lunes, 21 de octubre de 2013

Vidas cruzadas (Aka Short Cuts)

3.5*
 
En principio, no debería resultar difícil adaptar el mundo literario de Carver al cine, teniendo en cuenta su naturaleza visual, su concición narrativa y su gran sensibilidad para los diálogos. La prosa de Carver es la BSO perfecta para los cuadros de Edward Hooper. Sin embargo, la adaptación cinematográfica de sus cuentos requiere una dirección meticulosa, un montaje atento y un control del tempo rítmico al alcance de muy pocos. Eso es lo que propone Robert Altman en este mosaico contemporáneo de la vida urbana en Los Angeles, una especie de lado oscuro del sueño americano, con la gente anclada a sus miserias, a sus frustraciones y a sus procesos vitales, como diría Charles Bukowski. Por otro lado, sin embargo, tanto la técnica cinematográfica como la narración resultan bastante convencionales. Aproximadamente, los primeros 30’ están dedicados a la presentación de los personajes (inicio); las siguientes dos horas desarrollan un buen puñado de dramas ordinarios que se entrecruzan (nudo); y la última media hora se centra en el desenlace de casi todas las tramas abiertas en las dos partes anteriores (final). Altman, por su parte, espolvorea una fina capa de sarcasmo por toda la narración, como si quisiera esconder, desde los títulos de crédito hasta el final, el componente trágico de la vida que retrata. El reparto, coral y heterogéneo (como los mismos personajes), resulta adecuado a la variada fenomenología de caracteres que pululan por la película, aunque no sería injusto destacar el trabajo de TomWaits, Madeleine Stowe y Jack Lemon, entre otros. Para finalizar, Altman casi inaugura todo un filón del cine moderno: las películas caleidoscópicas, el cine poliédrico, las tramas cruzadas (como en Crash, Abajo el telón, 21 gramos o Magnolia, por ejemplo, aunque en ésta última, además, Anderson se somete a la regla clásica de las 24 horas).





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