viernes, 8 de abril de 2016

Holocausto caníbal (Aka Cannibal Holocaust)

1*

El padre y la madre de casi todo el cine reciente sobre found footage, este film de Ruggero Deodato explota sin rubor ni conmiseración ninguna el morbazo de una buena parte de los espectadores cinematográficos, a la vez que muestra el cruel espíritu que hay detrás del colonialismo Occidental (incluso de su acercamiento antropológico al mismo). De hecho, los documentalistas son una panda de cabrones en toda regla. Deodato, además, introduce escenas de sexo, sacrificios y desmembramientos reales de animales (una tortuga, varias serpientes, monos, un cerdo salvaje), todo tipo de secuencias desagradables, crueldades varias, etc., y todo ello acentuado por una BSO que dramatiza y subraya todo lo que las imágenes muestran. A la postre, lo que el espectador contempla no es plato de buen gusto ni educa de ninguna manera. ¿Cine de denuncia? ¿Cine auto complaciente sin valor? ¿Obscenidad? Es verdad que la obra juega a la ambigüedad y que, al incluir, varios puntos de vista sobre los hechos, se desliza hacia la metaficción, recalcada por ese “todos somos caníbales” final. Pero una cosa no se puede olvidar. Desde el punto de vista ético, cuando una película muestra (y se recrea en) la muerte gratuita de animales, traspasa el límite de lo razonable, pisoteando la dignidad animal, y, por tanto, transforma el resultado en un insulto a la razón y en una vergüenza para la empatía humana. Todas las demás consideraciones (estéticas, técnicas, interpretativas, etc.) no pueden estar por encima de la vida, por muy humilde que ésta sea. 

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