sábado, 31 de agosto de 2013

Mis 5 actores sin Oscar imprescindibles:


-       Kirk Douglas.
-       Peter O’Toole.
-       Cary Grant.
-       Charles Chaplin.
-       Vincent Price.





Un tipo serio (Aka A Serious Man)

3.5*

Exceptuando Fargo, la grandeza de los hermanos Coen parece que se condensa en sus obras menores, como Barton Fink, El hombre que nunca estuvo allí o Quemar después de leer. Obras como Muerte entre las flores o El Gran Lebowski, pagadas de sí mismas, denotan un estancamiento de ideas, un estilo manierista y una narración enrevesada (continuamente entorpecida y estirada hasta el ardor), que hacen sonrojar al espectador habituado a su filmografía. Algo parecido a lo que ocurre con los dos volúmenes de Kill Bill de Quentin Tarantino. Por su parte, Un tipo serio es la película más extraña de su carrera, por intenciones, por temática y, por supuesto, por resultados. Una película de fuertes resonancias filosóficas pero con un sutil sentido del humor y una naturaleza enigmática que, ciertamente, no será del agrado de todo el mundo. Una película arriesgada en el contenido y muy atractiva en la forma, con una fotografía muy cuidada (obra del gran Roger Deakins), tanto como la puesta en escena, la ambientación y, por supuesto, los personajes, convincentemente interpretados por un conjunto de excelentes actores. Una película que comienza y termina con dos secuencias crípticas, irresolubles, como críptico es también el desarrollo de la acción y, sobre todo, el significado que los Cohen pretenden otorgar al film, como si de un cuento de Kafka se tratare. De hecho, la obra ahonda en esa incerticumbre propia de los tiempos que corren. Por otro lado, hay múltiples referencias a la religión y a la cultura judía, algo que va facilitando la comprensión de una buena parte de la historia y de los acontecimientos que se suceden, como la referencia al disco Abraxas de Santana (un término gnóstico para referirse a Dios) y la negativa del protagonista a adquirirlo: de esta manera, los Cohen parecen querer decir que el pusilánime, despistado y sufrido protagonista rechaza a Dios. Así, la película parece encaminarse hacia algún tipo de explicación aunque simplemente nos retrate a un tipo que quiso ser serio y que nos hizo reflexionar y sonreír con sus calamidades




Hondo

3*

En tiempos del presidente Ulisses S. Grant, los blancos incumplen un tratado con los apaches, lo cual (como es natural) les enfurece. Por otro lado, Hondo Lane (John Wayne), un vaquero medio indio, conoce a una mujer (una estupenda Geraldine Page) y a su hijo en un rancho en mitad de la nada: el apego nacerá entre los tres personajes. Por tanto, la trama mezcla la historia personal, la vida de frontera y el desarrollo irrenunciable de la USAmerica en expansión, en lucha con los indios. Todo lo cual está en la estupenda novela original de Louis L'Amour, editada por la incansable Valdemar. La dirección de John Farrow es dinámica, rápida, pasan muchas cosas y están muy bien contadas. Además, hay una cierta sabiduría mezclada con la fiereza y la rudeza propia de la vida de frontera. Las escenas de acción son creíbles, especialmente la batalla final (entre polvo, caídas y tiros), apoyadas por varios planos rodados en 3D. Tiene una parte intimista junto con una doméstica, muy interesante y no del todo típica, donde Wayne ejerce como padre y como granjero, en la línea de Raíces profundas. Si bien es verdad que durante toda la película se muestra un cierto respeto por la figura del indio, al final de la historia se da por descontado que a los apaches se les va a exterminar y Wayne espeta “lástima, una forma de vida desaparece. Y era buena”. Y punto, con esa indiferencia festiva del vencedor blanco que tan crudamente ha relatado Cormac McCarthy en Blood Meridian.



jueves, 29 de agosto de 2013

Sr y Sra Smith (Aka Mr and Mrs Smith)

2*
Dos asesinos profesionales se enamoran y se casan sin que el uno conozca la verdadera identidad del otro, hasta que un día reciben la misión de eliminarse mutuamente. Sr y Sra Smith, además de ser un remake de un telefilm de 2007, es como una versión de El honor de los Prizzi meclada con Mentiras arriesgadas y, pese a que pretende ser cool y sofisticada, resulta mucho más burda y esquemática que la película de Cameron (compárese, si no, la escena del tango en ambos films). La película abunda en situaciones absurdas e imposibles, en escenas estereotipadas e increíbles y en secuencias que pretenden ser adrenalíticas pero acaban aburriendo de pura previsibilidad. Ademas, ni la dirección (de Doug Liman) ni el guión están tampoco a la altura del precedente (se retardan las escenas de acción; hay diálogos de anuncio de máquina de café). Pero es que aquí no finalizan las críticas puesto que la pareja protagonista, para la cual está elaborada esta boutade, no tienen ni garra, ni química ni gracia alguna, en especial esa barbie de saldo que es la hija de Jon Voight (que ni es buena actriz ni tiene más de 3 planos hermosos). Finalmente, la capacidad de llegar al gran público es inversamente proporcional a la sutileza psicológica y emocional de los personajes: Brad Pitt se ha puesto el traje de machote romántico; Angelina Jolie lleva el vestido de mujer independiente y despegada, a la que muchas mujeres quieren parecerse sin por ello renunciar al sueño americano (boda de blanco, matrimonio convencional, casa residencial, dos coches y todas las demás pamplinas del american way of life). Para terminar de redondear el fiasco, la película es larga, tan larga que no faltan espectadores que sueñan con que uno de los dos protagonistas tenga éxito en su misión.



miércoles, 28 de agosto de 2013

Iron Man 3

2.5*

Nietzsche comentaba que el mundo no se puede tramar como un drama sino como una tragedia aunque el cine de Hollywood parece empeñarse en contradecir esta inteligente observación del filósofo alemán. Cosas de la industria del entertainment, habrá que suponer. En esta ocasión, después de la agradable sorpresa que supuso Iron Man y del fiasco de su secuela, Shane Black orquesta un telefilm de superhéroes, con una cierta influencia de Tom Clancy y con más autocomplacencia de lo normal. Esta entrega de Iron Man estira la franquicia metálica en todas sus direcciones, dilantando casi todos los tópicos sobre los que se construye esta esquina del mundo Marvel (los lujos, las ingeniosidades y las inseguridades del millonario protagonista; terroristas intentanto castigar a Occidente; un envidioso alter ego con complejo de inferioridad; unos efectos especiales al servicio de una frenética trama; chicas enamoradas revoloteando alrededor del protagonista; tecnología de alto copete; momentos para todas las edades y para todos los públicos, etc.) pero los multiplica por 3 y, por tanto, cae en la autoparodia (más trajes invencibles, etc.). Sin embargo, Robert Downey jr sigue demostrando que es un actor excelente, ya sea interpretando a uno de los iconos del cine mudo, Charles Chaplin, ya sea poniéndose en la piel de Tony Stark. La película cuenta con una divertida aparición del siempre convincente Ben Kingsley (aquí en un papel realmente adecuado, tanto a su físico como a su hermosa voz), con otra del otrora prometedor Guy Pierce y con una última de la bellísima e inteligente Rebecca Hall. Como un cuento de navidad, el film narra una historia acerca de los fallos que cometemos y de cómo, casi siempre en la ficción, podemos intentar corregirlos. Esta es la parte de la moraleja que, sin duda, haría sonreír a Nietzsche pero que es marca de la casa de Disney, la co-productora.




jueves, 22 de agosto de 2013

La maldición de los Bishop (Aka Let's scare Jessica to Death)

3*

Rara avis del género fanta terrorífico USAmericano pero con algunos puntos de contacto con varias producciones de la época (finales de los sesenta y comienzos de los setenta), en particular con La noche de los muertos vivientes de George Romero, Imágenes de Robert Altman y La reencarnación de Peter Proud de J.L. Thompson. Además, presenta una idea seminal que sería reutilizada por la saga de Viernes 13 aunque el argumento de base parece extraído de Carmilla, del escritor irlandés Sheridan Le Fanu. Una mujer sale de un psiquiátrico y se traslada a una casa de campo familiar con su marido y un amigo. La intención es recuperarse pero pronto comenzarán a surgir apariciones. El director, John Hancock, consigue una atmósfera realmente inquietante sobre la base de una historia que acierta al intentar confundir al espectador entre la realidad y la fantasía, entre la pesadilla y el sueño, entre la cordura y la locura, para lo cual cuenta con una apropiada fotografía, nostálgica y ominosa, unos personajes perturbados y unas interpretaciones desasosegantes. La dirección y el montaje están un tanto descuidados pero el resultado final sorprende por su consistencia y personalidad.




Ciudad de ladrones (Aka The Town)

2.5*

Un thriller convencional, que mantiene claras relaciones con la trama de Heat, de Michael Mann, pero pasado por el tamiz fenomenológico de los barrrios bajos bostonianos, tan dura y convincentemente retratados por el Clint Eastwood de Mystic River y por la serie The Wire (Baltimore, en realidad). Sin embargo, el film tiene algo y ese algo es Rebeca Hall. Y la presencia de Pete Postlethwaite. Y la aparición de Chris Cooper. Lo demás (historia, diálogos, dirección, montaje, música e interpretaciones) sigue el ritual de lo habitual, como dirían Jane’s Addiction, aunque con algo más de oficio y convicción que el previo trabajo del director, Adiós pequeña, adiós (también ambientado en Boston). Por cierto, Ben Affleck nunca deja de hacerse guiños a sí mismo en escenas y en secuencias claramente narcisistas.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Detour (Aka El desvío)

3.5*

Edgar G. Ulmer, uno de los artistas alemanes que tuvieron que huir del régimen nazi, recaló en Hollywood y dirigió un buen puñado de películas de serie B. Unos años antes, en 1932, había participado con Billy Wilder, los hermanos Siodmak y Fred Zinemman en un estupendo documental que les abrió la puerta de los estudios cinematográficos en Alemania: Hombres en domingo. Una de sus obras más conocidas de su etapa USAmericana es, quizás, esta película, que lleva el extraño y atractivo nombre de Detour. La historia trata sobre un pianista desencantado que, de viaje a Los Ángeles desde Nueva York, sufre una serie de catástrofes y giros del destino por intermediación de una misteriosa mujer que resulta ser una auténtica femme fatale. La trama tiene una primera parte tipo road movie y otra segunda rodada en el interior de un motel pero la supervivencia del film se debe a la deconstrucción del sueño americano que propone, como ha destacado Paul Cantor, algo que ya estaba en la novela original de Martin Goldsmith. Por otro lado, lo interesante de la historia es el pulso férreo con el que Ulmer urde la trama, presenta a los personajes y desarrolla la tensión, dejando poco tiempo (o ninguno) para el aburrimiento, para la duda o para la reflexión. Como el protagonista, que cuenta en voz en off sus vicisitudes, el espectador sabe que tendrá que pensar sobre lo que está viendo cuando apareza el The End. En definitiva, una notable y curiosa producción, que está muy bien montada y que fue realizada al margen de la ostentosa política de estudios de la época. De hecho, como el mismo Ulmer ha declarado, la película parece que fue rodada en menos de una semana. Por cierto, hay un remake reciente, de 2013.



jueves, 15 de agosto de 2013

Mis 5 imprescindibles de Ashley Judd:


-       Ruby en el paraíso (1993).
-       La pasión de Darkly Noon (1995).
-       El coleccionista de amantes (1997).
-       Come Early Morning (2006).
-       Bug (2006).


miércoles, 14 de agosto de 2013

Big Fish

4*

Auburn es una típica ciudad universitaria de Alabama, en el condado de Lee, que está rodeada de bosques, granjas, jugadores de fútbol americano, fraternidades, iglesias y un Walmart. Oliver Goldsmith dijo de ella que era “the loveliest village of the plains” y, actualmente, es una de las ciudades USAmericanas mejor consideradas en terminos de calidad de vida. Cosas curiosas tiene el mundo, sí señor. Daniel Wallace, un escritor de Birmingham (que está a unas 50 millas de Auburn), es conocido por su libro de 1998 Big Fish: A Novel of Mythic Proportions, que ha sido adaptado al cine por Tim Burton en 2003 y que se desarrolla integramente en Auburn (aunque las localizaciones de la película estén en otras ciudades de Alabama). Burton consigue uno de sus mejores trabajos con esta compleja y mágica historia que mezcla realidad y fantasía de una forma maravillosamente bien conseguida (cl punto álgido podría ser Spectre, la ciudad imaginaria). Además, Burton puntualiza con correción todos los temas morales del texto original, especialmente el de la reconciliación de un hijo con su padre, interpretados con asombrosa entrega y convicción por Billy Crudup y Albert Finney, respectivamente, aunque es Ewan McGregor el que consigue dejar la impresión más duradera en el corazón del espectador con su interpretación de Ed Bloom (el personaje de Finney de joven). Burton consigue vertebrar con madurez y eficacia toda la riqueza estética y visual que necesita la historia (mil y un elementos extraídos de los cuentos de hadas) con los engranajes y recovecos de una trama sorprendente, emocionante y muy bien elaborada. Big Fish es una magnífica muestra de cómo un director sobrevalorado puede hacer una excelente película cuando contiene sus delirios visuales y los somete a una buena historia (como hizo con Eduardo Manostijeras y con Ed Wood).





lunes, 12 de agosto de 2013

Yakuza

4*

Harry Kilmer (Robert Mithcum) debe viajar al Japón para ayudar a un viejo amigo suyo, George Tanner (Brian Keith), a recuperar a su hija, secuestrada por los Yakuza a causa de un negocio truncado. Una vez en el país del sol naciente, Kilmer contará con la colaboración de Tanaka Ken (Takakura Ken), un ex gángster reformado que trabaja dando clases de Kendō. Sobre la base de un cotizadísimo guión de Paul Schrader (un autor obsesionado con la culpa, la expiación y fiel devoto de Yukio Mishima), Sydney Pollack moldea un vigoroso pero contenido thriller que desarrolla una fibrosa historia de chantajes, mentiras y deudas morales, protagonizada por un puñado de personajes atormentados y donde hay, además, un gran espacio para el honor y el deber, tan propios de la cultura japonesa. De hecho, en El crisantemo y la espada, Ruth Benedict subraya la importancia del Giri para la sociedad nipona: “Giri is hardest to bear”. Y el Giri es algo que se debe a alguien, una cadena que uno mismo decide llevar por respeto y dignidad. Pollack salpica el metraje de sólidas escenas de acción en las que, como un resorte escondido, salta y explota una cruel pero hermosa violencia contenida. Pero también hay espacio en Yakuza para las emociones y el amor. Por otro lado, un efecto probablemente no deseado es que no haya espacio para la renovación, puesto que todas las víctimas de la trama son jóvenes. Hay que destacar, sin duda, la maravillosa BSO de Dave Grusin así como la fotografía del experimentado Kozo Okazaki (el de Tiranía o el de Inn of evil), un operador que, curiosamente, trabajaría en El reto del samurai, de John Frankenheimer, donde aparecen juntos Scott Glenn y Toshiro Mifune. La influencia de este film se puede rastrear hasta en la hiper esteticista Black Rain.




domingo, 11 de agosto de 2013

Expediente Warren (Aka The Conjuring)

3*

El cine contemporáneo vive una situación paradógica: es extremadamente consciente de su pasado pero tiene que resultar original en el presente. Este es el contexto en el que podemos situar a The Conjuring, el último film de James Wan, el creador de la saga Saw. La historia reúne varias excusas argumentales extraídas de múltiples clásicos del terror (especialmente de The Haunting, La leyenda de la casa del Infierno, Terror en Amityville, Al final de la escalera y Poltergeist), a los que se añaden diversos lugares comunes del cine de horror de las dos últimas décadas (Posesión infernal, Magic, House, una casa alucinante, El sotano del miedo y Arrástrame al infierno), mezcladas, finalmente, con la moda reciente sobre posesiones demoníacas. Pero está todo envuelto con un gusto y una profesionalidad muy alejadas de las producciones de las que esta película es deudora. De hecho, Expediente Warren no es que no tenga tópicos, es que los tiene todos pero los enlaza y se mueve entre ellos con la suficiente inteligencia visual (en este sentido, el trabajo de cámara y la planificación son magníficos) y determinación para transformar este Expediente X en un compendio actualizado sobre el cine de casas encantadas y exorcismos varios (un compendio similar al de La mujer de negro o The Cabin in the Woods, aunque sin sus componentes metaficcionales). Wan ofrece una narración clásica, que avanza comedidamente, tomándose su tiempo, y que está lustrada con una detallada ambientación setentera (como la que podemos encontrar en Zodiac, por ejemplo). Además, Wan no asusta al espectador de forma gratuita, ni utiliza la BSO tramposa o ilegítimamente. Sin embargo, a la postre, la película resulta inócua, alejada de la revulsión física y moral con la que el reciente cine francés de terror nos está acosando (véase el caso de Martyrs) e, incluso, de las oscuridades lovecraftianas al estilo de In the Mouth of Madness, la obra maestra de John Carpenter. Por eso, estamos hablando de la que, con seguridad, es una de las películas de terror para toda la familia más dignamente realizadas de los últimos años. En este sentido, las connotaciones religiosas (además de dar empaque y solidez ghostly al producto) se muestran muy apropiadas a la visión USAmericana del mundo. Por cierto, los actores están correctos, nada más.