sábado, 13 de diciembre de 2014

Surcos

3.5*

Una familia de pueblerinos se traslada a la capital en una España autárquica regida por la supervivenvia, la amoralidad y el estraperlo. En cuanto llegan y se instalan en una corrala de Lavapiés, cada miembro del clan debe echarse a la calle para ganarse el pan y, sobre todo, los cuartos. Junto con Los peces rojos, la otra obra maestra del realizador José Antonio Nieves Conde, quien (inspirado por Zavattini y sobre un minucioso guión co-escrito por Gonzalo Torrente Ballester, en el que se entrecrucan varias historias), levanta un retrato neorrealista de ese Madrid de miseria y picaresca que tan bien describió el Camilo José Cela de La colmena, el Luis Martín-Santos de Tiempo de Silencio o el Ignacio Aldecoa de Espera de tercera clase. La película tiene un magnífico nivel técnico-artístico, algunas secuencias de extraordinaria modernidad (como la escena del humo del tren, al final, o ese par de escenas de rápido montaje) y constituye una panorámica coral del tipo de vida que llevaban los españoles al comenzar la década de los cincuenta. Probablemente no se escribió y se rodó con un objetivo profético pero, como dice la sabiduría popular, de aquellos barros estos lodos.

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