sábado, 7 de mayo de 2016

El oso (Aka L'ours)

3.5*

Jean-Jacques Annaud es uno de los directores franceses más valientes de las últimas décadas. Ha tocado casi todos los géneros y ha rodado casi todas las historias, aunque un elemento común a todas ellas es su arrojo a la hora de afrontar los proyectos más arriesgados. Comenzó su filmografía con una película sobre la prehistoria, que se ha convertido en un film mítico, En busca del fuego. Un film de 1981 que ha resistido muy dignamente el paso del tiempo y que se mantiene incólume a su poder corruptor. Es verdad que, con anterioridad, Annaud había rodado dos obras previas (El cabezazo y La victoire en chantant) pero sería con ese retrato de la vida antropoide, en los orígenes de la humanidad, con la que se daría a conocer. Acto seguido vendría su exitosa adaptación de la novela de Umberto Eco, El nombre de la rosa, de 1986. Y, 2 años después, estrenaría El oso, un feroz pero emotivo retrato de la vida salvaje en las espectaculares montañas de la British Columbia (aunque, en realidad, la película fue rodada en Los Alpes), protagonizado por un osezno cuya madre ha muerto por un desprendimiento de rocas en un panal de abejas. Annaud consigue que el espectador se emocione con las peripecias del pequeño animal, que parece seguir con fidelidad el arco argumental y que, por supuesto, no necesita diálogos para comunicar su estado de ánimo ni sus pensamientos. Estamos ante una versión adulta y conservacionista de las películas de Disney protagonizadas por animales, por lo menos las que Disney ha estrenado desde Bambi. Atención a la escena en la que el osezno se “reecuentra” con su madre (sic.). En Dos hermanos, Annaud volvería al cine rodado con animales, con una calidad similar.


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