sábado, 7 de diciembre de 2013

Dredd

2.5*

En 1995, Sylvester Stallone llevó a la pantalla un icono del cómic europeo, el Juez Dredd, una extraña mezcla de Mad Max, Harry Callahan y Robocop. Sin embargo, ni la producción ni el elenco fueron capaces de salvar una película que estaba deficitariamente concebida y rodada, por lo que el personaje quedó a la deriva hasa el año 2012, que ha sido recuperado para la pantalla grande. En este caso, el resultado es un poquito más consistente porque tiene a su favor varios factores: el ambiente lúgubre, proto punk y apocalíptico del cómic original inglés, 2000AD, así como la oscuridad de sus personajes; un diseño de producción limitado pero efectivo (esa Mega-City verdosa como la pantalla de un Spectrum; ese mega edificio costroso como una pantalla de Silent Hill); e, incluso, un Karl Urban que da la talla con el personaje central. Sin embargo, también tiene varios factores en contra: una historia que apunta a la crítica de todo un sistema corrupto pero que, rápidamente, se concentra en las maldades de una traficante sin escrúpulos; una planificación y un desarrollo fílmico propios de un videojuego; una trama que se desinfla a partir de la primera media hora de metraje y que avanza a trompicones entre salvajada y salvajada, sin nada más que añadir que sangre y mal gusto. Por cierto, la estetificación de la violencia y de la muerte podrían verse también como un handicap pero, claro, en este tipo de producciones, ¿qué se puede esperar?



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