lunes, 7 de septiembre de 2015

J. Edgar

3*
Como en Entrevista con el vampiro, un viejo John Hoover dicta sus memorias a un mecanógrafo. Para ello, ha de rememorar sus acciones y experiencias pasadas, trayendo al presente la compleja vida de un hombre que puso su vida entera al servicio de un patrioterismo infantil y de un conservadurismo hipócrita y banal. Al frente del FBI, John Edgar Hoover, racista y obsesivo, hizo muchas cosas pero casi ninguna loable, por lo menos no desde el punto de vista moral (sí desde el punto de vista criminológico, por ejemplo). Como el personaje es tan minusválido (desde el punto de vista personal) y repugnante (desde el punto de vista ético), resulta extraño que Clint Eastwood ruede un biopic tan sutil como, a la postre, secretamente laudatorio de una figura tan controvertida como el autor de la caza de brujas, por citar solo una de sus polémicas lindezas. Es como si hubiera hecho una biografía de Henry Kissinger (sic). Aunque toodo se andará, ya que ya se ha hecho una de la insolidaria Dama de Hierro (sic). Habrá que esperar un tiempo para saber qué piensa realmente el viejo “hombre sin nombre” de estos ídolos de la raison d’État republicana y neoliberal. En todo caso, una cosa parece clara: los matizados recursos retóricos y fílmicos, esa fotografía gris, verdosa, claro-oscúrica así como esa BSO, entre patética y nostálgica, están puestos al servicio de una narración intrincada que complejiza al personaje contextualizando decenas de situaciones y de personajes históricos. Y eso se agradece. Porque enseña. Sin embargo, por lo demás, estamos ante un escalón más en el último esfuerzo del director de Carmel por traer al presente a los héroes de la historia reciente USAmericana, siguiendo el mandato del viejo John Ford de El hombre que mató a Liberty Valance. De esta forma, el Eastwood anciano parece como la Némesis de Oliver Stone.

2 comentarios:

  1. Interesante pastilla. A mi en su momento me gustó la película. El personaje real en sí es otra cosa. Muchos se verán influenciados por lo que transmite esta película. De allí la responsabilidad del director cuando decide hacer un biopic. Es una especie de película histórica y, para muchos, la única fuente de información sobre aquello. Sería curioso saber hasta dónde nuestros conocimientos sobre la historia vienen de las películas y hasta dónde estamos convencidos de saber cosas que resulta que provienen de las imágenes de una película. Hollywood sabe mucho de propaganda. Una vez leí un artículo sobre las diferencias entre los que vemos en algunas películas históricas y los hechos. De todas formas, un biopic siempre hace parecer los personajes históricos más humanos.

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  2. Querido Anónimo: muchísimas gracias, por supuesto, por tus palabras y por tu comentario. La verdad es que hay estudios sobre la forma en que el cine configura nuestra visión del pasado. El estudio de Pierre Nora así lo hace con el caso de Francia. Pero convendría estudiar más detalladamente la forma en que la educación, la TV o las películas configuran nuestras representaciones colectivas sobre determinados acontecimientos y/o personajes del pasado. Zineface agradece mucho tus puntualizaciones y comentarios, con los cuales está muy de acuerdo. Gracias de nuevo, por tanto. Saludos y mucho ánimo para tu propio biopic.

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