El musculado Hércules de Reg Park
tiene un fin de semana para descansar, tras su última aventura en tierras de la
pérfida Antinea, pero su prometida está perdiendo el Norte y ha de bajar al
Hades para buscar una piedra de la memoria con la que deshacer el entuerto.
Como escribe Martin Scorsese en la imprescindibe All The Colors of the Dark, de Tim Lucas, Mario Bava no es un buen
narrador. Sin embargo, es muy bueno usando la luz, las sombras, el color, el
sonido, el movimiento y la textura para arrastrar a sus espectadores al sueño
visual que están presenciando. En este sentido, aunque el argumento pretende
rozar el terror (incluso con la presencia del gran Christopher Lee) y se queda
en lo sobrenatural, en lo mítico, Bava despliega algunos de sus más admirados
trucos de titiritero, en esta secuela de La
conquista de la Atlántida: entre ellos, los juegos lumínicos, las texturas
de color y el realce de los decorados. Una maravilla sensorial que hará las
delicias de los seguidores del péplum, en particular, y del fantástico en
general, sean o no culturistas o bodybuilders cinéfagos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario