martes, 26 de febrero de 2013

American gangster

2.5*

Ridley Scott perpetra una de esas vacuidades tan propias del cine Hollywoodiense en la que se glorifica a un canalla a la vez que se maquilla el hecho mostrando algunas pinceladas de crítica social. Y es que, aunque se mencionen, no se abunda en las graves consecuencias sociales del negocio al que se dedica el protagonista ni, tampoco, se subrayan todas las conexiones políticas, militares, policiales y judiciales del tráfico de drogas. En su lugar, Scott filma una larguísima película en la que se ensalza a Frank Lucas (Denzel Washington), un riquísimo e influyente traficante de drogas de la década de los sesenta y setenta, mediante la innoble estrategia de humanizarle (a través de la relación con su familia y con su mujer), dignificarle (mediante la explicitación de su amor y lealtad por los de su estirpe) y transformarle en un as de los negocios (se explica varias veces que vendía heroína de gran pureza a mitad de precio). Además, se describe su carácter humilde aunque se subraya que era así por motivos de supervivencia (si no se hacía notar, nadie se fijaría en él). En todo caso, a nivel fílmico, el guión y la dirección es un refrito de varias historias y de varias películas, especialmente de El padrino, El precio del poder, Serpico y El padrino de Harlem. Y de, por supuesto, Uno de los nuestros. De hecho, el guionista había trabajado con el director neoyorkino en Gangs of New York y Nicholas Pileggi también aparece por los créditos. Podría ser el contra ataque de la Universal al éxito de Scorsese, Infiltrados, de un año antes, aunque es sabido que Scott llegó al proyecto tras el despido de Antoine Fuqua. A su favor, hay que mencionar el trabajo de algunos secundarios así como una resuelta fluidez narrativa, aunque se cae en todo tipo de inconsistencias de guión (la grabación que acusa al protagonista se realiza con un micrófono que está bastante lejos de la conversación que se supone estaba grabando), errores (Rusell Crowe no pudo ser el detective y el abogado acusador) así como anacronismos y fallos varios.

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