lunes, 10 de febrero de 2014

Heat

4*

El teniente Vincent Hanna (Al Pacino) persigue con ahínco al equipo de Neil McCauley (Robert de Niro), un grupo de ladrones sofisticados, en una ciudad envilecida y rodeados, asimismo, de un paisanaje donde no faltan los más atroces depredadores, tanto en las altas esferas (Van Zant) como en las cloacas (Waingro). Michael Mann filma su propio guión de plomo (un guión que ya había rodado en ese borrador de Heat que fue L.A. Takedown), con la ayuda de una fotografía crepuscular de Dante Spinotti, una BSO épica de Eliott Goldenthal y un abultado presupuesto. 60 millones de euros pueden dar para mucho: para firmar 170’ de implacable narración de género, para rodar en más de 95 localizaciones en Los Ángeles, para desarrollar un guión absorvente y trágico, para contratar a un buen puñado de excelsos profesionales y actores, para no tener que deber nada a ninguno de los grandes estudios, etc. Es verdad que la escena de la conversación entre McCauley y Hanna podría haber dado más de sí ya que decepciona un poco, le falta intensidad e ingenio. Es verdad que algún personaje, algún diálogo, alguna escena podrían haber sido eliminados del montaje final. Pero tambien es verdad que la película funciona maravillosamente bien allí donde Michael Mann quería que funcionase: en el retrato abstracto pero apasionado de dos mundos enfrentados —de dos “profesiones” límite, el de los ladrones y el de heat, con sus respectivos códigos de honor—, engarzado en el espacio y el tiempo de una epopeya urbana que se mueve, además, en los límites del thriller y del drama romántico. Aunque, finalmente, todo acaba siendo trágico porque nadie gana nada. Mientras que Amy Brenneman, Diane Venora, Val Kilmer y Jon Voight están perfectamente fusionados con sus personajes y Al Pacino está desbocado, Robert de Niro y Ashley Judd se llevan la película de calle: dos actores como la copa de un pino que, muy a menudo, alcanzan el techo de sus capacidades interpretativas. Todo el mundo recordará a Neil McCauley, ese perfeccionista y solitario ladrón enamorado, y a Charlene Shiherlis, esa madre ex prostituta que solo quiere llevar una vida normal. Ambos actores están maravillosamente comedidos, entregados, convincentes. Y el film les rodea y les quiere aunque, al final, les abandona. 

2 comentarios:

  1. El argumento no es nuevo pero los actores son muy grandes! Una película para recordar. Gracias!

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  2. Una película enorme, en profundidad y en emociones! Gracias a ti, querido Anónimo, por tu comentario.

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