martes, 3 de febrero de 2015

Habla, mudita

1.5*

No basta con que Coppola grabe un sacrificio ritual, de impactante salvajismo, en su mítica Apocalyse Now; o que Michael Haneke mate un cerdo en El video de Beny o una gallina en Caché (Escondido); o que el enfant terrible del cine francés, Gaspar Noé, se adentre en un matadero de caballos en Carne, como ya había hecho años antes Georges Franjú en La sangre de las bestias. No, además de estos ejemplos, algunos directores españoles también pisotean la dignidad que tienen todos los seres vivos para dar rienda suelta a su más que dudable creatividad artística y para rodar, además, bazofias pseudo intelectuales y pseudo sociológicas. Es el caso del sobrevalorado Manuel Gutierrez Aragón y, en concreto, de Habla mudita, una película que pretende ofrecer una radiografía sobre las dificultades del lenguaje y de la comunicación y lo que hace es mostrar las confusiones sobre el tema del propio director. El planteamiento tampoco es novedoso ya que presenta a un hombre, José Luís López Vázquez, que se esfuerza por entender y por comunicarse con una pastora cántabra, un bon sauvage femenino que, naturalmente, ha de ser mudo. Aquí, aparecen y se multiplican las metáforas y los posibles significados, aunque la película hace poco por clarificarlos. En definitiva: una infamia fílmica y moral que no analiza medianamente nada, que ni siquiera entretiene, que desaprovecha la profesionalidad de sus actores y que, además, en un mundo más civilizado, sería considerada un delito.

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