viernes, 13 de enero de 2017

Passion

2.5*

¿Hay alguna película reciente para youtubers, influencers, fashion victims, bloggers de moda y demás ralea frívola y trivial? Pues sí, hay muchas. Y casi todas son una mierda. Por eso, es interesante toparse con esta obra de Brian de Palma, un director que tiene algunos de los mejores ejercicios de estilo del cine de género reciente (como Hermanas o Vestida para matar) e, incluso, alguna obra maestra (como Atrapado por su pasado) pero que lleva un par de décadas de capa caída (salvo algún que otro blockbuster light de encargo, como La dalia negra). El regreso al cine de de Palma es una recreación de la película de Alain Corneau, con  Ludivine Sagnier y Kristin Scott Thomas. Estamos ante un film con un sentido estético realmente lustrado (inconfundible obcecación del cine del siglo XXI) y con una galería maravillosamente rica de recursos cinematográficos (incluyendo el típico plano del director así como la división de pantalla). De Palma domina el lenguaje fílmico, de eso no hay duda. Las interpretaciones son maravillosas, hay muchos vestidos, cochazos, zapatitos, muebles de interior, gadgets tecnológicos, peinados y todas esas cosas que engatusan al superficial, como ese inconfundible ambiente de oficina, estúpido y tramoyista, de las últimas décadas. Pero también hay mala leche, ambición y mucha passion desbocada y descontrolada, todas esas cosas que hacen ronronear al más adúltero de los espectadores. ¡De hecho, los personajes son tan torvos y retorcidos que hasta fuman! Para terminar de redondear este thriller erótico-giallesco, Pino Donaggio entrega una partitura y de Palma añade cositas semánticamente similares, como el ballet del Preludio de la siesta de un Fauno. No es ni mala ni buena. Si no una variación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario