lunes, 14 de diciembre de 2015

Muere otro día (Aka Die Another Day)

1.5*

Mediocre, ridícula, una auténtica fantochada. Siempre se ha dicho que las películas interpretadas por Roger Moore eran una parodia de la saga Bond. Pero eso se decía porque se comparaban con las que habían protagonizado Sean Connery y George Lazenby, que eran pulcros productos de entretenimiento, cine de espías que, sin llegar a los dos rombos, se consideraba la versión visual oficial de esa literatura para adultos que producía Sir Ian Fleming. Pues bien, la fase Brosnan es, en general, una degeneración de los elementos bondianos, aunque llevados al paroxismo. El problema es que, además, se hace sin gracia, con una extraña mezcla de elementos light, horterada pseudo tecnológica y mucha sangre. En este caso, Lee Tamahori no consigue sacar el alma a una historia ridícula, con unos personajes entre paródicos, estereotipados y previsibles, unas situaciones absolutamente fantasmales y unos diálogos simplones como esas técnicas para ligar en el lounge de moda de los nuevos ricos. Una pena, la verdad. Porque, aparte de mala, aburre. Lo único destacable es la presencia de Halle Berry. Bueno, y el hecho de que, ya desde los títulos de crédito, con esa BSO execrable, la película te está avisando de por donde van los tiros. Licencia para vomitar. Todo lo demás, todo lo malo, no murió otro día: murió el mismo día del estreno.

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