martes, 15 de octubre de 2013

Taxidermia

2*

La segunda película del director de Hipo, György Pálfi, un artista hungaro fuertemente influenciado por la plástica bizarra tipo David Lynch y por el surrealismo balcánico tipo Kusturica. Taxidermia es un puzzle formado por grandes 3 piezas: 3 historias generacionales (abuelo, padre e hijo), que ocupan un tercio del metraje cada una y que, a su vez, conforman una extraña combinación de realismo y fantasía, reflexiones metafísicas y escatología, lucided y absurdo, situaciones cotidianas y momentos extraordinarios, todo ello rodeado de constantes metáforas sobre el sexo y la creación. Aunque al final, parte de su significado se concentra en tres alegorías sobre la naturaleza y función de la Hungría reciente. Pálfi se esfuerza en desarrollar una imagineria visual a la altura del delirio del planteamiento pero, salvo algún momento puntual, no termina de destacar en este terreno. Y es que su estética no llega al nivel de barroquismo desquiciado de buena parte del cine de Jeunet y Caro o de Terry Gilliam, con los que comparte, sin embargo, similares intenciones creativas. Además, la película abusa del uso de las vísceras, animales y humanas, con lo cual su significado termina por confundirse entre la sangre y la carne, entre el delirio y lo grotesco, al contrario que las mejores páginas de Rabelais, autor con el que Pálfi comparte excesos y obsesiones. Complementan el planteamiento ciertas repeticiones, movimientos de cámara imprevisibles y una acusada arritmia narrativa. Por último, una duda existencial ¿por qué a muchos directores que van de originales les da por filmar el descuartizamiento de un animal?



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