domingo, 9 de junio de 2013

Amer

2.5*

Amer, de Hélène Cattet y Bruno Forzani, es un esfuerzo fílmico por resumir y sublimar los elementos más habituales del giallo, especialmente a partir de su manifestación más popular y conocida, es decir, a partir de la obra de Dario Argento. Amer es, por tanto, un giallo abstracto y surrealista que intenta encapsular en su metraje todo un subgénero. Por eso, está repleto de texturas musicales y sónicas, así como de los resortes argumentativos y visuales (de luz y de color) característicos de la forma giallesca de pulsar el miedo. Además, Amer está repleto de imágenes recurrentes en la estética del marido de Daria Nicolodi, en particular de Suspiria, Rojo profundo, Tenebre y Phenomena, aunque también hay elementos de los códigos visuales de la obra de Mario Bava, Francesco Barilli o de Luigi Bazzoni, por poner tres ejemplos: el más respetado, el más oscuro y el más experimental. De hecho, la película está dividida en tres segmentos, protagonizados por tres mujeres de distintas edades y, en cada uno de ellos, prima el espectro de uno de los creadores mencionados. Amer está en la línea, por tanto, de una corriente de nuevos giallo que están invadiendo el mercado europeo con mayor o menor fortuna (como Berberian Sound Studio, de Peter Strickland; Masks, de Andreas Marschall; Last Caress, de François Gaillard y Christophe Robin; Sororal, de Sam Barrett; o Nervo Craniano Zero, de Paulo Biscaia). En todo caso, como divertimento estilístico es una maravilla pero como producto cinematográfico reclama una enorme complicidad del espectador, el cual debe estar acostumbrado a todos los temas y motivos presentes en el film, no para poder disfrutarlo pero sí para poder valorar el enorme esfuerzo de síntesis que han hecho sus creadores.

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