martes, 28 de agosto de 2012

Juegos de guerra

3*

Entretenida intriga juvenil sobre un barbilampiño adolescente (Matthew Broderick), con talento para la informática, que accede accidental y telefónicamente (los antecedentes de Internet) a WOPR, el ordenador central de la defensa de EE.UU., lo que desencadena un conflicto nuclear que solo puede ser desactivado utilizando las mismas habilidades tecnológicas que lo han causada aunque, en todo caso, con la ayuda del profesor Falken (un papel que fue escrito originariamente para John Lennon). Con endebles matices políticos y en el contexto del desmantelamiento de la Guerra Fría (El día después y Testament son del mismo año), la película se ve con agrado puesto que el mensaje (más allá del típico maniqueísmo USAmericano de la ultraconservadora década de los ochenta), es moralmente loable por su antibelicismo, aunque el guión y la materialización cinematográfica adolezcan de casi todos los defectos de la época (estereotipos sociológicos, simplismo ideológico, sexualidad reprimida pero latente, convencionalismos fílmicos varios), además de alargarse hasta casi las dos horas. La escena del comienzo está calcada de un film de Jack Smight, Damnation Alley y la idea del ordenador de defensa que toma el control parece extraída de Colossus: The Forbin Project. El director, John Badham (autor del idioteque setentero Fiebre de sábado noche), volvería a intentar repetir el éxito con Cortocircuito.


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