jueves, 25 de julio de 2013

Hurlyburly (Aka Descontrol)

3*

En el Macbeth de Shakespeare, al comienzo del primer acto, varias brujas están reunidas en un aquelarre. Una de ellas espeta que “When the hurlyburly’s done/when the battle’s lost and won:”. A lo que otra bruja afirma: “That will be ere set of sun”. Tras la conmmoción de la batalla, sin duda, vendrá la calma. Aunque esa calma vuelva a ser provisional y aparente. Anthony Drazan lleva a la pantalla un texto de David Rabe, basado en el misterio de ese término utilizado por el bardo universal, y transforma una comedia negra en un drama desolado y oscuro, como el futuro de sus protagonistas, inmersos en varias crisis, personales, sentimentales y laborales. En el Hollywood de finales de los noventa, una serie de personajes que comparten piso y/o amistad llenan sus vacías vidas con drogas, alcohol, sexo y conversaciones pseudofilosóficas sobre el sentido de la vida, la amistad y el amor. El lenguaje, en estas conversaciones, parece escurrir su capacidad comunicativa, dando la razón al aviso que contenía La carta de Lord Chandos. La gente no se entiende, la gente no se escucha, la gente no tiene nada que decir salvo a sí mismos. El problema con esta historia era ¿cómo pasar a imágenes una obra de teatro tan densa, una obra que, por otro lado, había disfrutado de un merecido éxito en escena? La respuesta es sencilla: si bien la dirección no es particularmente imaginativa o creativa, tanto el guión como los actores sí que son magníficos, magnéticos, salvajes e incómodos. Por su parte, Sean Penn, Chazz Palmintieri, Robin Wright, Kevin Spacey, Anna Paquin, Meg Ryan y Garry Shandling entregan unas convincentes y veraces interpretaciones. En particular la de Penn, que consiguió la Copa Volpi en Venecia.




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