domingo, 8 de julio de 2012

Las aventuras de Jeremías Johnson

3.5*
Hay dos formas de hacer un alegato sobre la libertad y la vida en la naturaleza: sin concesiones o con ellas. Sidney Pollack rodó estas aventuras de la primera de esas dos formas (como hizo Sidney Hayers en The Trap, Kurosawa en Dersu Uzala y Sean Penn en Hacia rutas salvajes), para contar la historia de un viaje interior, el del protagonista. Jeremiah Johnson (Robert Redford) es un soldado de la Unión que, acabada la Guerra Civil y cansado de la civilización, se adentra en las Rocosas para intentar vivir en comunión con el lado salvaje pero hermoso de la realidad. En los inicios de su aventura, trabaja como trampero, conoce a varios personajes de las montañas y, posteriormente, construye una cabaña donde intenta echar raíces con una familia ad hoc, hecha de retazos circundantes. Sin embargo, poco a poco, va adentrándose en una venganza despiadada contra una tribu india. De las innumerables virtudes del film, hay que resaltar especialmente la fotografía de Duke Callaghan (muy similar a la de El camino de la venganza, también dirigida por Pollack), la interpretación del propio Redford y el guión del siempre inquieto John Milius (quien, por cierto, rescataría alguna idea para su Amanecer Rojo). Feroz alegoría sobre el valor de la individualidad humana (con sus egoísmos y sus necesidades), uno de los pilares sobre los que se ha levantado el país de las oportunidades. Por cierto, al parecer, del guión escrito por Milius, solo se rodó un 60%.




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