sábado, 28 de junio de 2014

Solo el cielo lo sabe

4*

Una mujer viuda de clase media se enamora de su vitalista jardinero pero el corsé socio-familiar le impiden abandonarse a su nuevo amor. Con un comienzo que recuerda al del film Hoy como ayer, el “príncipe del melodrama”, Douglas Sirk empieza a despuntar en el análisis de la clase media USAmericana de los cincuenta y en la crítica de su opresiva forma de vida burguesa, atiborrada de convenciones, prejuicios y deseos frustrados, por lo que deja poco espacio para el desarrollo personal, especialmente para las mujeres. En este sentido, no está de más nombrar la crítica brechtiana de la burguesía europea o el despiadado análisis de Peter Gay en La experiencia burguesa, un estudio de las costumbres de clase desde la reina Victoria a Sigmund Freud. Solo el cielo lo sabe es un melodrama prototípico, ya que, siguiendo a Sidney Lumet, el melodrama es una teatralidad sobreelevada, que hace plausible lo increíble, como en esta película, aunque sin llegar a las cotas de delírio e inverosimilitud de Obsesión. A propósito, esta película se titula originalmente All that Heavens Allows y, curiosamente, el género ha sido recuperado por Todd Haynes en la magnífica Lejos del cielo. Por otro lado, Jane Wyman ya había interpretado el papel de viuda en No estoy sola, de Curtis Bernhardt (1951), donde llenaba su vacía vida ocupándose de niños huérfanos. Por último, sobre el genio de Sirk, son imprescindibles sus conversaciones con John Halliday, así como el conjunto de ensayos de Ángel Faretta sobre el “melo”, La pasión manda

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