viernes, 19 de abril de 2013

Demencia (Aka Buio Omega)

2*

Frank Wyler es un joven rico y un taxidermista en sus ratos libres. Un día, tras la muerte de su amada, se propone sacarla de su tumba y embalsamarla pero las cosas se complican cuando un trabajador de una morgue y un coleccionista se entrometan en sus extrañas aficiones. Como única ayuda para sus correrías sádicas cuenta con la perversa ama de llaves, una especie de enfermiza figura materna. Joe D’Amato firma una historia de obsesiones malsanas y mórbidas, más allá de la muerte, con la sombra de E.A. Poe flotando por toda la trama, así como de la demencia que las acompaña, rodada en esa cutrez de Telecolor de la época pero con algún que otro acierto visual. En este sentido, la película recuerda a Macabro o a Nekromantik. El film no es un auténtico desastre, ni en su planificación ni en su montaje pero sí que es verdad que la historia (calcada a la de El tercer ojo de Mino Guerrini) se podría haber contado en muchos menos minutos puesto que casi cada escena se extira de forma protocolaria (es decir, sin motivo ninguno). La verdad es que la película parece un conglomerado de excusas para el despiece y la charcutería más gratuita, aunque algún que otro plano, algún que otro encuadre, algún que otro giro argumental van manteniendo cierta atención. Por otro lado, sin miedo a suscitar el debate, lo más destacable del film puede que sea la BSO de Goblin y eso que, musicalmente, está muy alejada de esa maravilla sónica con la que perfumó Rojo profundo, la obra maestra de Dario Argento.

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