lunes, 9 de noviembre de 2015

Harlan County U.S.A.

4*

En 1977, en la ceremonia de los Oscar, la actriz Jane Fonda presentó al público a la legendaria escritora y guionista blacklisted Lillian Hellman. Delante de las gradas del Dorothy Chandler Pavilion, la autora de The Children’s Hour, Little Foxes o La jauría humana presentó el ganador del premio de la Academia al mejor documental. La ganadora fue una jovencísima Barbara Kopple. Los discursos de las tres mujeres son excepcionales, especialmente el de Hellman. Pero el discurso visual por el que Kopple ganó el Oscar sigue en la memoria sentimental de todos los espectadores que hayan visto este honesto documental sobre una larguísima huelga minera, ocurrida en el condado de Harlan, en Kentucky (en la línea de La sal de la tierra o Matewan). Joder, parece una película de ficción pero es un puto documental. De hecho, es una película grabada durante y enfrente de los acontecimientos que retrata y que, por tanto, lanza a la retina de quien la ve la verdad que está ahí delante. Y ello sin renunciar al papel que le corresponde al director: seleccionar los hechos, los participantes, los testigos, los diálogos, las imágenes. Seleccionar todas aquellas cuestiones que van a componer una estructura (en este caso, narrativa y) ficcional, que impone un significado a los hechos. Para ello, Kopple toma partido por un punto de vista, naturalmente, y se compromete con su visión de los hechos (de hecho, el equipo de rodaje vivió y comió con los mineros en huelga). Aunque no silencia las razones y las acciones del otro punto de vista. Pero claro, habrá quien opine que el significado del film, en este caso, está condicionado por la postura de los mineros. Como si el sentido de un acontecimiento no dependiera de a quién se le da la razón. También podría grabarse un documental desde el punto de vista de los capitalistas dueños de la mina. O desde el punto de vista de los matones a sueldo, que son los que intentan reventar strikes y los que asesinan a los huelguistas. Pero entonces, la verdad se hubiera prostituido por ponerse al lado del dinero. Como se pregunta John W. Hevener, “which side are you on?”, a propósito de The Harlan County Coal Miners.

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