martes, 28 de febrero de 2017

¡Agáchate, maldito! (Aka Giù la testa)

3.5*

No es exactamente un Western. Es, más bien, un western histórico, nada menos, ambientado en esa compleja y extrañísima revolución mexicana, que tan querida fue para el llorado Ambrose Bierce, tal y como cuenta Carlos Fuentes en su novela sobre el gringo viejo. Estamos ante la segunda parte de la segunda trilogía que compone la filmografía de su admirado creador y ante todo un canto nostálgico a las propias ideas marxistas de su director, Sergio Leone. En el reparto, dos caras conocidas, James Coburn y Rod Steiger, asombrosamente fagocitados por sus personajes. En pantalla, una historia compleja sobre la traición (sujeto típico del género), sobre todo tipo de traiciones, narrada en dos líneas temporales (una de ellas meidnate flashbacks), y replea de ideales sociales y de escenas de lucha política. En el plano del significado, la elección de Villegas es la idea principal del film: solo cuando se cree realmente en la justicia y en la igualdad, uno está dispuesto a morir. Como corolario, Leone desliza un “segundo beso” al final de la película. Una obra mutilada hasta la extenuación pero que, aún así, conserva todo su explosivo poder de atracción. Por cierto, en la partitura alterna varios motivos musicales, compuestos por el gran Ennio Morricone, entre épicos, románticos y dramáticos. Y como curiosidad, hay un corte que luego sería remodelado y actualizado por el propio compositor para su maravillosa soundtrack de Los intocables de Eliott Ness.

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