lunes, 27 de mayo de 2013

Sexo, mentiras y cintas de video

3*

Opera prima de Steven Soderbergh, de 1989, que fue merecedora de la Palma de Oro en Cannes y que abrió el camino, de alguna manera, para la explosión de cine indie de comienzos de los noventa. Con un estilo cinematográfico relativamente personal (una mezcla del cine de John Houston, Alan Rudolph y Robert Altman), Soderberg disecciona diversas frustraciones humanas con la excusa de contar la historia de un grupo de treinteañeros a la deriva. Las frustraciones resultan ser un tanto típicas (incluso respecto de varias generaciones) y, de hecho, parecen un tanto arquetípicas: una mujer felizmente casada pero frustrada sexualmente; su marido, que le es infiel con su cuñada; una cuñada que es una mujer independiente y desinhibida; y un amigo de la universidad con problemas de desamor, impotencia y fetichismos varios (este es, sin duda, el gran acierto del film). Pero la historia arriesga en su planteamiento porque acaba dinamitando uno de los pilares fundamentales de buena parte de la sociedad actual: la mentira del matrimonio de conveniencia. En todo caso, Soderberg no se lanza a un cine hyperlink, que es el que luego practicaría en varias ocasiones (como en Traffic), sino que desarrolla una narración relativamente convencional, aunque con algún flashback/flashforward que queda justificado por motivos dramáticos. Por su parte, las interpretaciones del cuarteto protagonista, espoleadas por el estilo improvisado del director, son magníficas, particularmente la de James Spader. La BSO, para terminar, es acertadamente weird, una mezcla de música electrónica y sonido ambiente (al estilo Brian Eno, como en Crash, de David Cronenberg).

2 comentarios:

  1. Cuando la vi por primera vez me gustó muchísimo. No tanto los temas como el formato y la actuación. Al ver la nota que le has puesto he pensado que realmente no es una película que aguanta bien el paso del tiempo. Yo creo que fue como estos grupos de música que suben como la espuma y luego todos sabemos quiénes son pero nadie les escucha. Yo no la vería una segunda vez. Creo que me aburriría. Con este actor he visto Stargate varias veces, eso sí.

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  2. Efectivamente, ni la trama ni los diálogos han aguantado bien el paso del tiempo (al contrario que algunas historias un tanto absurdas de Alan Rudolph que, gracias a su carácter abstracto, han sobrevivido bastante mejor a sus cumpleaños). Como tú dices, el formato y las actuaciones son, sin duda, lo mejor de esta película. James Spader está también muy bien en Crash, por eso la referencia en la Pastilla Crítica. Y ésta, aun con todas sus imperfecciones, sí merece un segundo visionado. Muchas gracias por tu comentario, Anónimo!

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