Producción de bajo presupuesto que Steven Spielberg transforma en un blockbuster Hollywoodiense en toda
regla, llevando a las salas de todo el mundo un refrito de varias historias de
aventuras, especialmente de seriales de TV de los cuarenta y cincuenta (Secret Service in Darkest Africa), de Las minas del Rey Salomón, de la
película francesa El hombre de río y de
El secreto de los Incas. De hecho, el
propio personaje de Indiana Jones tiene en el papel de Charlon Heston un
evidente antecedente y no solo por la forma de vestir o por su personalidad dual
(profesor de día, arqueólogo/aventurero de noche). En todo caso, conviene
recordar que la imagen final de “Indi” se debe al diseño visual de Jim
Steranko. Además, Spielberg cita/copia mil y un planos, escenas y encuadres de
otras películas de aventuras, transformano así En busca del Arca perdida en una película cinéfila en la que la
única novedad de relieve es la introducción de las pasiones esotéricas y
ocultistas de los nazis, siguiendo las obras de Jacques Bergier y otros pícaros.
Más allá de las censuras y reprensiones de esta PastillaCrítica, estamos ante una obra icónica y un éxito
comercial sin precedentes, que daría pié a tres secuelas más y que está
excelentemente rodada y montada. Igualmente, despliega una fotografía grandiosa
del gran Douglas Slocombe. Por cierto, en Indiana
Jones y el templo maldito, la primera continuación de esta película,
Spielberg también copiaría una escena mítica de otro film, El legado del diablo,
donde un cuasi zombie R.G. Armstrong extrae un corazón palpitante en una
truculenta y satánica orgía de venganza.
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