martes, 28 de febrero de 2017

Mis 5 imprescindibles de Terence Fisher:


-       Extraño suceso (1950).
-       Drácula (1958).
-       El perro de los Baskervilles (1959).
-       El collar de la muerte (1962).
-       Frankenstein creó a la mujer (1967).

El consejero (Aka The Counselor)

2*

Mano a mano entre el irregular Ridley Scott  y ese genio de las letras USAmericanas que es Cormac Mcarthy, estamos ante un auténtico despropósito cinematográfico, una historia innecesaria y mal contada. Como escribió Peter Travers en la Rolling Stone, “El consejero es una monótona reflexión sobre el capitalismo en forma de thriller sobre el comercio de la cocaína en la frontera Tex-Mex”. Aunque el principal problema del film consiste en desarrollar una galería de vacuos y absolutamente prescindibles personajes que tienen, además, una psicología y una verborrea que no les cuadra en absoluto. El otro gran error de la cinta es un ritmo pausado, cuasi tarantiniano, cuasi literario, alrededor de conversaciones muy sutiles que contrastan negativamente con la sordidez y con la tremenda frivolidad del mundo que retrata y que rodea la historia. Además, al propio Scott se le nota bastante perdido a la hora de poner en escena el guión de Mcarthy. Por no hablar de los caricaturescos actores que ponen rostro a los desenfrenos de la historia (Penélope Cruz, Javier Bardem, Michael Fassbender o Cameron Díaz, todos están horribles). 

¡Agáchate, maldito! (Aka Giù la testa)

3.5*

No es exactamente un Western. Es, más bien, un western histórico, nada menos, ambientado en esa compleja y extrañísima revolución mexicana, que tan querida fue para el llorado Ambrose Bierce, tal y como cuenta Carlos Fuentes en su novela sobre el gringo viejo. Estamos ante la segunda parte de la segunda trilogía que compone la filmografía de su admirado creador y ante todo un canto nostálgico a las propias ideas marxistas de su director, Sergio Leone. En el reparto, dos caras conocidas, James Coburn y Rod Steiger, asombrosamente fagocitados por sus personajes. En pantalla, una historia compleja sobre la traición (sujeto típico del género), sobre todo tipo de traiciones, narrada en dos líneas temporales (una de ellas meidnate flashbacks), y replea de ideales sociales y de escenas de lucha política. En el plano del significado, la elección de Villegas es la idea principal del film: solo cuando se cree realmente en la justicia y en la igualdad, uno está dispuesto a morir. Como corolario, Leone desliza un “segundo beso” al final de la película. Una obra mutilada hasta la extenuación pero que, aún así, conserva todo su explosivo poder de atracción. Por cierto, en la partitura alterna varios motivos musicales, compuestos por el gran Ennio Morricone, entre épicos, románticos y dramáticos. Y como curiosidad, hay un corte que luego sería remodelado y actualizado por el propio compositor para su maravillosa soundtrack de Los intocables de Eliott Ness.

La novia del diablo (Aka The Devil Rides Out)

2*

Dos amigos relativamente recientes, el Duque de Richleau (Christopher Lee) y Rex Van Ryn (Leon Greene), un trasunto del tándem Holmes/Watson, averigüan que un joven bajo su protección está siendo absorvido por una secta dedicada a la magia negra y a cuyo frente se encuentra Mocata (Charles Gray). A partir de ese momento, todos sus esfuerzos irán encaminados a proteger al joven y a desmantelar dicha secta. Una de las últimas películas del maestro Fisher y, a pesar de varios aciertos, una frustracion en toda regla. En primer lugar, por el guión de Matheson, basado en la novela ocultista del pro-nazi de Dennis Wheatley, y que chirría en muchos aspectos, desde el diseño de algunos de los personajes hasta la escritura de los diálogos pasando por algunas incoherencias argumentales. En segundo lugar, por la plomiza dirección de Fisher, falta de ritmo y pobre en recursos. En tercer lugar, por las interpretaciones, francamente mediocres y algo estereotipadas. En cuarto lugar, por la música de James Bernard, por momentos grotescamente cargante y algo chirriante también. A su favor, sin embargo, hay que nombrar la luminosa y nítida fotografía de Arthur Grant de y la puesta en escena de algunas secuencias, especialmente de interiores. Seguro que a José María Latorre sí que le gustaba este film.

La princesa del Nilo (Aka Princess of the Nile)

3*

En plena Alta Edad Media, los beduinos intentan conquistar Egipto, sometiendo a su población y a sus mandatarios. Sin embargo, la princesa Shalimar (Debra Paget) se resiste, haciéndose pasar por la bailarina Taura, la reina del Tambourine, para poder así informar a sus conciudadanos de las intenciones del Rama Khan (Michael Rennie). A su lado, contará con la ayuda del príncipe Haidi (Jeffrey Hunter), el hijo del Califa de Bagdad. Una muestra de cine clásico de aventuras, rodada sin ningún interés histórico pero con ese sentido de lo maravilloso propio de una época que ya ha pasado a la historia: el Hollywood de los cuarenta/cincuenta. Pasadizos, duelos con espada, secretos de palacio, bailes impíos, apasionados amores, una trama de disputas encontradas y lucha por el poder… En fin, todo lo necesario para pasar una buena tarde al calor del Technicolor. Además, Debra Paget, en uno de sus pocos protagónicos, está realmente cautivadora, en un papel que Fritz Lang intentaría resucitar, con éxito, en su díptico sobre la bailarina Seetha (fusionados en un solo film por la AIP para el público USAmericano de matinée). El mismo año de su estreno, vería la luz otro de los clásicos del cine de aventuras de todos los tiempos, la nervuda y entretenidísima El Príncipe valiente, en la que Paget también tenía un hermoso papel.

Il profumo della signora in nero (Aka The Perfume of the Lady in Black)

3.5*

Ernesto Gastaldi ha escrito que un giallo no es un thriller, ni una historia detectivesca, ni una película de suspense o un film de horror… pero que puede ser cualquiera de estas cosas. O bien, todas a la vez. Esto es, precisamente, lo que le ocurre a este oscuro y maldito giallo italiano, protagonizado por la hipnótica Mimsy Farmer (que acababa de trabajar con Argento en Cuatro moscas sobre terciopelo gris), rodada, al parecer, en solo 8 semanas y una obra maestra en toda regla. Sin ningún punto de contacto con la novela de Gaston Leroux de mismo título, Francesco Barilli construye una atmósfera de paranoia traumática terrible, a base de múltiples detalles y simbologías, a plena luz del día, en exteriores, pero también en los maravillosos interiores donde se desarrolla la trama, estupendamente fotografiados por un tal Mario Masini, con un estilo y una iluminación que recuerdan a los de los maestros Dario Argento y Mario Bava. Conviene no revelar nada del argumento, un tanto hitchcockiano, porque se puede revelar la sorpresa brutal que supone el visionado del film pero sí que se puede adelantar que la película es tremendamente barkeriana y polanskiana… Así que atención al terrible y apocalíptico final (un final, por cierto, que recuerda al de Escalofrío, de Carlos Puerto).

lunes, 27 de febrero de 2017

Desaparecida (Aka Spoorloos)

3.5*

El film original holandés, pergeñado por George Sluizer, y sobre el que se basó el remake USAmericano de mismo título (¡sí, ese de la novia que desaparece en la gasolinera, protagonizado por Kiefer Sutherland, Sandra Bullock y Jeff Bridges, y en el que el novio se dedica "miles de años" a intentar saber el paradero de su amor). La verdad es que estamos ante una magnífica película de misterio y suspense que, además, puede llegar a ser muy absorbente (siempre y cuando no se conozca la historia, claro). La película está correctamente interpretada, despliega un sabia dosificación de la angustia (y de los sustos) y desarrolla un magnífico retrato de una de las principales enfermedades sociales: la sociopatía, en sus dos vertientes. Los habitantes de los EE.UU. y de sus colonias culturales habrán visto el remake pero conviene ver la obra original, sin ninguna duda.

Reflections of Murder

2.5*
Una de las más interesantes (y fieles) adaptaciones de la famosa novela de Boileau y Narcejac sobre la que se basó la obra maestra de Clouzot, Las diabólicas. En este caso, estamos ante un telefilm del gran John Badham, con los rostros de Sam Waterston, Tuesday Weld y Joan Hackett en los papeles protagonistas. El argumento es por todos conocido pero conviene destacar que el film cuenta con una ambientación, una fotografía y un guión que acercan la trama a las estructuras del cine de terror. Por cierto, en la banda sonora podemos escuchar varios cortes adaptados del clave bien temperado de J.S. Bach, una música que siempre ha sido muy apropiada (y muy utilizada) para crear climas de suspense intelectual. En fin, una película maravillosa aunque, sin duda, se trata de una obra poco original y poco arriesgada.
 

miércoles, 15 de febrero de 2017

Mis 5 imprescindibles de Emma Suárez:


-       Bajo las estrellas (2007).
-       La ciudad de los prodigios (1999).
-       La ardilla roja (1993).
-       La blanca paloma (1989).
-       1919, crónica del alba (1983).

Trilogía del terror (Aka Trilogy of Terror)

2.5*

Telefilm de episodios, en la línea de Cuentos Asombrosos (1985), Pesadillas (1983) o En los límites de la realidad (1983), con la diferencia de que es de 1975 y está dirigida por un director tan poco conocido como eficiente, el gran Dan Curtis, poseedor de una filmografía prodigiosa en el marco del cine fantástico y de terror (Las cintas de Norliss, Pesadilla diabólica o Vientos de guerra así lo atestiguan). Las 3 historias están protagonizadas por Karen Black, una actriz tan imperfecta como icónica y convincente, y todas ellas están basadas, nada menos que, en relatos del conocido y respetado Richard Matheson. Mientras el segundo corte es bastante mediocre, el primero y el tercero son dos historias bastante imprevisibles, interesantes y muy bien rodadas. El propio director rodaría una segunda entrega de historias de terror, aunque ya en la década de los noventa.

 

Pistola de clavos (Aka The Nail Gun Massacre)

2*
 
La película comienza de forma abrupta: una mujer es violada por una pandilla de obreros. Así, chinpum. Al poco tiempo, curiosamente, un desconocido disfrazado con un traje de camuflaje militar, con un casco de moto y con una pistola de clavos, comienza a eliminar, uno a uno, y sin misericordia, a todos los violadores implicados en la escena del comienzo, con resultados funestos. Una producción serie Z, repleta de fallos de todo tipo, rodada con muy poca profesionalidad y con unas interpretaciones tan horribles como los mismos crímenes. Aunque, en parte, el producto se redime por su carácter sanguinolento así como por su macabro sentido del humor. Sin embargo, es un curioso slasher, a la zaga del Viernes 13 de Cunningham y de tantas otras simpáticas bazofias de comienzos de la ultraconsevadora década de los ochenta.  Es decir, un clásico de videoclub en toda regla.


Vanishing Point (Aka Punto límite: cero)

3.5*

En una cultura como la USAmericana, que se ha levantado gracias a grandes epopeyas viajeras y a enormes desplazamientos de personas, y que, en la actualidad, ha desarrollado una forma de vida basada casi primordialmente en el coche (y en sus más diversos accesorios), no es de extrañar que exista casi todo un género dedicado al mundo del motor, en sus más variadas formas (coches, motos, camiones, carreras, persecuciones, accidentes, etc.). Entre este tipo de películas, hay un señalado énfasis en una forma de vida basada en el viaje, como si la cultura no pudiera echar raíces. De hecho, existe esa genuina tradición USAmericana de las road movies, en particular, de esas películas de persecuciones entre buenos y malos, entre proscritos y agentes de la ley, como Dirty Mary Crazy Larry, Gone in 60 Seconds, Thunder and Lightning, Return to Macon County, Two-Lane Blacktop o Electra Glade In Blue. En el caso de esta película, y desde el punto de vista narrativo, Sarafian opta por contar una road movie nihilista, mediante una presentación y un flashback, una especie de version del cuento de Ambrose Bierce, Suceso en el Puente de Owl Creek. Estamos ante un film extraordinario, un canto a la libertad y a la individualidad de un pueblo que, como los pollitos de Llueve sobre mi corazón, ha terminado por vivir estabuladamente. Una de las obras maestras del género en la irredenta década de los setenta, con más capas de significado que muchos films con más renombre.

Vestida para matar (Aka Dressed to Kill)

3*

Un argumento inverosímil y rocambolesco, a imitación del de Hermanas, y a medio camino entre el suspense hitchcockiano y el giallo argentiano, que se transforma en el típico ejercicio de estilo de De Palma, saturado de sus constantes marcas de la casa, como el plano de profundidad o “lente partida” (también conocido como split diopter shot), una planificación extraordinaria (atención a la escena en la comisaría), cámara subjetiva (como la escena en el museo), unos movimientos del tomavistas tortuosos como la propia trama y, todo ello, con algún momento realmente grandioso (como la escena del ascensor). La película es tramposa y el suspense relativo, ya que el espectador ágil se dará cuenta del quid de la cuestión más pronto que tarde. En todo caso, un film estimable, que cuenta con una interesante intepretación de Michael Caine, un entregado y sensual protagonismo de Angie Dickinson y con las personalas caracterizaciones del gran Dennis Franz y de la gran Nancy Allen, que ya colaboró con el director en su obra maestra, Carrie, y volvería a hacerlo en la más interesante Impacto. En las cuerdas, como casi siempre, el herrmanniano Pino Donaggio.