martes, 31 de enero de 2017

Sufre mamón

1.5*
Manolo Summers pone en imágenes un disco cualquiera del grupo pijo burgués por excelencia de la década de los ochenta en España: los Hombres G. Un grupo que copó las discotecas y las radios de las post movida madrileña, con una música pseudo gamberra de niños de papá (como la de Los Ronaldos o la de Mecano, por ejemplo). Y el resultado es la materialización de uno de los millones de romances superficiales y absurdos de la época, una mezcla de pop coyuntural, cardados de clases medias bajas y aspiraciones juveniles trasnochadas. Una bazofia fílmica (y también musical), en suma, que hará las delicias, eso sí, de múltiples nostálgicos cincuentones recién separados y/o divorciados, pero que, cinematográficamente, deja mucho que desear. Por no hablar desde el punto de vista ético-estético o ético-político. Esta es una de esas PastillasCríticas cuya función fundamental es ahorrar al espectador una excrecencia fílmica, repletita de bandas juveniles, diálogos de encefalograma plano y buena parte de los hits de la banda. Sin embargo, el éxito del grupo, del film y de la post movida pija fué tal que se rodó (y se estrenó) una especie de secuela sentimental.









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