viernes, 21 de febrero de 2014

Los valientes andan solos (Aka Lonely are the Brave)

3.5*

John W. Burns es un vaquero que gana unos dólares cuidando vacas aquí y allá. Al enterarse de que un amigo suyo ha sido encarcelado en un polvoriento pueblo de Nuevo México, por ayudar a unos espaldas mojadas, decide acercarse a echarle una mano. Sin embargo, no consigue convencer a su amigo para que se fugue de la cárcel con él por lo que debe huir de la policía del condado. El sheriff (Walter Mathau) comenzará a perseguirle y, poco a poco, se transformará en una cacería. David Miller firma uno de sus mejores trabajos como director, con una dirección solvente y sobria aunque no exenta de personalidad, con una grandísima interpretación del trío protagonista (los mencionados más una jovencísima y magnífica Gena Rowlands), un guión elegante y áspero de Dalton Trumbo y, por último, una magnífica BSO de Jerry Goldsmith, en uno de sus primeros scores para el cine. Además, el semi olvidado Philip Lathrop borda su trabajo con la cámara, fotografiando espléndidamente tanto los interiores como los espacios abiertos. Una película que comienza con humor (lo que recuerda a Cactus Jack) pero que, tras los créditos, se vuelve indómita porque refleja las dificultades de adaptación a la vida moderna de una parte del pueblo USAmericano. Finalmente, el film guarda similitudes con Vidas rebeldes, estrenada solo un año antes, aunque su planteamiento es más radical que la crepuscular Junior Bonner y que La pradera sin ley. En este sentido, el argumento contrasta la vida tradicional, basada en una concepción profesional del trabajo y la fidelidad, con el convencionalismo de la vida modena, absurda, mediocre y despersonalizada. Lo más curioso del film es que tiene algunas de las semillas cinematográficas que luego germinarían en obras como Acorralado, del gran Ted Kotcheff. Por su parte, Kirk Douglas despierta todas las simpatías con un personaje hecho a medida de su enorme personalidad y carisma. 

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