas de todos los tiempos. Probablemente, la versión nerd de Movida del 76 sea Academia Rushmore de Wes Anderson, estrenada sólo 5 años más tarde, en 1998.


jueves, 8 de diciembre de 2011

Solaris

4*

Dos han sido las versiones que, por ahora, han intentado trasladar a imágenes la extraordinaria novela de ciencia ficción homónima de Stanislaw Lem, publicada en 1961: la película de Andrei Tarkovski (de 1972) y la de Steven Soderberg (del 2002). La primera es, sin duda alguna, la mejor de ellas porque constituye el intento más serio y conseguido de trasladar a la pantalla tanto la trama de la novela como su espíritu filosófico, psicológico y místico. Solaris es el tercer film del director ruso (si excluimos sus primeros trabajos como estudiante) y una de sus obras maestras, aunque el propio Tarkovski no quedó satisfecho del todo con el resultado porque lo consideraba ordinario, convencional. Con la influencia de un selecto e importante grupo de directores (Buñuel, Bresson, Bergman, Mizoguchi, entre otros) pero desarrollando un estilo personalísimo, fundado en una obsesiva puesta en escena, en una fotografía pausada y en un sereno pulso narrativo, Tarkovski plasma el complejo drama psicológico de la novela en unos absorventes 165' que, desde luego, no parecen aconsejables para todos los públicos, especialmente para aquellos que han crecido subyugados por los acelerados montajes de las películas de Michael Bay. Una curiosidad: en esta película, como en la innovadora obra autobiográfica El Espejo, se pueden encontrar interesantes referencias a España. En Solaris, en concreto, al Quijote.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Los Goonies

3*

Cine para toda la familia de la mano del tándem formado por Richard Donner (en la dirección) y Spielberg, Kennedy y Marshall (en la producción), sobre un argumento del propio Spielberg (guionizado por él mismo y por Chris Columbus). Cuenta la historia de un grupo de amigos proto adolescentes que encuentran un mapa del tesoro en el desván de la casa de uno de ellos, justo un día antes de que vayan a ser desahuciados de los Muelles de Gun. A partir de ese momento, vivirán toda una serie de peripecias y aventuras en busca de ese tesoro, perteneciente a un famoso pirata llamado Willy el tuerto. Ambientada en la ciudad de Astoria, en el estado de Oregon, y con unas localizaciones que se han convertido en destino de peregrinación para miles de fans en todo el mundo, la película constituye todo un clásico del cine palomitero de la década de los ochenta, con hit de Cyndi Lauper incluído (The Goonies 'R' Good Enough), y con toda la razón, especialmente por unos prodigiosos primeros 15' y por un hálito de aventura mítica, inciática, que salpica todo el film. La vibrante música de Dave Grusin, ciertos diálogos y algunos de los personajes han pasado ya a la historia de la iconografía y la cultura populares, especialmente Sloth, Bocazas, Data y los Fratelli. Los Goonies supuso el debut de Josh Brolin y la primera película importante de Sean Astin, más conocido por interpretar al mejor amigo de Frodo, Sam, en la expectacular versión de El Señor de los Anillos de Peter Jackson.



lunes, 5 de diciembre de 2011

Un método peligroso

3*


Quien haya disfrutado de la irónica y amarga literatura de Arthur Schnitzler (por utilizar las palabras de Claudio Magris), le sorprenderá muy poco descubrir los pormenores de la vida cotidiana de la burguesía mitteleuropea, tal y como queda retratada en la última película de David Cronenberg, y los factores que la sustentan: una defensa de la vida familiar, las convenciones matrimoniales y las apariencias sociales, en contraste con una obsesión por la satisfacción de los apetitos y las pulsiones sexuales, y todo ello en un clima de represión (ya subrayado por Michel Foucault). Sin embargo, como afirma el propio Jung en la película, es posible que exista en la vida algo más que sexo, en contra de lo que pueda decir el propio Freud o, incluso, un Woody Allen. Y a esto se dedica toda la historia: a desentrañar si existe o no dicha posibilidad. Así, además de una pugna intelectual entre Sigmund Freud y su discípulo C.G. Jung (lo que los personajes hablan), Cronenberg narra la relación triangular entre ambos y una paciente del segundo, la atormentada Sabina Spielrein (lo que los personajes hacen), con las teorías freudianas y el trastorno neurótico de la paciente catalizando toda la acción. El clásico Psychopathia sexualis, de Richard von Krafft-Ebing (1886), ya describió lo que constituye el caso clínico central de la historia: un caso de masoquismo (como el de Belle de jour), que pone sobre la mesa, además, el sadismo latente del terapeuta. Cronenberg sigue con su transición hacía un clasicismo en la forma y en el contenido, que ya comenzara con Spider y con Una historia de violencia, a costa de su torturado y viscoso mundo anterior, a lo que hay que añadir un comentario crítico: se abusa del plano en profundidad (un rostro en primer término y otro al fondo: ambos enfocados), como hiciera De Palma en Carrie y, con más tino, John Houston en Freud, pasión secreta, la cual, como instrumento pedagógico, al servicio del psicoanálisis, es bastante más efectiva. Por otro lado, hay que destacar el excelente trabajo de Michael Fassbender. Finalmente, la película se sostiene sobre una frialdad emocional y estética que sí, puede ser coherente con la época, pero también pueder ser interpretada como un síntoma del tipo de interés que despierta la historia.


El poder de la fuerza

1*

El primer papel protagonista de Chuck Norris después de algunos papeles secundarios (como en su mítica aparición en El furor del Dragón, dirigida por Bruce Lee). El bueno de Chuck debe buscar a su hermano, que ha desaparecido en un pueblo cuasi abandonado a su suerte por la civilización occidental y que está controlado por un libidinoso juez. El poder de la fuerza es una cutrísima y bizarra película dirigida por un tal Don Hulette, con una ambientación que da mucha pena, unos actores que avergüenzan al AAAA (Associated Actors and Artistes of America), un guión menos elaborado que el pollo frito, una BSO que recuerda a las de las cintas pornográficas y un Chuck Norris empaquetado en unos auténticos action jeans, con unas botas texanas y una camiseta amarilla la mar de graciosa. Lo único interesante de todo este conglomerado de despropósitos es el retrato del juez, interpretado por un secundario solvente como George Murdock, conocido por sus papeles en series como Ironside o la más allegada The Dukes of Hazzard.




domingo, 4 de diciembre de 2011

La boda de mi mejor amigo

2.5*

Después del éxito cosechado con la coproducción franco-australiana La boda de Muriel, P.J. Hogan se lanza a la arriesgada empresa de rodar otra comedia sobre una de las aspiraciones máximas de cualquier Bridget Jones: casarse. Así, una buena parte del engranaje profesional de Hollywood (László Kovács en la fotografía, BSO de James Newton Howard, canciones de Burt Bacharach) se pone en marcha para dar como resultado una comedia por encima de la media que, casi casi, llega a mantener una sonrisa constante en el espectador aunque no ofrezca momentos espectacularmente ingeniosos. Además, entretiene con un aceptable guión y soprende por sus correctas interpretaciones. A destacar, sobre todo, ese juego de acentos y formas de expresión que define a los personajes y que es tan típica de las películas USAmericanas. Por otro lado, el papel de Rupert Everett es tan memorable que se tuvo que modificar el final original para que su personaje cerrara la película.



Reservoir Dogs

3.5*


En 1992, Quentin Tarantino ofrecía su tarjeta de presentación al público mundial, rodada en poco más de un mes. Lo que iba a ser una película más del floreciente cine independiente usamericano, se transformó rápidamente en una auténtica película de culto, con una enorme influencia en el cine posterior. Las razones: la intervención inestimable de Harvey Keitel como promotor y como protagonista del film, por un lado, y una visión personalísima, idiosincrática, de hacer cine basándose en el mismo cine, por el otro. Además, el paso triunfal por varios festivales de cine durante los años 1992-1993, que adjudicaron un mediático aval a la calidad y originalidad del producto. Sobre la base de una cinefilia impenitente (pulida gracias a su trabajo en el mega videoclub Video Archives, de Manhattan Beach), Quentin Tarantino presentó, con esta imperfecta película de serie negra, las características fundamentales de lo que se transformaría en la marca registrada de la casa: una deconstrucción narrativa al servicio, paradójicamente, de una visión tradicional de la trama; el saqueo permanente de recursos cinematográficos ajenos (en este caso, de Sergio Corbucci, por ejemplo); un respeto incondicional por el cine de género a base de intentar trascender sus propios límites; homenajes intertextuales constantes a la historia del cine; el diálogo constructivo entre las imágenes y la BSO (compuesta, en su mayor parte, por canciones elegidas por el propio director); una exquisita intuición para la selección y para la dirección de actores; una elegante e irreverente concepción del guión, con unos diálogos realmente convincentes, a consta de parecer muchas veces insignificantes e, incluso, ridículos; y, por encima de todo, una visión icónica del lenguaje y de la puesta en escena fílmicos, que transforma el visionado de sus películas en una experiencia pulp además de cool. Para sublimar y enmascarar todas estas características, respectivamente, Tarantino rodaría, años después, sus dos postmoclásicas obras maestras, Pulp Fiction y Jackie Brown.



viernes, 2 de diciembre de 2011

Los cuatro hijos de Katie Elder

3*

Con una sólida carrera como director de westerns, Henry Hathaway dirigió esta película en 1965 con la sombra del John Ford de Centauros del desierto y del Howard Hawks de Rio Bravo justo a su espalda. Rodada con el característico e impresionante Panavisión y con una fotografía de lujo del muy peckinpahiano Lucien Ballard, Los 4 hijos de Katie Elder cuenta la historia de cómo una auténtica -pero continuamente ausente- madre coraje (en el sentido brechtiano del término) consigue encarrilar las vidas de sus cuatro vástagos, en una ciudad (Clearwater) dominada por el vulgar cacique local. Y todo ello, simplemente, con el recuerdo, la influencia y la admiración que despertó en sus vecinos y amigos. A su vez, la historia les sirve en bandeja a John Wayne, Dean Martin y a sus otros dos hermanos, la excusa perfecta para el desarrollo de una venganza anunciada. No se trata del mejor de los westerns rodados por Hathaway (sin duda, ese honor lo ostenta Valor de ley) pero sí estamos ante un excelente relato épico acerca de cómo los hombres pueden reinventarse a sí mismos y acerca de cómo tienen, hasta cierto punto, el destino en sus manos. La siempre conmovedora música de Elmer Bernstein pone el contrapunto perfecto a cada una de las etapas de la historia.



jueves, 1 de diciembre de 2011

Los santos inocentes

4*

En la España de los años sesenta del siglo XX, una familia de campesinos vive y trabaja en el cortijo de unos caciques aristocratizados, a cambio de un mísero sustento y con la contrapartida de padecer, constantemente, la humillación y el desprecio propios de una sociedad elitista, inmisericorde y egoísta. Mario Camus adaptó la novela homónima del gran escritor vallisoletano, Miguel Delibes, para narrar una grandísima historia de sometimiento físico y moral, en una España reciente con la que muchos espectadores no se quieren sentir identificados. Sin embargo, tanto el contexto histórico como el argumento son dolorosamente verosímiles y, por eso mismo, desgarradores, atrozes. Hay que destacar al plantel de actores, francamente en estado de gracia -especialmente Alfredo Landa, Francisco Rabal y Juan Diego-, y la música del original compositor Antón García Abril -el creador de la icónica cabezera de El hombre y la tierra-. La película puede ser leída como una radiografía del franquismo, entendido como un cáncer dominante y represivo.