Ahora que Valdemar acaba de publicar
una hermosísima edición de El castillo de los Cárpatos (la gran novela medio
gótica de Julio Verne), merece la pena rescatar esta surrealista, paródica y
cómica versión de la cinematografía Checa, repleta de ese humor absurdo y
bonachón, propio del país, y de esa maravillosa creatividad y sentido de lo
fantástico, especialmente en la construcción de una imaginería bizarra que
termina siendo muy apropiada a la película. Una delicia para los sentidos y
para la inteligencia, que sigue la trama de la novela en lo fundamental (con
esa historia de vampiros "cinéfilos" y operísticos de fondo), que
agrada con su ambientación y con su neblinez steampunk, que fascina con su originalidad en la puesta en escena y
que asombra, en definitiva, a cualquier tipo de espectador. Un auténtico
descubrimiento.
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