miércoles, 15 de febrero de 2017

Vanishing Point (Aka Punto límite: cero)

3.5*

En una cultura como la USAmericana, que se ha levantado gracias a grandes epopeyas viajeras y a enormes desplazamientos de personas, y que, en la actualidad, ha desarrollado una forma de vida basada casi primordialmente en el coche (y en sus más diversos accesorios), no es de extrañar que exista casi todo un género dedicado al mundo del motor, en sus más variadas formas (coches, motos, camiones, carreras, persecuciones, accidentes, etc.). Entre este tipo de películas, hay un señalado énfasis en una forma de vida basada en el viaje, como si la cultura no pudiera echar raíces. De hecho, existe esa genuina tradición USAmericana de las road movies, en particular, de esas películas de persecuciones entre buenos y malos, entre proscritos y agentes de la ley, como Dirty Mary Crazy Larry, Gone in 60 Seconds, Thunder and Lightning, Return to Macon County, Two-Lane Blacktop o Electra Glade In Blue. En el caso de esta película, y desde el punto de vista narrativo, Sarafian opta por contar una road movie nihilista, mediante una presentación y un flashback, una especie de version del cuento de Ambrose Bierce, Suceso en el Puente de Owl Creek. Estamos ante un film extraordinario, un canto a la libertad y a la individualidad de un pueblo que, como los pollitos de Llueve sobre mi corazón, ha terminado por vivir estabuladamente. Una de las obras maestras del género en la irredenta década de los setenta, con más capas de significado que muchos films con más renombre.

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