sábado, 4 de junio de 2016

A la caza (Aka Cruising)

3*

Pocas son las películas que retratan el mundo homosexual y, cuando lo hacen, pocas se atreven a adentrarse más allá del mapa que trazan los sentimientos entre personas del mismo sexo. Por eso, no es de extrañar la polémica que Willian Friedkin abrió con este contundente film de 1980, que retrata de una forma fidedigna una parte del submundo gay neoyorquino, tanto S&M como Leather. Y ello entre finales de la irredenta década de los setenta y comienzos de la ultraconservadora década de los ochenta, los años de la doble moral reaganiana y del VIH. Un candidato a detective (Al Pacino) ha de infiltrarse en dicho submundo para intentar cazar a un cruel y sistemático asesino de homosexuales, a los que apuñala y desmiembra. Como casi toda la obra de Friedkin, la película ha sufrido ciertas amputaciones en el metraje (al parecer, faltan 40’) y, debido a eso, el espectador atento encontrará algunas lagunas, algunas escenas mal interrelacionadas, varias ambigüedades (como el uso de distintos actores para interpretar al asesino), etc. Aún así, y pese al fracaso comercial que sufrió la película, Friedkin se interesó en el tema por diversos motivos y consiguió un tenso, explícito y sórdido thriller físico-psicológico (de ahí la “R” de la MPAA que ostenta), que está ambientado en una parte de la fogosa subcultura gay de Nueva York. Pacino, una vez más, agarra la placa de policía y entrega un personaje creíble y sutil. Por su parte, Paul Sorvino y Karen Allen acompañan a las mil maravillas. La parte artística se complementa con una BSO que recuerda tanto la música como la parafernalia de cuero de los primeros discos de Judas Priest y que, en realidad, son de The Germs, Willy the Ville, Rough Trade

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