Un argumento inverosímil y rocambolesco, a
imitación del de Hermanas, y a medio
camino entre el suspense hitchcockiano y el giallo argentiano, que se
transforma en el típico ejercicio de estilo de De Palma, saturado de sus
constantes marcas de la casa, como el plano de profundidad o “lente partida” (también
conocido como split diopter shot),
una planificación extraordinaria (atención a la escena en la comisaría), cámara
subjetiva (como la escena en el museo), unos movimientos del tomavistas
tortuosos como la propia trama y, todo ello, con algún momento realmente
grandioso (como la escena del ascensor). La película es tramposa y el suspense
relativo, ya que el espectador ágil se dará cuenta del quid de la cuestión más pronto que tarde. En todo caso, un film estimable, que cuenta con una
interesante intepretación de Michael Caine, un entregado y sensual protagonismo
de Angie Dickinson y con las personalas caracterizaciones del gran Dennis Franz
y de la gran Nancy Allen, que ya colaboró con el director en su obra maestra, Carrie, y volvería a hacerlo en la más
interesante Impacto. En las cuerdas,
como casi siempre, el herrmanniano Pino Donaggio.
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