lunes, 14 de enero de 2013

Diabolik

3*

Mario Bava en estado POP. Diabolik (John Phillip Law), un ladrón que podría ser de guante blanco si no fuera por su despreocupación por las vidas ajenas, en la línea de Fantômas, está enamorado profundamente de su bella partenaire (Marisa Mell), y se dedica a robar todo cuanto se le pasa por la imaginación (dinero, joyas), llevando de cabeza al cuerpo de policia y a las autoridades de un país indeterminado. El mundo del hampa se pone de acuerdo con el Inspector Ginko (Michel Piccoli) para frenar los pies de Diabolik, con lo que se multiplican los problemas para nuestro anti héroe. Mario Bava dirige una película que es absolutamente pop(ular) por varios motivos: por la configuración de los personajes (ese Arsenio Lupin con elementos de The Mask, de James Bond y de Batman), por la estructura de la trama (comprensible como una canción de Christy o de Beastie boys), por una planificación y un montaje más cerca del strip cartoon que del cine convencional (no por casualidad, el film está basado en un exitoso cómic italiano de las hermanas Giussani), por su sofisticado erotismo y, finalmente, por una concepción estética excesivamente cercana a varios modelos de uso corriente en determinados subgéneros (en este sentido, por ejemplo, el diseño de producción, sesentero, está francamente alejado de la realidad, por su colorismo, naturaleza kitsch y espíritu psicodélico, con en algunas películas de la saga Bond o similares). Sin embargo, Bava no termina de acertar con el ritmo de la historia, que está lastrado por algunos puntos muertos y bajones, pero sí con el hecho de incorporar al producto una capa de subversión, lo que tumba de inicio todas las críticas que tachan de frívolo al film. Por otro lado, el final acierta tanto por su indefinición como por subrayar un elemento sobrenatural que, hasta ese momento, solo se había sugerido.




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