viernes, 24 de mayo de 2013

Esclava del placer

2*

Como en el clásido de Godard, Una mujer es una mujer, Valeria (Bárbara Bouchet) le pide insistentemente a su marido musicólogo, David (Pier Paolo Capponi), que tengan un hijo. Al no poder tenerlo, la mujer comienza a fantasear que mantiene relaciones sexuales con varios hombres, lo cual termina por materializar. Poco a poco, comienza a abandonar su orden burgués, desarrolla una profunda neurosis y termina por perder la salud mental, por lo que su marido le interna en un sanatorio mental regentado por monjas. La segunda parte del film se desarrolla ahí dentro, en un ambiente de comportamientos y personajes bizarros. Extraña producción de Brunello Rondi, repleto de ese esteticismo malsano y sexual propio de buena parte de la serie B italo setentera, con resultados bastante mediocres. Además, tanto la historia como su presentación no son aptos para todos los públicos, tanto por su faceta sexploitation como por su tremendismo psicopatológico. Por último, convendría recordar su naturaleza metafórica, probablemente inconsciente pero, a la postre, sintomática de una época que estaba a mitad de camino entre el conservadurismo de la década y las nuevas libertades aparecidas al calor de la primera crisis importante de las sociedades postindustriales. Aunque, por otro lado, en toda la trama parece esconderse una peligrosa moraleja. Por cierto, la música es de lo más estimulante.


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