miércoles, 15 de febrero de 2017

Vestida para matar (Aka Dressed to Kill)

3*

Un argumento inverosímil y rocambolesco, a imitación del de Hermanas, y a medio camino entre el suspense hitchcockiano y el giallo argentiano, que se transforma en el típico ejercicio de estilo de De Palma, saturado de sus constantes marcas de la casa, como el plano de profundidad o “lente partida” (también conocido como split diopter shot), una planificación extraordinaria (atención a la escena en la comisaría), cámara subjetiva (como la escena en el museo), unos movimientos del tomavistas tortuosos como la propia trama y, todo ello, con algún momento realmente grandioso (como la escena del ascensor). La película es tramposa y el suspense relativo, ya que el espectador ágil se dará cuenta del quid de la cuestión más pronto que tarde. En todo caso, un film estimable, que cuenta con una interesante intepretación de Michael Caine, un entregado y sensual protagonismo de Angie Dickinson y con las personalas caracterizaciones del gran Dennis Franz y de la gran Nancy Allen, que ya colaboró con el director en su obra maestra, Carrie, y volvería a hacerlo en la más interesante Impacto. En las cuerdas, como casi siempre, el herrmanniano Pino Donaggio.


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