jueves, 20 de agosto de 2015

El supersheriff (Aka Chissà perché... capitano tutte a me)

2.5*

Debería estudiarse la razón por la cual el cine de Bud Spencer y Terence Hill gozó de tanta popularidad a finales de la ominosa década de los setenta y comienzos de la ultraconservadora década de los ochenta. Al menos 5 o 6 de sus películas fueron auténticos blockbusters. Igual es la misma razón por la que, inmediatamente, su cine fue sustituido por el del ex gobernador de California y antiguo Mr. Universo. O, un poquito después, por el cine de los Michael Dudikoff, los Jean-Claude Van Damme, los Steven Seagal o los Jason Statham. Lo que parece claro es que la filmografía de los dos actores italianos tiene casi los mismos ingredientes que la obra de Charles Bronson o Chuck Norris, por ejemplo. Pero, eso sí, es un cine dirigido específicamente al público infantil, más que a un público adulto. Como lo sería durante los años noventa el cine de Jackie Chan. La receta de la casa es que a una historia de acción light, al estilo Equipo A, siempre se le añade alguna moraleja moral o ética. En este sentido, estamos siempre ante una americana pero à la italiana. Michel Lupo agarra al secundario de Argento, el gran Bud, y lo deja caer, por segunda vez, en un pequeño pueblo de Arizona, convertido en un estoico sheriff. Con la ayuda de un crío extraterrestre y de las gentes torticeras del propio pueblo, consiguen neutralizar una especie de invasión militar robotizada, a base de galletazos con la palma abierta y de mamporrazos con el puño cerrado. El espectador actual sonríe con complacencia al presenciar los entrañables diálogos y las simpáticas coreografías pero se le iluminan los ojos al comprobar que, en el film, hay alguna escena tipo Matrix y, además, contiene el germen de Están vivos, por ejemplo. Como todas las películas de Bud Spencer, habrá que esperar al final para poder presenciar una pelea multitudinaria: auténtico jolgorio para ver en familia.

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