Un joven mata accidentalmente a su madre el día del
cumpleaños de su propio padre. Cuando éste se entera, se vuelve loco. Años más
tarde, el ya crecidito matricida, vuelve a la casa donde ocurrió tamaño
desastre, con unos amigos de la universidad. Uno a uno, son salvajemente
asesinados por su vengativo padre, que ha perdido el
norte definitivamente y que utiliza todo lo que tiene a su alcance, de una forma harto imaginativa. Un slasher a
la sombra de Viernes 13 (1980) y otros
subproductos del momento, sin nada que añadir al subgénero salvo horrendas
interpretaciones, cierto erotismo inesperado, efectos especiales de la época, un
poco de gore, BSO cutrísima (con un par de hits de segunda B incluidos), montaje
abrupto y unas cuantas escenas bastante vergonzosas (típicas, por
otro lado, de la ultraconservadora década de los ochenta). Al perpetrador de
tamaña hazaña (un tal Buddy Cooper) le retiraron la licencia en los 50 estados
y no se ha vuelto a saber de él.
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