Nimia película de terror
italiana, perpetrada por Bruno Mattei con su alias USAmericano (Herik Montgomery) y protagonizada por la ignota Monica
Seller. La creadora de un comic titulado Dark
Doctor sigue la pista de los asesinatos de un cruel criminal que parece
inspirarse en su creación. Justo en plena efervescencia de Dylan Dog, el creador de Apocalipsis
caníbal escarmienta a un público aburrido de giallos con una trama mil veces vista, nulísima creatividad
narrativa, diálogos de MHYV, escenas de relleno a tutiplén, efectos especiales propios
del primer curso de una academia de maquillaje, música de sintetizador ebrio, anti-actores,
en fin… La gloria bendita del adolescente incauto y completista de la época pero,
vista ahora, no pasa de ser un film
mediocre y chapucero, obra de un director todoterreno con más ganas que logros.
Como curiosidad comparativa, el mismo año de su estreno, John Carpenter
entregaba a la historia del cine una de sus más robustas obras maestras. Y, por
cierto, aunque el título lo sugiera, no tiene nada que ver con la obra maestra
de Georges Franju.
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